Revista Nº6 "Teoría Política e Historia"

Resumen
La Guerra Civil Española, ha sido uno de los hechos históricos más  sangrientos en una nación hispano parlante. Esta síntesis del citado conflicto,  describe como se fueron dando los diferentes movimientos militares y políticos en el campo de batalla.
¿Cuáles fueron las causas y las consecuencias de esta tremenda lucha?
¿Quiénes se beneficiaron? Estos son los interrogantes que serían centrales para analizar la conflagración.

Summary
Spanish Civil War has been one of the most terrible facts in Hispanic History. The following summary of the conflict describes the sequence of military and political movements at war field.
Which were the causes and consequences of that terrible struggle?
Who got profits of that war? These are the main questions that guide the analysis.

Breve Síntesis Histórica” : La Guerra Civil Española (1936-1939)

Introducción:

En el año 1936, los españoles enfrentaron el más bárbaro de todos sus episodios contemporáneos, fue la guerra civil en donde chocaron furiosamente todas sus clases sociales y partidos políticos para terminar con una virtual situación de empate de sus diferentes referentes.

La falta de moderación, ya que los poderes neutrales se habían politizado (la iglesia y las fuerzas armadas), y al no existir árbitros internacionales dispuestos y con posibilidades de contener la conflagración, se hizo imposible un arreglo entre las partes.

Cuando el Frente Popular ganó las elecciones de 1936 pasó a ocupar el centro político, esto hizo que la oposición de las derechas tomen posiciones extremas, mientras que las izquierdas se radicalizaran aún mas con el ingreso de los anarquistas, que por primera vez participaban en las instituciones políticas (Andalucía y Barcelona) y los comunistas que comenzaron a crecer numéricamente a costa de atraer paulatinamente a las juventudes socialistas, logrando de esta manera que la sociedad española se polarice aún más.

El ejército español ya había intentado dar un golpe de Estado en 1932, y a la cabeza estuvo el general Sanjurjo, sin embargo no había tenido éxito. Pero, la conspiración siempre estuvo abierta, los oficiales más importantes (Sanjurjo, Goded, Mola y Franco) veían a la República como el paraíso del desorden, el atentado a la moral, a la religión y a las buenas costumbres.

Ambos bandos no se veían como adversarios políticos, sino como enemigos públicos. El asesinato de Calvo Sotelo (líder parlamentario de las derechas) por parte de algunos sicarios del frente popular, fue el punto final para iniciar la sublevación militar que comenzó en Marruecos.

Así comenzaría la ordalía de sangre y horror que arrasaría con España en los tres años siguientes.

Contra el enemigo:

“yo no sé adónde vamos; pero sí sé que doquiera que vayamos perderemos nuestro camino”.
Práxedes Mateo Sagasta (político español: 1825-1903)

La guerra tuvo dos fases: la primera fue una guerra de movimientos, la segunda de trincheras. En la primera de ellas tuvo mayor desarrollo en el año inicial de la guerra, el comando unificado de los nacionalistas a cargo del general Francisco Franco Bahamonde, contaba con los mejores oficiales del ejército y con las mejores unidades del mismo pero, no así con la marina de guerra, ni la insípida aviación, que estaba del lado republicano.

Los nacionalistas tuvieron la ayuda de financistas conservadores británicos quienes costearon la compra de aviones de transporte de tropa. Italia y Alemania quienes también aportaron todo tipo de armamentos, tanques, cañones, además de cincuenta mil soldados italianos (KITCHEN: 1999, pp.289-291).

Por su lado, los republicanos obtuvieron la ayuda de la URSS (KITCHEN: 1999, p.293) que mandó tanques, aviones (superados por los alemanes), y estimuló a sus partidarios internacionales (Partido Comunista) para que formen  Brigadas Internacionales para luchar contra el fascismo en España (las cuales fueron relativamente valiosas en los combates a desarrollarse).

El gobierno del Frente Popular no reaccionó a tiempo, debido a esto, la entrega de las armas a los obreros se hizo relativamente tarde, el Jefe de Gobierno Casares Quiroga se resistía a darle las armas a los mismos, porque pensaba que podría arreglar la situación con los militares sublevados, pero estos no estaban dispuestos a desescalar el conflicto, porque estaban demasiado comprometidos.

Cuando Casares Quiroga se enteró que la revolución de los militares se había puesto en marcha, se deprimió y renunció. Su sucesor el radical de izquierda Martínez Barrio, también creía que podría negociar con el ejército al igual que Quiroga no quiso armar a los trabajadores, sin embargo fallaron sus proyectos, los militares no negociaron, mientras que los trabajadores tomaron las armas por su cuenta, finalmente Martínez Barrio renuncia, y así es como se conforman las primeras unidades de milicianos armados.

José Giral nuevo Jefe de Gobierno, e intimo amigo de Manuel Azaña (Presidente de la República), tuvo que aceptar que los trabajadores habían tomado la defensa de la República (Cfr. KITCHEN: 1999 pp. 283-284). En este hecho, el mayor problema consistía en la falta de cohesión debido que, las diferentes organizaciones obreras se dividían de acuerdo a su ideología política: CNT (anarcosindicalistas), UGT (socialistas), PCE (comunistas), POUM (marxistas heterodoxos), FAI (federación anarquista ibérica), ESQUERRA Catalana (autonomistas catalanes) y Autonomistas VASCOS.

Por otro lado, los rebeldes nacionalistas que en un primer momento tampoco se movieron con rapidez y decisión, no por falta de cohesión, sino porque necesitaban traer al continente europeo sus mejores tropas desde Marruecos, las cuales estaban conformadas por los regimientos de regulares y los “temibles” tercios de la legión extranjera, estas tropas tenían los  oficiales mejor entrenados, y  los mas disciplinados, por lo tanto los nacionalistas contaban con un ejército sumamente aguerrido. (DECAUX: 1986, pp.268-269)

Esta espera hizo posible que los nacionalistas avanzaran rápidamente luego de ese primer encuentro, dominando en el sur los alrededores de Córdoba y Sevilla, y en el norte en una región que va desde el Atlántico hasta la frontera francesa, abarcando Burgos, Valladolid, Salamanca y Vigo. Dos regiones que no se comunican entre ellas, por lo tanto el general Franco necesitaba imperiosamente una cabeza de puente que conecte norte y sur, por ello debía tomar Madrid (Cfr. DECAUX: 1986, pp.270-271).

Un capitulo aparte merecen dos hechos épicos, la resistencia republicana en Badajoz que detuvo el avance irresistible de las fuerzas nacionalistas comandadas por el general Queipo del Llano, sin embargo la ciudad debe rendirse por falta de municiones, y el comandante vencedor da la orden tajante de: ¡Nada de prisioneros! Siendo fusilados miles de combatientes junto con sus respectivas familias. (DECAUX: 1986, pp.270-272).

En el avance de sur a norte, el recién ascendido general Yagüe (“puño de acero de la Legión”) que marcha sobre Madrid, se precipita hacia Toledo, ciudad republicana, para romper el cerco republicano y auxiliar a los cadetes que se habían atrincherado en el Alcázar bajo las  órdenes del coronel José Moscardó (nacionalista). Este último a pesar de ser sitiado por fuerzas muy superiores se rehusó a rendirse, inclusive cuando los republicanos hicieron prisionero a su propio hijo, al cual fusilaron frente a sus propios ojos y en plena calle, cuándo su padre negó rendir el Alcázar.

Las fuerzas franquistas del general Yagüe por fin, romperán el cerco republicano liberando así al coronel Moscardó y a sus cadetes. (DECAUX: 1986, pp.272-274).

A todo esto había dos grupos importantes que apoyaban a los nacionalistas: los requetés (carlistas) y la falange. Estos grupos civiles se habían militarizado, en el caso de los primeros, gozaban de una disciplina marcial y de una gran ferocidad, mientras que los segundos eran algo indisciplinados pero tenían cierta popularidad en las clases medias y en los estudiantes universitarios. (BRENAN: 1984, pp.320-326).

El 7 de noviembre de 1936 el general Franco ataca Madrid, sin embargo se topó con una feroz resistencia del quinto regimiento comunista, la columna anarquista de Buenaventura Durruti (FAI), y la primera unidad de la Brigadas Internacionales, con lo cual luego de una terrible batalla los nacionalistas fueron rechazados.

El general Franco planificó aislar la ciudad y someterla a sitio, de esta manera los soldados de ambos bandos se atrincheraron, y posteriormente libraron limitadas batallas de posición.

La defensa de Madrid supuso un gran estimulo para los republicanos, quienes comenzaron a hacer popular el gran eslogan del momento:” no pasarán”.

Los italianos en febrero de 1937 toman el sur de Málaga sin demasiada resistencia, festejaron creyéndose una fuerza muy heroica, sin embargo cuando avanzaron hacia Guadalajara pensando obtener otra fácil victoria, fueron derrotados totalmente por las tropas republicanas, en las cuales estaban sus compatriotas anti-fascistas del Batallón Garibaldi de las Brigadas Internacionales. Siendo ésta una terrible humillación para Mussolini, pero el general Franco se alegró de que los italianos no hubieran conseguido otra victoria que podría haber echado por tierra su pretensión de ser el auténtico salvador de España.

Por su parte el bando republicano celebró esta gran victoria, y la propaganda política del gobierno se aseguró de que el mundo se diera cuenta hasta qué punto estaba Italia involucrada en la guerra, de esta manera pedían que Inglaterra y Francia dejasen de lado su política de no intervención.

El 25 de abril de 1937 tiene lugar el bombardeo aéreo de la pequeña ciudad vasca de Guernica, este hecho fue provocado bajo directivas del general Mola por la Legión Cóndor (alemanes), se lanzaron primero bombas explosivas de gran potencia, luego las incendiarias que provocaron el fuego que destruyó la ciudad, y los civiles fueron ametrallados al huir. Los objetivos militares (la fábrica de armamentos y el puente no fueron tocados por las bombas), mientras que en el centro de la ciudad, sobrevivió el Árbol de Guernica, potente símbolo del nacionalismo vasco (KITCHEN: 1999, pp.293-297). Este ataque desacreditó mucho a los nacionalistas frente a la opinión pública internacional.

Las tropas del general Emilio Mola siguieron avanzando y tomaron la ciudad de Bilbao en junio del mismo año, donde los vencidos fueron tratados brutalmente, y hasta los sacerdotes que habían simpatizado con la República fueron fusilados. Seguidamente el general Mola pereció en un accidente de aviación.

Los republicanos aprovecharon la oportunidad de la concentración de tropas enemigas en el norte, para lanzar diversos ataques buscando puntos débiles de sus enemigos, los dos primeros, en Segovia y Huesca fueron un fracaso. Mientras que la ofensiva principal estuvo planeada estratégicamente para destruir a las fuerzas nacionalistas situadas al oeste de Madrid, en los alrededores de Brunete. Al principio el ataque fue un éxito, pero los republicanos carecían de la preparación y la disciplina necesarias para explotar su superioridad numérica.

El general Franco lanzó sus reservas conteniendo a los republicanos, las bajas fueron cuantiosas: se calcula 25.000 hombres del lado republicano y 17.000 en el nacionalista.

Los republicanos intentaron otra ofensiva en Zaragoza en agosto de 1937, pero el ejército popular fue incapaz de librar una batalla de maniobras, no hubo coordinación entre las fuerzas blindadas y la infantería terminando en un gran fracaso. Este hecho dará lugar a una gran crisis política, en la cual se impondrá el control comunista en las fuerzas armadas, y la represión de los miembros y el asesinato de los dirigentes del POUM (acusados de traidores trotskistas), además del terrible enfrentamiento entre comunistas y anarquistas en Barcelona, es así como comienza a resquebrajarse la República desde su interior. (KITCHEN: 1999, pp.297-299).

Luego de todos estos acontecimientos el 22 de febrero de 1938 el general Franco obtiene la gran victoria de Teruel. El ejército popular nunca se recuperó de esta derrota, además las poblaciones ya no tenían entusiasmo, y por otro lado, el dictador de la URSS, José Stalin,  ya comenzaba a retirar el apoyo brindado, debido a que  se había apropiado del Tesoro (cientos de millones de dólares en oro del Estado español) y estaba más preocupado en llegar a un pacto de no agresión con la Alemania Nazi, que luego se concretará en 1939, en los días previos a la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo cuando el general Franco marchó contra Valencia fue sorprendido sobre el río Ebro, no obstante los nacionalistas se recuperaron y lanzaron una serie de contraataques que detuvieron el ataque de los republicanos, generándose así una batalla de desgaste en la cual se destruyó al ejército popular.

Al estar detenido su avance sobre Valencia, el general Franco decidió atacar Cataluña en la campaña final de la guerra, Barcelona cae rápidamente, y al mismo tiempo en Madrid el coronel Casado dirige un golpe de estado para dar fin a la guerra con el apoyo de la CNT y de todos los pobladores anticomunistas.

El general Franco a finales de marzo de 1939 exige la rendición incondicional y la consigue. El primero de abril de 1939 era dueño de toda España y su victoria era absoluta. (KITCHEN: 1999, pp.300-304)

Conclusión:

“El Estado debe mantener el derecho: es guardián suyo, no su señor, pero en cuanto a guardián no es su servidor ciego, sino su garante responsable y el que decide en última instancia”. (SCHMITT: 1985, p.41).

El terrible conflicto ibérico, sirvió como banco de pruebas para los alemanes, italianos y soviéticos, en el mismo se vio la efectividad de la aviación alemana y la ayuda que podía brindar la misma al avance de las tropas de tierra. También se pudo medir la utilización de cerradas formaciones de tanques y la acción devastadora de la artillería como preparación de un ataque combinado de los tanques, infantería y aviación (blitzkrieg  o guerra relámpago).

Sin embargo hay que aclarar que la  Italia fascista fue la que más material y soldados envió en ayuda de los nacionalistas de Franco, y también se notaría la debilidad de carácter del soldado italiano en medio de una batalla contra enemigos a un mismo nivel o superior, dicha característica  se corroborará durante la Segunda Guerra Mundial. En cambio se verá el gran coraje del soldado o miliciano español, la gallardía de sus oficiales y la temeridad de sus jefes.

Las Brigadas Internacionales formadas bajo el auspicio de los más importantes dirigentes comunistas de Europa, entre ellos José Stalin y los franceses Maurice Thorez y André Martí, tuvieron más éxitos propagandísticos que en batalla, ya que sus reclutas no estaban preparados para el horror que se vería durante toda la contienda.

 El verdadero “corazón y fuerza” de combate republicano, fue el miliciano español, los que combatieron  de principio a final con el mismo tesón y convencimiento, esos mismos milicianos serían luego la piedra fundamental del ejército de la Francia Libre del General De Gaulle, dirigido hábilmente por el General Leclerc durante la  campaña africana, el desembarco en Normandía, la reconquista de París, la invasión de Alemania y la derrota final de esta.

La guerra civil española cerró los enfrentamientos políticos de las urnas y de las calles durante la larga dictadura del general Franco, él no permitió ni que la CEDA, ni la monarquía tomaran su lugar, desarticuló a los carlistas y a la falange, y sus líderes fueron enviados al exilio, encarcelados, o fusilados, sólo la Iglesia Católica fue la escolta de su gobierno, para él, solamente el dueño de la victoria era el ejército español.

Con el gobierno de Franco se terminarán las autonomías regionales porque, él se veía así mismo como el Estado y como tal quería resolver en forma unilateral todos los asuntos políticos, económicos y sociales, convirtiéndose así en un gran Leviatán.

*Licenciado en Ciencia Política  - Docente –Investigador (UBA)

Bibliografía:

BRENAN, Gerald (1984): El laberinto español (Barcelona: Plaza y Janés).

DECAUX, Alain (1986): “Guernica” en: La historia secreta de la historia (Buenos Aires: Atlántica).

KITCHEN, Martin (1999): “La guerra civil española” en : El periodo de entreguerras en Europa (Madrid: Alianza).

MARVAUD, Ángel (1936): “La guerre civile en Espagne” en Revue des sciencies politiques (Paris: s/d).

SCHMITT, Carl (1985): Teología política (Buenos Aires: Ediciones Struhart).