Revista Nº47 "SEMIÓTICA "

 

Enfoque teórico y profesional de la traductología: traducción vs interpretación.

                                                             Dr. Kevin Mian

 

Resumen

Este artículo se inscribe en el marco de los estudios de traducción y de interpretación. Tiene como objetos de estudio la traducción y la interpretación, entendidas como actividades profesionales cuyo objetivo es facilitar la comunicación entre individuos y culturas de lenguas diferentes. Aunque tienen manifestaciones diferentes, los hay quienes incurren en el error de asimilarlas. Se trata, pues, de una aportación científica que contesta de forma detenida a la interrogación siguiente: ¿Es traducir interpretar? o ¿es interpretar traducir? El presente artículo nos permite no solo contestar negativamente sino también, y sobre todo demostrarlo, desde un enfoque tanto profesional como teórico. Que se trate de las competencias necesarias para interpretar y traducir, así como las cuestiones teóricas que se plantean, pasando por los procesos que suponen tales prácticas, resulta que la traducción y la interpretación forman un mundo dual.

Palabras clave: traducción – interpretación – traductología – teoría de la traducción – teoría de la interpretación – competencia traductora – competencia interpretadora

Abstract

This paper falls within the scope of translation and Interpreting studies. It is aimed at studying translation and interpreting, regarded as professional activities consisting in facilitating communication between individuals and cultures speaking different languages. Though they don’t share the same characteristics, some people make the mistake of assimilating them. This paper is, thus, a scientific contribution that gives an in-depth answer to the following question: is translating the same as interpreting? or is interpreting the same as translating? Not only does this paper allow us to answer no, but also and foremost to demonstrate it, from both a professional and a theoretical approach. Whether it’s about the competences required for translating and interpreting, or the theoretical reflections that arise, as well as the process such practices get through, translation and interpreting turn out to be part of a dualistic world.

Key words: translation – interpreting – translation studies – interpreting studies – translation competence – interpreting competence


Introducción

Tradicionalmente, la traducción ha sido considerada el objeto de estudio de una ciencia emergente: la traductología. De hecho, esta práctica muy antigua ha ido despertando un interés y experimentando un desarrollo cada vez más creciente durante las últimas décadas, tanto a nivel profesional como científico. Ello se debe no solo a la larga y fecunda historia que ha escrito la traducción sino también al papel que ha desempeñado estos últimos años, en un contexto de mundialización. Los estudios enfocados en esta práctica empezaron por denominarse bajo conceptos de lengua inglesa: translation studies o translatology, de ahí “traductologie” (en francés) y “traductología” (en español). Sin embargo, se ha desarrollado en la sombra de la investigación en traducción estudios sobre la interpretación, que Hurtado Albir (2001) clasifica como una forma particular de la traducción, esto es, una traducción de tipo oral. Es una concepción que se debería relativizar dada la misma naturaleza de estas artes. Al respecto, Daniel Gile (2004:23) expresó una pregunta que planea entre los estudiosos de la interpretación: “Are Translation research and Interpreting research part of the same “Translation Studies”[1]? De serlo, significaría que la diferencia entre el traducir y el interpretar fuera mínima; tan mínima que un estudio acerca de una u otra se valdría de las mismas teorías y los mismos métodos. Ahora bien, esto no es posible por una razón evidente; pues la interpretación (entendida como una operación discursiva oral) y la traducción (entendida como una operación textual) tienen unas características distintas, las cuales influyen en su aproximación científica. Desde luego, nuestra investigación se propone abordar, desde una amplia perspectiva traductológica, estos aspectos diferenciadores de estas dos prácticas profesionales y sus repercusiones teóricas.

1.   Marco teórico-conceptual

Aquí explicaremos los conceptos clave de la investigación. ¿qué se entiende por traducción, interpretación y traductología en el marco de este estudio?

1.1.     De la traducción: el traducir y el traductor

En su definición más estricta, la traducción es, a la vez, una operación y un producto. Como operación, es la actividad intelectual que consiste, partiendo de un texto fuente escrito en una lengua A, el mismo siendo portador de un significado X, en reexpresarlo (el texto fuente), de forma escrita, en una lengua B, retransmitiendo el significado X, con la máxima naturalidad que requiera la lengua a la que se traduce.  El elemento más importante en la traducción es, pues, el sentido del texto que se traduce. La “copia”, a imagen de la fuente, ha de producir el mismo efecto en el receptor o la comunidad receptora. García Yebra (1989) pone énfasis en otro elemento. Citando a Ch. R. Taber y E. Nida, señala:

 “la traduction consiste à reproduire dans la langue réceptrice le message de la langue source au moyen de l’équivalent le plus proche et le plus naturel, d’abord en ce qui concerne le sens, et ensuite en ce qui concerne le style.[2] (García Yebra, 1989: 29)

Yebra concuerda con que la traducción es, antes que todo, cuestión de significado. Además de este valor semántico, señala, como hicieron Taber y Nida, la importancia del estilo. Este es la forma de traducir tal u otra palabra. En efecto, no basta con solo dar con el sentido del texto (que es global), ni con el significado de las palabras (que es específico) sino también encontrar el equivalente que cumpla con la misma función semántica, social y técnica (por si acaso se trata de un texto especializado) en la lengua de llegada, de ahí la naturalidad que subrayamos anteriormente. Y esta naturalidad se puede alcanzar gracias a la elección de un estilo de traducción que consiste en los procedimientos y razonamientos empleados por el traductor para verter la lengua A a la lengua B con fines específicos con los términos más exactos. Como producto, la traducción es meramente el resultado del proceso traductor. En otras palabras, se le llama también “traducción” al texto final en lengua B que es el producto de la operación de traducción.

Ahora, si bien sabemos que la traducción es un proceso que es llevado a cabo por un traductor ¿quién es traductor y quién no lo es? o[3] ¿Qué es lo que no lo es? Cabe precisar que la traducción es una actividad puramente humana. Aquí queremos referirnos a que, a algún programa supuestamente “inteligente”, no se le puede llamar “traductor”. Con la evolución de las nuevas tecnologías, hoy día, rebosan los programas que permiten hacer traducciones en tiempo real. Incluso algunos han llegado a pensar que ya no se necesitan traductores “humanos”. Sin embargo, traductor que no sea humano, no hay. Primero, dichos programas se valen de bases de datos o memorias de traducción en varias lenguas. Pues al ingresar una palabra o una frase, lo que hace el programa es relacionarla con el mejor equivalente que se encuentre en la base de datos, sin que el mismo esté, a la vez, semántica, social o técnicamente correcto. Segundo, las hay que solo “seudotraducen” palabra por palabra; a veces funciona, y otras veces no. Aunque Google Translate sea una herramienta bastante útil para quien quiera saberse cómo se dice esto o aquello en alguna lengua, no es lo suficientemente confiable como para sustituir a un verdadero traductor y realizar una operación que requiere profunda reflexión, experiencia y un tacto de estilo. Estos programas son meramente herramientas cuyo papel es ayudar al traductor. Tocante a quién está habilitado para ejercer profesionalmente la traducción, y quién no, es importante subrayar que depende de una serie de competencias que conforman lo que se denomina Competencia Traductora (CT); esto lo discutiremos más adelante.

1.2.     La interpretación: entre denotación y connotación

Ahora que tenemos definida la traducción, ¿Qué tal de la interpretación? La respuesta a tal pregunta puede parecer evidente en un trabajo como este; pero no lo es. Tan solo en el Diccionario de la Lengua Española (2014), se registran 8 acepciones de la palabra “interpretar”. La primera significación, del vocablo, la denotada, no se refiere a una profesión sino al hecho de intentar descifrar el sentido de un texto o una cadena acústica. Interpretar es darle varios valores semánticos a un texto para discriminar el más exacto o el mensaje que se quiere transmitir. También puede usarse en el ámbito audiovisual; consiste, con base en las acepciones del DLE, en representar una obra teatral, musical, coreográfica o cinematográfica. En el caso de este estudio, interpretar es realizar un esfuerzo intelectual en el que un mediador lingüístico descifra el significado de un discurso (pronunciado una sola vez), en una lengua A, y lo retransmite oralmente en una lengua B, en un lapso de tiempo cortísimo, y con un margen de corrección nulo. Basándose en un estudio de Kade (1968), Pochhäcker (2015) señala la distinción entre interpretación y traducción en estos términos:

interpreting and translation can be defined as distinct from each other, and positioned at opposite ends of the oral–literate continuum.”[4] (Pochhäcker, 2015:199)

En los translation studies[5] se ha a menudo definido la interpretación como una forma de operación traslacional o traductora por vía oral, una traducción oral. Aquí se da una distinción considerando la interpretación como un fenómeno más complejo que una mera traducción oral, y con aspectos que remarcan su diferenciación frente a la traducción estricta y escrita. Además, cabe subrayar un error que se comete a menudo. Suele ocurrir que, en el mundo profesional, al que interpreta se le diga traductor. Es generalmente la denominación que emplean personas no afines a la profesión. Un dato relevante al respecto es que la traducción es más acurada en el significado y en el estilo, mientras que la interpretación es más utilitaria y directa en la retransmisión de la información, de ahí que interpretar y traducir, así como intérprete y traductor no son intercambiables.

 

1.3.     De la traductología: una ciencia interdisciplinar

Según Hurtado Albir (1996): “la traducción es una práctica, un saber hacer; y la traductología es una reflexión teórica, un saber.” Dicho de otra forma, la traductología es la disciplina científica que estudia el proceso y los fenómenos relacionados con la traducción con tal de analizarlos y explicarlos.    La traductología ha evolucionado como una ciencia interdisciplinar debido a las relaciones fundamentales que existen entre ella y otras disciplinas que participan de su desarrollo. En muchas ocasiones, los primeros estudiosos de esta disciplina moderna pusieron énfasis en su relación con la lingüística. La traductología y la lingüística están conectadas por medio de la lengua. En cuanto ciencia que estudia la traducción, la traductología se apoya principalmente en elementos lingüísticos para describir la actividad de traducción, dado que esta se realiza a partir de dos lenguas. Teorizar sobre la traducción supone tener en cuenta todos los constituyentes de las lenguas en contacto: morfemas, palabras, frases, semántica, sintaxis, connotación, denotación, y así seguido. De lo anterior, se ve que la traducción es un proceso que pone en contacto sistemas de lenguas distintas, de ahí que existe una interrelación, desde el punto de vista del objeto, entre la lingüística y la traductología. La interdisciplinariedad entre traductología y lingüística se percibe, además, en el papel que desempeña la sociolingüística en los estudios de traducción. Siendo una rama de la lingüística que estudia la lengua en su contexto social, es de suma importancia para la teoría de la traducción. Pues, no se traduce simplemente la lengua, se traduce una forma de pensar que depende de realidades geolingüísticas y socioculturales.

Además de la lingüística, la Teoría de la traducción va relacionada con la hermenéutica, la cual se ocupa de interpretar los textos, en particular textos antiguos y sagrados. Es de prima importancia a la hora de llevar a cabo una reflexión traductológica enfocada en las traducciones bíblicas, como ejemplo. Amén de esta existen los tantos ámbitos en que se realizan la traducción y la interpretación, los cuales dan cuenta del carácter multidisciplinar de la traductología. Hubo de subrayarlo por las necesidades teóricas de este estudio.

 

2.   Del contraste entre traducción e interpretación profesionales

Como lo venimos señalando, traducir e interpretar en circunstancias profesionales no suponen las mismas realidades. Lo que viene a continuación es el resultado de una observación rigurosa de estas prácticas.

2.1.     Competencia traductora vs. competencia interpretadora

Uno de los principales puntos de fricción entre traducción e interpretación tiene que ver con las Competencias del traductor y del intérprete (Competencia Traductora y Competencia Interpretadora). Bell (1991) define la Competencia Traductora (CT) como un conjunto de conocimientos y habilidades que el traductor debe poseer para llevar a efecto una traducción. En ello trabajaron también los integrantes del Grupo PACTE a inicios del siglo XXI. Estas capacidades dan cuenta de la aptitud del traductor para operar en textos escritos, en general. Basándonos en los estudios de Alejandro Márquez (2011) y Hurtado Albir (2001); pondremos énfasis en unas competencias según un nuevo modelo supercompetencial. Analizaremos las diferencias con respecto a la Competencia Interpretadora, la cual es un neologismo que acuñamos en el marco de la investigación en interpretación, y que se refiere al conjunto de las competencias o destrezas de las cuales se vale el intérprete profesional para desempeñarse con éxito, en tanto como mediador en un contexto comunicacional bilingüe. Las que evocaremos aquí son la competencia macrolingüística y la competencia macroprofesional.

Por una parte, tanto la CT como la CI abarcan una competencia macrolingüística, la cual agrupa las competencias relacionadas con las capacidades lingüísticas de estos profesionales. Una competencia integrada en ambas es el bilingüismo. Para ejercer como profesional de los idiomas, hace falta un dominio casi perfecto de los idiomas de trabajo. El conocimiento de al menos dos lenguas es el primerísimo de los requisitos. El nivel requerido varía entre el C2 y el C1 según el Marco Común Europeo de Referencia (MCER). Pero, la traducción y la interpretación no necesitan las mismas destrezas. En efecto, el traductor ha de tener un excelente conocimiento lingüístico de sus lenguas, de su gramática, su léxico, su sintaxis, así como saberes terminológicos por si se trata de una traducción especializada. Ha de tener un dominio de las normas ortográficas y tipográficas vigentes en ambas lenguas. Muy pocas veces la gente se da cuenta de que el traductor ni necesita hablar “bien” (al oral) la segunda lengua para desempeñarse con éxito. Es todo lo contrario para el intérprete. Su Competencia bilingüe debe ser excelente tanto en la lengua de partida como en la de llegada. En contextos profesionales, es muy común que el intérprete tenga que operar desde su lengua materna hacia la lengua extranjera, lo que representa un desafío más que solo se puede superar con el perfecto dominio del idioma extranjero. Ha de estar familiarizado con las manifestaciones orales de su combinación lingüística, las particularidades fonéticas, regionales, y las expresiones idiomáticas. Al contrario del traductor, el intérprete necesita, también, de una competencia comunicativa oral. Si el esquema de comunicación básico consta de un emisor, un receptor, un canal y un mensaje, en el marco de la interpretación, el intérprete se convierte en emisor bis. Como tal, tiene que manejar las sutilidades y técnicas de la comunicación oral. Debe demostrar gran fluidez lingüística, tener buena dicción y hacerse entender con claridad. Además, tiene que estar atento al lenguaje no verbal del emisor y saber él mismo utilizarlo. Por otra parte, hay las competencias macroprofesionales. En el traductor, destacamos la competencia profesional-instrumental que tiene que ver con el conocimiento de las realidades laborales, en específico, las herramientas relacionadas con la traducción profesional. Un aspecto muy importante en la traducción moderna es la presencia de las nuevas tecnologías; aquí nos referimos a las herramientas de Traducción Asistida por Computador (CAT tools). Hoy en día no se pueden deshacer traducción y tecnología, por lo que el que quiera dedicarse a esta profesión tiene que mostrar interés por programas tales como Memoq, Trados (etc.) amén de los nuevos diccionarios contextuales, terminológicos, y los glosarios electrónicos, o en línea. En el intérprete, el lado tecnológico ha tenido menos protagonismo. Antes, era la interpretación de conferencia la que requería el uso de equipos. Con la pandemia por la que ha pasado el mundo, se ha asistido al crecimiento en demanda de la interpretación remota por videoconferencia. Al no poderse llevar a cabo los tipos de interpretación tradicionales, se tuvo que dar más protagonismo a la modalidad remota y a programas dedicados. Los profesionales tienen que adaptarse a estas nuevas normas.  A diferencia de la traducción, estas tecnologías ni sirven propiamente para facilitar la labor sino para que arranque.  Por añadidura, al igual que el traductor debe ser discreto, y digno de fe, guardando confidencial toda información respecto a las traducciones realizadas, el intérprete debe ser imparcial y transmitir el mensaje fielmente sin alteraciones.

Después de analizar algunas diferencias entre la CT y la CI, pasamos a la dicotomía tipológica.

 

2.2.     De la dicotomía tipológica

A nivel tipológico, la traducción y la interpretación tienen un punto en común: la tipología direccional que se refiere al sentido en que se realiza sea la traducción, sea la interpretación. Pueden hacerse desde o hacia la lengua materna en función de las necesidades del cliente. Luego, la segunda tipología de la traducción escrita depende de la naturaleza del documento, de ahí que existen la traducción editorial, la especializada y sus variantes, la audiovisual y la localizada. Cada una de ellas tiene sus particularidades. La editorial abarca la traducción literaria y periodística entre otros. La literaria se considera una de las traducciones más difíciles debido al vocabulario que es, muchas veces, connotado y relacionado con el estilo y las intenciones del autor; contiene sobreentendidos que el traductor debe descodificar. La traducción especializada abarca muchas ramas: científica, técnica, médica, económico-financiera y jurídica entre otros. El traductor necesita de una excelente preparación o una formación previa antes de acometer tales tipos de documentos, caracterizados por un vocabulario altamente técnico, preciso y denotado. En cuanto a las traducciones localizada y audiovisual, son una consecuencia directa de la mundialización a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, así como el auge de la industria del entretenimiento. Mientras que la audiovisual es básicamente la operación traductora que se efectúa en vídeos, películas y videojuegos (mediante la subtitulación y la traducción para doblaje) con vistas a internacionalizar los mismos, la localización se opera principalmente en programas, aplicativos y sitios web. Estos tipos de traducción no son una mera traducción lingüística sino también y sobre todo cultural; pues suelen dirigirse a un público en particular. Aunque no profundizaremos en esta, una última taxonomía es la tipología procedimental. Reúne los diferentes métodos de traducción tales como la traducción literal, la interlinear, la traducción-adaptación, la filológica y la comunicativa.

Del otro lado, la tipología de la interpretación difiere sumamente. Tras la tipología direccional que ya mencionamos, cabe señalar la clasificación según el modo de prestación. De hecho, la interpretación se puede dar, sea de modo presencial, sea de modo remoto.  Aunque el modo presencial sea el más utilizado, hoy día, la interpretación remota tuvo recientemente su época dorada. El mundo evoluciona, y la profesión evoluciona a su ritmo. Ahora, pasaremos a lo que llamamos tipología según la modalidad. En interpretación, hay dos modalidades que siguen dominando: la consecutiva y la simultánea. La consecutiva, la modalidad más utilizada, puede ser intermitente corta o intermitente larga. En otras palabras, entre la intervención del emisor 1 y la reexpresión del intérprete (emisor bis), pueden transcurrir de forma intermitente segundos o minutos, dependiendo del contexto y del mismo emisor. Respecto a la modalidad simultánea, se usa muchas veces, con material técnico, en contextos multilingües. Aquí, el emisor bis habla casi al mismo ritmo que el emisor 1. Escucha y retransmite el mensaje de forma casi simultánea, requiere una excelente capacidad de concentración y altas aptitudes lingüísticas y sociolingüísticas. Una forma de interpretación simultánea es la susurrada. El intérprete, sentado justo al lado de su cliente, le retransmite con voz baja lo que dice el interlocutor sentado delante suyo. Por fin, la interpretación puede subdividirse en una cuarta categoría. Pues, según el contexto y la finalidad, discriminamos entre la interpretación de conferencia, la interpretación bilateral, la interpretación de acompañamiento y la Interpretación de servicios públicos. La primera se utiliza con motivo de conferencias internacionales o importantes reuniones de negocios, por ejemplo. Es la que se utiliza durante los encuentros más relevantes de grandes organizaciones tales como la ONU, la UE, la UA, la OTAN, para solo citar estas. La bilateral sirve principalmente para que dos personas que hablan una lengua distinta, y con un interés común, puedan comunicar valiéndose de una tercera figura: el intérprete. Es un tipo de interpretación común en conversaciones, a puertas cerradas, cuyo tema es bastante delicado. De costumbre, la interpretación de acompañamiento es la que necesitan personas, que por razones turísticas (por lo general), visitan un país cuya lengua oficial no es su lengua materna. Por fin, el intérprete de servicios públicos interviene en la interpretación médica, policial, jurídica, entre otros; es contratado por un proveedor de servicio, sea público o privado, para actuar de mediador lingüístico entre la administración pública y un ciudadano o extranjero que no hable el idioma vernáculo.

 

2.3.     De la dicotomía procesal

Tras haber contrastado las competencias traductora e interpretadora, así como las taxonomías de la traducción y de la interpretación, hace falta reflexionar, igualmente, sobre los procesos traductor e interpretativo. A este nivel, cabe subrayar que, aunque las dos actividades sirven para romper las barreras lingüísticas y culturales, no pasan en absoluto por el mismo proceso. Para empezar, la traducción funciona en varias etapas que pueden diferir de un traductor a otro, o en función del tipo de documento. Pero aun así, hay tres grandes fases que determinan la traducción de un documento cualquiera: la fase de pretraducción, la fase de traslación, y la fase de postraducción. La fase de pretraducción comprende las etapas que preceden la traducción efectiva del documento, y son determinantes para la continuación. Durante esta fase, el traductor toma contacto con el cliente potencial con el fin de tomar las informaciones necesarias respecto al encargo (tipo de documento, destinatario, presupuesto, condiciones de entrega y otras cuestiones relevantes). Una vez aceptado el encargo, el traductor pasa a la fase de traslación (traducción concreta). Esta fase puede ser bastante delicada. Por lo tanto, se debe llevar a cabo con mucha cautela para evitar errores. Lo primero que hace el traductor es leer por completo el documento que tiene que traducir, incluso si es un libro. Antes de pasar a la reescritura en lengua B, debe comprender el texto fuente con todos sus matices. En función del texto, puede haber etapas más, tal como la elaboración de un glosario, en el caso de textos muy especializados). Una vez cuando se haya descodificado el sentido del texto, se pasa a la reexpresión teniendo en cuenta las normas tipográficas, ortográficas de la lengua meta y las posibles dificultades detectadas en el texto fuente. El traductor debe valerse de estrategias adecuadas para llevar a cabo esta fase de modo exitoso. Une vez terminada la traslación, la traducción no se termina ahí. Se entra en la fase de postraducción. El traductor ha de escudriñar el trabajo realizado en busca de algún error, alguna omisión, errata, o ajustar la traducción con vistas a perfeccionarla. Tras haberlo hecho él, ha de hacer revisar su trabajo por otro traductor o especialista del ámbito. Incluso se recomienda recurrir a una persona nativa de la lengua para una tercera revisión, esta vez monolingüe. La última etapa de la postraducción es la entrega del encargo.

Con la mediación interlingüística oral, el proceso es bastante distinto y puede variar más o menos en función de la tipología de la interpretación. Lo que describiremos aquí se basa, esencialmente, en una interpretación unilateral. Si la traducción consta de tres fases, la interpretación se resume en tan solo dos fases: una fase de preinterpretación y otra de interpretación. Esto se debe a la particularidad del objeto de la interpretación: el discurso oral. Más adelante lo aclararemos. Se suele decir entre los intérpretes de conferencia que, el éxito depende más de lo que pasa fuera de la cabina, que de lo que pasa dentro de la cabina, de lo que pasa antes de la interpretación que de lo que pasa durante. Básicamente, una buena preparación es el secreto de una interpretación exitosa. La preinterpretación es la fase clave en esta profesión, se efectúa días (u horas, en su defecto) antes de “entrar a la cabina”, el intérprete se entera de su misión. Debe familiarizarse con las particularidades del habla del emisor, la cual es la manifestación individual de su lengua (tono, velocidad de habla, nivel de lengua etc.). Saber adaptarse al habla del emisor es algo fundamental porque puede influir en el rendimiento. Por añadidura, el intérprete debe tener claro el destinatario final o el público del discurso. Esta vez, el objetivo es adaptar su forma de hablar a la de los destinatarios. Debe, por ejemplo, identificar las particularidades léxicas y semánticas más comunes de la lengua, en función del destinatario. Pues, una misma lengua puede tener variantes en función del área geográfica en que se utilice; es un dato que debe tenerse en cuenta cuando uno es intérprete. Y lo último, pero no menos importante en la fase de preinterpretación, es familiarizarse con el tema del que se va a tratar. Esto representa al menos un 50% del éxito de toda interpretación. El intérprete necesita tener conocimientos sólidos en la materia porque, a diferencia del traductor, no podrá solucionar la mayoría de los problemas terminológicos en el acto. Si tiene un saber muy limitado respecto al tema, tiene que investigar para colmar estas deficiencias; es imprescindible. Incluso cuando el intérprete es especialista en el tema, necesita actualizar sus conocimientos; pues todos los encargos no son los mismos, y se aprende cada día. La fase de interpretación arranca con la etapa de mentalización. El profesional debe alistarse mentalmente antes de entrar en escena, debe deshacerse de cualquier forma de estrés y concentrarse al máximo (es otra clave de esta profesión: la concentración). Si la interpretación es intermitente larga, ha de tomar apuntes al escuchar, desverbalizar[6] y reverbalizar[7]. En el caso de una interpretación simultánea, la captación acústica, la desverbalización, la reverbalización, así como la reproducción oral suceden en un mismo espacio de tiempo. Una vez entregado el mensaje, la posibilidad de recuperarlo o corregirlo es casi inexistente. Por si se trata de un error que podría tener graves consecuencias, en circunstancias diplomáticas o médicas, conviene corregirlo lo antes posible (preferentemente al final del discurso). Más vale un mea culpa tardío en vez de un arrepentimiento eterno. Cuando el emisor 1, pone fin al discurso, enseguida, el intérprete concluye, ipso facto, la fase de interpretación.

 

3.   Enfoque contrastivo a las Teorías de la traducción y de la interpretación

Por fin, nuestra intención de estudiar las diferencias que existen entre traducción e interpretación tiene implicaciones teóricas y didácticas. Este humilde aporte podría servir como ayuda para orientar la enseñanza teórica de estas profesiones.

3.1.     Teoría y relevancia didáctica

A veces, se cree que para trabajar en un mundo como el de la traducción y de la interpretación, no hace falta teorizar, no hace falta aprender teoría; solamente hace falta echarse al agua y practicar. Sin embargo, desde una perspectiva profesional, la teoría tiene su importancia porque representa una base previa a la práctica. Desempeñarse como profesional de los idiomas supone tener un conocimiento mínimo de estas profesiones, de su historia y de sus fundamentos teóricos. ¿Cuándo se empezó a traducir? ¿Cómo se desarrolló la traducción? ¿Cuál fue el papel de la traducción a lo largo de la historia? ¿Cómo se debería traducir? (es la pregunta fundamental de este apartado). Estas preguntas, que también pueden plantearse acerca de la interpretación, son algunas de las que se deben estudiar en el marco de una formación universitaria en traducción y en interpretación. Permiten tener un conocimiento acerca de la evolución de la profesión elegida y entender las diferentes mutaciones que sufrió, al igual que el papel desempeñado hasta hoy. Es una fuente de enriquecimiento que no se ha de descuidar. A continuación, la teoría sirve para entender y facilitar la labor. La teoría es la fase en que se comprende mejor ciertos fenómenos de la traducción y de la interpretación. Se adquieren también las bases para poder idear metodologías didácticas basadas en las teorías aprendidas. A continuación, vamos a presentar algunas aproximaciones teóricas de la traducción, y luego, de la interpretación.

3.2.     De las teorías de la traducción

La Teoría de la traducción consta de varias teorías. Una de las más conocidas, no solo entre traductólogos sino también entre lingüistas, es la teoría lingüística. Fue acuñada esencialmente por lingüistas en los albores de la traductología moderna. Pues las primeras reflexiones en torno a esta ciencia tienen que ver con la lengua, o más bien, la lingüística contrastiva. En su principio, la traducción era considerada una operación entre lenguas, cuyos elementos subyacentes eran las palabras, las frases, las oraciones, conformando unidades lexicosemánticas. Con base en esta línea de reflexión, Román Jackson (1959) elaboró una taxonomía de la traducción basada en el signo lingüístico. Distingue entre la traducción intralingüística, la traducción interlingüística y la traducción intersemiótica. La primera es una forma de reformulación dentro de la misma lengua; la segunda es la traducción en su sentido estricto; en cuanto a la tercera, se acerca más a la interpretación, pero con matices. Aquí es una interpretación entre sistemas de signos diferentes (lengua de señas - lengua hablada, lengua de señas - lengua escrita, lengua escrita – lengua hablada, y viceversa). También, la aproximación lingüística sirve de forma práctica para dar con el equivalente más adecuado de una palabra o expresión entre una lengua A y una lengua B, en un contexto lingüístico determinado, ello se conoce bajo la denominación de teoría de la equivalencia dinámica. Sin embargo, una franja de teóricos, a través de sus trabajos, demostraron que la teoría de la equivalencia, otra cara de la teoría lingüística, no puede resolver todos los problemas léxicos relacionados con la traducción. De hecho, consideran que la traducción es una operación intercultural, y no meramente una operación léxico-gramatical. Cuando traduce, el traductor debe fijarse en los rasgos históricos, geográficos y culturales de las comunidades en contacto. Esta teoría de la traducción intercultural representa lo que realmente es dicha actividad: una comunicación intercultural. Estos conocimientos son fundamentales para la formación de profesionales conscientes de todas las implicaciones de la traducción. Más allá, la traducción ha de entenderse como una “copia perfecta” que hace las veces de un documento original. Traducir es “reescribir” (respecto a la fuente original); pero es “escribir” respecto al lector final. Por consiguiente, la labor del traductor se vuelve más difícil ya que consiste en realizar una traducción que tenga el mismo sentido que el original, y que no parezca una traducción (o sea una copia perfecta) que cumpla perfectamente con las mismas funciones, suscite el mismo efecto y goce del mismo reconocimiento que el texto original.

3.3.     De la Teoría de la interpretación

Anteriormente, dijimos que la investigación en interpretación ha evolucionado en la sombra de la investigación en traducción. Empero, eso no significa que la Teoría de la interpretación sea carente. Muy por el contrario, los trabajos de intérpretes profesionales permitieron desarrollar este ámbito del conocimiento. Danica Saleskovitch, junto a Marianne Lederer, elaboró y dio por sentada una teoría fundamental: la del sentido o teoría interpretativa. Ya es sabido que el objetivo de toda interpretación es retransmitir fielmente un mensaje entre dos locutores de lenguas distintas, pero esta operación no es así de fácil como pueden pensar algunos, aunque el principio es bastante simple de entender. Lo que cuenta, no son las meras unidades lingüísticas o las correspondencias que puedan tener en otras lenguas. Se les ocurre a algunos intérpretes novatos caer en la trampa de la reformulción literal (palabra por palabra) sobre todo en simultánea; olvidándose de que su reformulción muchas veces no tiene un sentido inteligible, no es una interpretación sino una mala traducción. Como demostraron Saleskovitch y Lederer, interpretar supone deconstruir enunciados y volverlos a construir, no forzosamente con el material de partida, pero sí con la esencia que, representa el significado. En este proceso de desverbalización y reverbalización, pueden cambiar las categorías gramaticales iniciales, excluirse los vocablos superfluos, aclarar lo sobreentendido, para dar con una reformulación verosímil, cuyo fundamento es el sentido, en la lengua de llegada. Además, pondremos énfasis en una particularidad de la interpretación simultánea.  Un factor que posibilita la eficiencia de esta actividad es la capacidad de anticipación. Esto está al centro del trabajo del teórico y ex-intérprete ruso Chernov, quien escribe: Our hypothesis is that the basic mechanism making SI possible is the probability anticipation of the development of the message.[8] (Chernov, 2004:91)

Apoyándose en la Teoría de la psicología rusa, argumenta, en efecto, que el intérprete puede anticipar el curso del discurso. Es una anticipación, a la vez verbal (en lo que atañe a las palabras) y semántica (en lo que atañe al sentido). En función de los elementos que ya se sabe, y de la tasa de redundancia de la información previamente proporcionada e interpretada, tiene más chances de mantener el ritmo de la interpretación bajo presión. En la traducción, tal fenómeno no existe, lo cual remarca la particularidad del discurso oral, y su importancia en la creación y aplicación de métodos didácticos en interpretación. Empero, creemos que esta capacidad de anticipación es aún más potenciada cuando el intérprete tiene afinidad con el orador y un excelente conocimiento del tema del discurso. Esto puede ocurrir cuando, por ejemplo, haya trabajado con él en repetidas ocasiones. Sabe su forma de hablar, sus muletillas más frecuentes, su forma de pensar, además de dominar, por experiencia, la terminología del tema discursivo. El intérprete puede llegar a prever la continuación lógica de lo que dice el orador, e incluso interpretar en tiempo real, una interpretación “simultánea sin desfase temporal”.  Aunque tal perspectiva sea difícil de imaginar, en aquel momento preciso, se pasaría de la mera anticipación a la predicción, una certeza del intérprete acerca de la naturaleza semántica del enunciado por venir.

 

Conclusión

En este trabajo, hemos recorrido la interpretación y la traducción en sus vertientes profesionales y teóricas. En lo referente a los aspectos profesionales, demostramos que, a pesar de tener alguna similitud, las competencias que se requieren en traducción difieren de las requeridas en interpretación. Lo mismo ocurre a nivel taxonómico en que, las subdivisiones no son las mismas, según cambian los criterios de clasificación. Al nivel de los procesos traductor e interpretativo, el plazo de entrega es un elemento fundamental que se debe tener en cuenta al describir las diferentes etapas de la traducción y de la interpretación. Básicamente, las diferencias entre ambas profesiones radican en dos factores: la dualidad escritura - oralidad y el factor temporal. Luego, pasamos a reflexionar sobre aspectos teóricos de las mismas, cuyo objetivo era proporcionar fundamentos teóricos con fines didácticos, en la formación de traductores e intérpretes.

 

 

 

 

Referencias bibliográficas:

 

BELL, Roger. T. (1991). Translation and Translating: Theory and Practice. Routledge

 

Chernov, Ghelly V. (2004). Inference and Anticipation in Simultaneous Interpreting: a probability-prediction model. John Benjamins Publishing Company

 

García Yebra, Valentín. (1989). Teoría y práctica de la traducción (Tomo 1., Vol.1). Editorial Gredos.

 

Gile, Daniel. (2004). Translation research vs. interpreting research [investigación en traducción vs. Investigación en Interpretación]. En Cristina Schäffner (Ed.), Translation Research and Interpreting Research (pp. 10-34). Multilingual Matters.

 

Hurtado Albir, Amparo.  (1996).  La traductología: lingüística y traductología. Trans. Revista de traductología, num 1, 151-160. https://doi.org/10.24310/TRANS.1996.v0i1.2286

 

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[1] ¿Han de incluirse la investigación en traducción y la investigación en interpretación en los “estudios de traducción”? (evitamos con propósito utilizar el término “traductología” para no incurrir en confusiones interlingüísticas ya que no siempre coinciden en el significado que se les concede en ambas lenguas.)

Esta traducción es nuestra

[2] La traducción consiste en reproducir en le lengua meta el mensaje de la lengua fuente, utilizando el equivalente más cercano y más natural, primero según el sentido, y luego según el estilo”

Esta traducción es nuestra

 

[3] O (inclusivo)

[4] La interpretación y la traducción pueden definirse como siendo distintas la una de la otra y ubicadas de ambos lados opuestos del continuo oralidad-escritura.

[5] Teoría de la traducción

Estas  traducciones son nuestras

 

[6] analiza lo escuchado para darle significado

[7] Reformula lo desverbalizado

 

[8] Nuestra hipótesis es que el mecanismo fundamental que posibilita la IS (interpretación simultánea) es la anticipación de la probabilidad de desarrollo del mensaje”

Esta traducción es nuestra