Revista Nº43 "GEOPOLÍTICA"

 

 

América Latina frente al Gigante Asiático en el nuevo siglo.

Entre nuevas oportunidades y viejos modelos.

Latin America against the Asian Giant in the new century.

Between new opportunities and old models.

Autor: Javier A. Valente

Mail: javier.entrerriano84@gmail.com

Área temática: Relaciones Internacionales

 

Resumen

El peso ganado en las últimas décadas por China en el sistema de las Relaciones Internacionales, trastoco los parámetros y expectativas con los que se desenvolvían otros agentes del sistema internacional. En torno a esta cuestión, se abrió un profundo debate respecto al impacto (positivo-negativo) y la amenaza potencial (aliado-enemigo) que representa dicha consolidación China en el nuevo esquema mundial. ¿Es un estímulo al desarrollo de otras naciones?¿O por el contrario, expresa una agudización de viejos patrones?¿Es un aliado estratégico para la construcción de autonomía y ampliación de soberanía en otras regiones? Nuestra hipótesis es que, (1)más allá de los discursos y filosofías elaboradas y esgrimidas repetidas veces por los agentes decisionales chinos, los vínculos establecidos con América Latina, están orientadas y regidas pragmáticamente en función de las necesidades que emanan de su propio desarrollo económico nacional -el de China- y (2)si esta vinculación (comercial, política y económica) da lugar y forma al desenvolvimiento de recursos de ampliación de soberanía en países en desarrollo, debemos buscar las respuestas en las propias capacidades y retoricas locales más que en las intenciones u objetivos inmanentes en la política exterior China.

Palabras claves: Autonomía / desarrollo / relaciones internacionales / dependencia / extractivismo

Abstract

The weight gained by China in the last decades in the International Relations system disrupted the parameters and expectations with which other agents of the international system developed. On this issue, an in-depth debate was opened regarding the impact (positive-negative) and the potential threat (ally-enemy) that this Chinese consolidation represents in the new world scheme. Is it a stimulus to the development of other nations? Or on the other hand, is it a manifestation of the sharpening of old patterns? Is it a strategic ally for the construction of autonomy and the expansion of sovereignty in other regions? Our hypothesis is that, (1)beyond the discourses and philosophies elaborated and wielded repeatedly by the Chinese decision-making agents, the links established with Latin America are oriented and governed pragmatically according to the needs emanating from their own national economic development -the one of China- and (2)if this linkage (commercial, political and economic) gives rise and form to the development of resources for the expansion of sovereignty  in developing countries, we must seek for the answers in the very local capacities and rhetorics rather than in the immanent objectives or intentions of the Chinese foreign politics.

Keys Word: Autonomy / Development / International relationships / Dependency / Extractivism

 

 

Introducción

En 1978, chinaemprendió un camino que alteraría indefectiblemente el desarrollo de los acontecimientos propios e internos de esta nación, cómo los del conjunto del sistema internacional. El vuelco impulsado por el Gobierno chino hacia la gradual liberación económica, comercial y productiva,así como hacia el incentivo de agentes económicos “privados” y “mixtos”, le dieron al Estado -políticamente fuerte y centralizado- lasherramientascon las cualesestimular el desarrollo de las fuerzas productivas en un juego planificado de estímulos y acciones privadas y estatales.

Este proceso “guiado” -más allá de los posibles imponderables-y acumulativo, dio lugar y forma al salto político-económico de una nación “en desarrollo” a una “económicamente desarrollada” en cuestión de décadas. No sin trastocar, claro está, el statu quo delas relaciones internacionales;no sin afectar tampoco, las economías y naciones vinculadas a su desarrollo, entre ellas las de América Latina. Estamos hablando de un desarrollo y un peso ganado por Asia en general y China en particular en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, que llevó a muchos analistas a considerar que el centro gravitacional de las transacciones económicas y políticas, se están desplazando del atlántico norte al pacifico norte, como antes lo hiciera del mediterráneo al atlántico (Bolinaga Luciano; 2007).

Este recorrido, ira acompañado de nuevas formas de pensar las interacciones entre los agentes internacionales y de pensarse a sí mismo (como actor no occidental). La política exterior de China, contara así, con todo un nutrido desarrollo filosófico intelectual de la mano de las academias y escuelas de Relaciones Internacionales (RRII) chinas en las que el “liberalismo” y el “realismo” encuentran lugar junto a los clásicos filosóficos confucionistas y toda una tradición histórica propia. Una articulación de preceptos,axiomaseideaspropiasdel cuerpo analítico occidental, con concepciones filosóficas, políticas y ontológicas arraigadas en la tradición china, que conformarían de conjunto, el prisma mediante el cual interpretan y evalúan las interacciones humanas en general, e internacionales en particular; del cual emanan los principios rectores (morales y racionales) sobre el cual conducirse y fijar los fines.

Por otro lado, se abren una serie de debates en el resto de los agentes intervinientes en las relaciones internacionales, respecto al impacto (positivo-negativo) y la amenaza potencial (aliado-enemigo) que representa la consolidación de China como un actor relevante y de peso en el nuevo esquema mundial. ¿Es un estímulo al desarrollo de otras naciones? ¿O por el contrario, expresa una agudización de viejos patrones? ¿Es un aliado estratégico para la construcción de autonomía y ampliación de soberanía en otras regiones respecto a la hegemonía norteamericana?¿O es simplemente otro actor con el cual interactuar mediante acuerdos coyunturales?¿es un riesgo, una amenaza a la estabilidad mundial?¿o es una garantía, un balance al poder norteamericano?.
Nuestra hipótesis es,(1)que másallá de los discursosy filosofías elaboradas y esgrimidas repetidas veces por los agentes decisionales chinos,los vínculos establecidos con América Latina, están orientadas y regidas pragmáticamente en función de lasnecesidadesque emanan de su propio desarrollo económico nacional -el de China- y que (2)si esta vinculación (comercial, política y económica) dalugar y forma al desenvolvimiento de recursos de ampliación de soberanía en países en desarrollo -sobre todo a partir de los primeros años delpresente siglo-, debemos buscar las respuestas en las propias capacidades y retoricas locales más que en las intenciones u objetivos inmanentes en la política exterior China.

El gigante asiático

Efectivamente, a partir de 1978 -en el marco del XI Comité Central del Partido Comunista Chino(PCCh) y acelerado tras la muerte del líder Mao Zedong- China introdujo una serie de reformas políticas y económicas dirigidas a la “modernización socialista”, es decir, a la modernización de la agricultura, la industria, la defensa, la ciencia y la tecnología (Malena Jorge; 2015).

El recambio generacional[1] procesado en importantes espacios decisionales,llegado a finales del Siglo XX, dio un nuevo impulso al abandono del principio de “luchas de clases” y estimulo la elaboración del principio del “socialismo de mercado” o “socialismo con peculiaridades chinas”,bajo las que se exigía la continuidad de las reformas “modernizadoras”. En definitiva de lo que se trataba, era de acelerar el desarrollo de las fuerzas productivas chinas, mediante la combinación de una “economía planificada” con la regulación del mercado -con características “socialista”-[2]. Al tiempo que el Estado se reservaba el control y dirección de las empresas industriales pesadas y las consideradas estratégicas para la nación, iniciaba sobre las pequeñas y medianas empresas una política de semi-privatización que favoreció la asociación de capitales nacionales y extranjeros.

Estas reformas implementadas en escasas cuatro décadas y en distintas etapas, significaron la gradual liberación económica de China, la descentralización administrativa[3] y la proliferación de empresas y capitales privados y nacionales, que conjuntamente con las Empresas estatales y mixtas modificaron definitivamente las prácticas sociales chinas.

 Fueron transformaciones que efectivamente crearon las condiciones para un crecimiento sostenido de características impresionantes y con una creciente competitividad.Sin embargo, es de mencionar, que esos índices de éxito del “socialismo de mercado”, se cimentaron sobre una creciente desigualdad social -sobre todo entre los trabajadores rurales y urbanos- y una fuertes desatención en cuestiones como la seguridad social, la estabilidad laboral, las condiciones de trabajo y los ritmos de producción (Malena Jorge; 2015). Frente a estas nuevas realidades y tensiones sociales, podemos pensar que el “éxito económico” se transformó en una presión legitimadora para el Estado y el PCCh volviéndose un fin en sí mismo.

Cabría preguntarse en este contexto, que rol jugaron -y juegan- las “economías periféricas” en este proceso de desarrollo acelerado chino. Un desarrollo que cada vez más necesito tanto de insumos primarios para susindustrias, como de mercados para sus bienes manufacturados.

China y las Relaciones internacionales.

Conforme China emergía como un polo productivo regional asiático y se integraba a la comunidad internacional, múltiples explicaciones buscaron dar respuesta a lo que sería para muchos, el fenómeno internacional más relevante de la era post “guerra fría”. China como productor de conocimiento, no se quedaría atrás y desarrollaría lógicas interpretativas propias que, sin renegar de las contribuciones occidentales, levanta sistemas de pensamiento propios; surgirían de allí, las “Teorías de la Relaciones Internacionales con peculiaridades chinas”.

Generalmente se utiliza el esquema propuesto por el profesor Qin Yaqing para pensar el proceso y enriquecimiento analítico filosófico de las RRII chinas. Lo interesante de esta propuesta, es que nos devela un rico proceso en el que se impulsan academias de RRII que -tomando elementos teóricos y metodológicos del realismo y el liberalismo occidental con un fuerte aporte de las tradiciones filosóficas locales-dan cuenta de la complejidad de las interacciones políticas exterioresy comenzaran a pensar a china como actor en ese espacio internacional,aportando su influencia en el campo decisional en vista de los intereses nacionales.

Mientras el realismo reservo un lugar en la agenda, al debate del fortalecimiento estatal como garantía de concreción del interés nacional, el liberalismo hacia su parte, con el precepto del fortalecimiento económico y la incorporación de China en los organismos internacionales y el multilateralismo como mecanismos de intervención.A este cuadro analítico-intelectual, que además se instituye en una filosofía de acción, se le sumo un constante esfuerzo por darle un aporte desde los propios pensadores clásicos filosóficos chinos-generalmente ligados al confucionismo-, con una fuerte impronta moral sobre las acciones políticas (Staino Maria y Bordazar Laura; 2017).

En este sentido, con el ingreso al Siglo XXI comienza a surgir un renovado interés por desarrollar una teoría propia de las Relaciones Internacionales.Durante el congreso partidario de 2007, se articuló una serie de elaboraciones analíticas/conceptuales propias como “mundo armonioso” y “sociedad armoniosa”, con las que se dio una orientación política definida: el “desarrollo pacífico de China”. En este contexto, se definieron los intereses nacionales y las estrategias hacia adentro y afuera: erradicar la pobreza interna y reintegrar la región al mundo“pacíficamente”(sudeep kumar; 2018).

En la práctica, esto implicó un desplazamiento hacia un perfil más activo en la vida internacional de la mano de un liderazgo geopolítico y económico, a través de su intervención -como nación “desarrollada”- en múltiples organismos internacionales, interactuando y vinculándose con otras regiones del mundo comercial y económicamente y participando del debate de algunos de los principales temas de la agenda internacional, como el cambio climático.

La cuestión de la vinculación e interacción armoniosa, como vehículo de desarrollo de un mundo más próspero y pacífico, beneficiosa para todos, aparecerá en el esquema filosófico analítico chino, dándole relevancia al criterio de “responsabilidad internacional” y a la idea de un liderazgo basado en alianzas con normas morales universales de entendimiento,ayuda y respeto. China-como país desarrollado- tendría así la responsabilidad de aportar y ayudar -al mundo en general y a las naciones en desarrollo en particular- a desarrollarse; como se desprende del documento: “ocho principios para la ayuda económica y la asistencia técnica a terceros países” de 1964, cuya lógica se transmitiría a otros documentos más recientes. (Staino Maria y Bordazar Laura; 2017).

Por tanto, si bien la cultura política de china fue influenciada por su participación en las relaciones internacionales y los organismo internacionales -ambas con sus normas y culturas explicitas e implícitas-, aun hoy se puede observar la impronta de un antiguo concepto filosófico chino, el de “Dantong”[4] (sudeep kumar; 2018)

Sin embargo, como veremos, muchos analistas ponen en tela de juicio este entramado discursivo/filosófico, al considerarlo más bien un artilugio dirigido a empañar el interés “depredador” de una economía desarrollada sobre las naciones “periféricas”.

China y América Latina

Si bien el vínculo comercial entre las dos regiones es precedente, el bum industrial de china a finales de los ’90, demando un fuerte abastecimiento de materias primas e insumos comestibles para el consumo popularchino, al tiempo que requirió de mercados capaces de absorber sus productos manufacturados. Esto transformo radicalmente las dimensiones y características de las transacciones comerciales que en 2003 se aceleraron vertiginosamente. (Jenkins Rhys; 2010)

Los gobiernos de la región primeramente se mostraron poco entusiastas con la “amenaza” representada por los bienes chinos -altamente competitivos- en el mercado local. Pero en cambio, si mostraron iniciativa al estimular-mediante relaciones y acuerdos bilaterales- la llegada de inversiones y créditos frescos del gigante asiático. Ahora bien, estas inversiones de capital generalmente estaban ligadas al desarrollo de industrias, infraestructuras o bienes complementarios a las actividades extractivitas de la región, a través de las cuales China, se garantizaba un mejor acceso a los recursos estratégicos regionales[5]; mientras que los créditos, pocas veces se desembolsaron como se esperaba y crecían las importaciones de bienes manufacturados a la región.

En líneas generales, la llegada de los créditos e inversiones directas, no fueron ni lo esperado ni lo hablado en los acuerdos bilaterales; de hecho, los países desarrollados fueron los puertos privilegiados en los que, generalmente,desembarcaron las inversiones de capital chinas. Según Rhys, las inversiones directas de china en la región estuvieron por debajo de las expectativas iniciales y en la mayoría de los casos fueron impulsadas por factores comerciales, como la adquisición de materias primas y el acceso al mercado latinoamericano para los bienes de exportación china (Jenkins Rhys; 2010). Estos créditos, no solo están sujetos a condicionamientos (prioridad en las licitaciones a empresarios chinos, apertura comercial a sus productos, facilidades en materia comercial arancelaria, implicación en las políticas nacionales, repago en materias primas y recursos, etc.), sino que además, están “atados” al desarrollo de proyectos extractivos (mineros, energéticos, agrícolas) yde infraestructura (puertos, redes ferroviarias, represas, etc.)vinculadasdirectamente a la ampliación del flujo de exportación primaria local (Cesarin Sergio; 2016).

La capacidad de presión de China,[6] la necesidad acuciante de los Estados regionales de liquides, divisas e inversiones de capital, le permite a China “vender futuro”. Esta mecánica, implica que mientras el gigante asiático promete voluntad política -inversiones, créditos, transferencias de capital y“mutuo beneficio”- en tanto acción potencial, las economías periféricas en general y América Latina en particular, le retribuye con acciones tangibles y presentes -ventajas competitivas frente a otras economías desarrolladas, acceso a mercados, importación de productos manufacturados, prioridad en licitaciones, etc.-(Bolinaga Luciano; 2007).

Cuando consideramos en este cuadro, el riesgo a la (re)primarización productiva, a la exfoliación de los recursos estratégicos naturales y las problemáticas socio-ambientales de las economías periféricas contenidas en este patrón de intercambio, se nos revela un panorama de profunda asimetría.[7]En este sentido, Sevares considera que la estrategia de expansión y vinculación económica-comercial de China esta sostenida por un lado, en el acceso a las materias primas de las economías periféricas y al acceso a los mercados locales para sus productos manufacturados, y por el otro, en la utilización de los créditos e inversiones como recursos para reforzar y profundizar el perfil exportador de materias primas en las periferias (Sevares julio; 2015).

SoberaníaPolítica

Si bien es cierto que variados sectores de la región, observan al gigante como una alternativa a la hegemonía norteamericana y los organismos financieros ligados a él, también es cierto que forma parte del complejo entramado discursivo construido en la región, en torno a las RRII de China.

Los gobiernos de la región, quedaron sujetos a un doble dilema. Por un lado, la necesidad real de estos por preservar el mercado chino como receptor de sus materias primas[8] a través del cual acceden a las divisas necesarias para el desarrollo de las políticas públicas -lo cual beneficia tanto al Gobierno como a los sectores intervinientes en la redistribución interna-; por el otro lado, está la necesidad de proteger las industrias locales de los productos chinos. En este contexto, se acopla la falta de voluntad china por invertir los capitales acordados-másallá de casos excepcionales en que se encuentra afectada la cadena de producción/exportación primaria[9]- y la falta de una transferencia de capital tecnológico a nuestra región.

Contrariamente a lo que considera Granados,la presencia comercial y de inversiones de China en la región, dista bastante de presentarse en términos de cooperación y mutuo desarrollo. La confianza en el “dialogo”, el “desarrollo pacífico”, el “mutuo entendimiento” y la cooperación “sur-sur” no pueden solapar el carácter asimétrico que asumen las interacciones y vínculos entre nuestra región -como economía periférica- y China. Donde observa “oportunidades de negocios” muchos analistas ven primarización económica y avasallamiento a la industria local.

A su vez, por parte de China, no solo hay una preocupación real de desligarse del rol “contra-hegemónico” que otros actores le atribuyeron, sino que hay una fuerte preeminencia de inversiones chinas en los países desarrollados, lo que desnaturaliza un poco la imagen construida de “contra parte”global norteamericano. A tal punto está claro esto, que el mercado europeo y norteamericano representa para China, el grueso de sus exportaciones -después de la propia región asiática- y que muchas de las empresas de capitales mixtos, cuentan con alguna participación de capitales transnacionales norteamericanos. De hecho, empresas transnacionales con importantes capitales norteamericanos -anteriormente ubicadas en otras regiones periféricas-, han reubicado sus procesos productivos en china, tanto por los estímulos impositivos como por los bajos costos de producción -bajo costo de mano de obra y ritmos intensivos de trabajo-.[10]

Conclusiones preliminares

Los vínculos económicos y comerciales con la región, expresan un claro desfasaje con la retórica cooperativa sostenida en las RRII chinas. Para un sector de cientistas, este bloque filosófico/conceptual figurado en torno al rol chino en las RRII, representan una dimensión idealista del desarrollo chino detrás del cual, se nubla la realpolitik de optimización de la inserción económica-comercial en las regiones periféricas. Su aparente funcionalidad, según Bolinaga, sería la de “minimizar la teoría del avance chino y establecer una relación favorable a la modernización china”.

El pragmatismo chinoopera en la región en el marco de la división internacional del trabajo, que vuelve a encontrar a las economías periféricas en su rol de “proveedores” de recursos naturales y materias primas para los insumos industriales de -en este caso- su país, mientras los principales flujos de tecnología y capitales se establecenentre los países desarrollados en general y con Estados unidos en particular (Cesarin Sergio. 2016). En esta línea de pensamiento, autores como Bolinaga llegaran a la conclusión de que en el esquema internacional de la división del trabajo, mas allá de las cuestiones retoricas y discursivas, no se expresa un cambio sustancial; por el contrario, se reproducen viejos patrones de primarización y asimetría económica.

De esta forma y másallá de los beneficios relativos para los países de la región, de contar con acceso -limitado y condicionado- a los flujos frescos de capitales -divisas y créditos- e inversiones chinas frente a las presiones unilaterales de EEUU -y los organismos internacionales ligados al atlántico norte-, lo cierto es que habría que repensar las formas de vinculación entre estos. El desafío se presenta claramente para los países de la región, que deben allanar el camino a la industrialización, hacia la diversificación económica y la ampliación de los márgenes de soberanía-autonomía en el marco de las relaciones internacionales;todo para lo cual, requieren -paradójicamente- del flujo de divisas e inversiones que acrecienten las reservas y los capitales disponibles para una política de Estado sostenida.

Por tanto, la asimetría de los roles establecidos, debe ponerse sobre la mesa, cuestionarse y sobre ello, elaborar una planificación de desarrollo regional propia que concentre sus esfuerzos en la transferencia de capitales tecnológicos y el desarrollo industrial. Consideramos que solo en base a metas claras de desarrollo, con Estados fuertes y planificadores,  la región en general y cada país en particular, podrá esperar y demandar un vínculo simétrico en la mesa de las relaciones internacionales.  Con esto, implicamos las responsabilidades en el aprovechamiento de las nuevas circunstancias en el espacio de las relaciones internacionales, para consolidar mediante los márgenes de autonomía relativa que esta pudiera dar, una proyección modernizadora propia.

Cuando señalamos la falta de interés, por parte del gigante asiático, de transferir capitales e inversiones al desarrollo industrial de la región, o cuando consideramos que su impulso está volcado plenamente al desarrollo de las áreas periféricas del mercado de exportación primaria, debemos necesariamente, incorporaral diagnóstico a las dirigencias políticas de la región. Dado que, en gran medida, aun guían sus decisiones en concepciones mercantilistas de la economía en desmedro de las capacidades industriales nacionales (Cesarin Sergio; 2016).

Esto nos induce a observar las políticas chinas hacia la región, desde la perspectiva de las respuestas nacionales dadas por las dirigencias nacionales, que perpetuarían o alterarían el entramado asimétrico.

Esta perspectiva es importante, porque sin atender a las responsabilidades locales, la imagen que se construye es la de una China inescrupulosa y voraz que impone modelos y asimetrías en el mundo, reproduciendo viejos órdenes en función de sus intereses. Detrás de las posiciones que las “fichas” ocupan en la división internacional, necesariamente debe haber un relativo reconocimiento de cada actor de su lugar y, por tanto, depende de ellos también construir proyecciones más o menos exitosas de desarrollo localen el plano políticoy económico. En definitiva, las oportunidades que pudobrindar la “irrupción asiática”-desde finales de los años ´90 y principios del Siglo XXI- al diseño de “estrategias nacionales”, por el momento no parece haber encontrado eco en los espacios de decisión local.

En parte, habrá que atendera las especificidades de cada nación de la región, para observar las causas y limitaciones a esta proyección, puesto que la misma no es un actor monolítico y esta atravesada de tensiones y competencias internas. Sin embargo, hay tendencias generales que nos permite pensar en una profunda dependencia hacia los ingresos provenientes del extractivismo y la producción primaria como pilar de los ciclos económicos nacionales.

La forma que va asumiendo el sistema internacional, ciertamente pone en juego las capacidades unilaterales de Estados Unidos por imponer modelos de desarrollo y colocar agenda internacional (Granados Ulises; 2015). Pero no le podemos asignar por elloa la política internacional de china hacia la región,una carga ideológica-moral[11], sino más bien observar como los gobiernos nacionales de América Latina, aprovechan las posibilidades abiertas por la presencia asiática. Después de todo, la consecución de sus intereses -sostener la modernización y el desarrollo industrial- puede entrar en sintonía con ciertos aspectos de la vida política y económica nacional, pero puede también significar, como observamos, un ancla hacia la falta de diversificación productiva y la primarización extrema.

Por tanto hay que considerar una serie de cuestiones que plantean nuevos desafíos analíticos (e históricos): (1)las oportunidades abiertas y su aprovechamiento serán tales en el marco de una proyección de desarrollo local; (2) se debe partir de la base de que China tiene intereses definidos sobre la región y que su política va indefectiblemente en función de ello; (3)que esos intereses pueden significar una puerta a nuevos flujos de capitales, recursos y oportunidades para los Estados locales, pero también pueden significar una profundización de viejos esquemas productivos primarizados; (4)por tanto, hay que despojar de cualquier carga ideológica-moral que se le pudiera imprimir al desenvolvimiento chino en los vínculos e interacciones internacionales, para reubicarlo en el plano de la Realpolitik, y desde allí poder pensar estrategias de desarrollo nacionala partirdel cual posicionarse en las negociaciones e intercambios con el gigante asiático y el mundo; (5)se debe,en este sentido, recuperar las responsabilidades locales que intervienen en el diseño de estrategias nacionales de desarrollo, para repensar la asimetría estructural establecida entre los distintos países de la región con China, así como entre los mismos países regionales.

Con todo, quizás sea más productivo observar y sacar algunas conclusiones (aunque sean tentativas), sobre el recorrido atravesado por China para desarrollar exponencialmente sus capacidades productivas, intentando encontrar en ello, algunas experiencias enriquecedoras para la región. Un modelo político estatal, que ha logrado sostener a lo largo de estas décadas, una batería de políticas dirigidas a regular y planificar tanto la definición de los objetivos a mediano y largo plazo, como de los medios para llegar a ellos. En este sentido es de resaltar, el probado sistema Científico/Social ligada a las estructuras de poder y decisión del gobierno chino-en un contexto caracterizado por un Estado políticamente fuerte y centralizado-,que permitió la constitución de una sofisticada red de profesionales (empresarios) y académicos dispersos por la región, a través de la cual elaboran evaluaciones integrales sobre América Latina ya partir de las cuales toman sus decisiones (Cesarin Sergio; 2016).

 Podemos a su vez, poner en cuestión si este desarrollo acelerado chino surgió como respuestas a las propias contradicciones y tenciones de su realidad interna (Malena Jorge; 2015), o si efectivamente fue una línea seguida a fin de elevar las condiciones de vida de la sociedad china que sufría del estancamiento económico y productivo (Guoxing Li; 1992); pero sea cual fuera, hay que extraer las experiencias que llevaron al salto cualitativo y cuantitativo de las fuerzas productivas de este país, sin perder de vista las tensiones y contradicciones que emanan del proceso.En definitiva, tomando las experiencias que la historia nos da, debemos repensar las responsabilidades que surgen del “estado de las cosas”-y que recaen sobre las elites locales- y considerar que cualquier transformación en los roles -impuestos/logrados- en la división internacional del trabajo, debe necesariamente estar vinculados ala existencia -o no- de proyecciones nacionales (y regionales) de desarrollo a mediano y largo alcance.

Bibliografía

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Notas periodísticas:

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- “En Pekín, Cristina recibió reclamos y promesas de empresarios chinos”; Obarrio Mariano; Diario La Nación; 04 de Febrero 2015; https://www.lanacion.com.ar/politica/en-pekin-cristina-recibio-reclamos-y-promesas-de-empresarios-chinos-nid1765693

- "Cristina firmo 15 convenios con China y ofreció invertir en recursos naturales”; Obarrio Mariano; Diario la Nación; 05 de Febrero de 2015; https://www.lanacion.com.ar/politica/cristina-firmo-15-convenios-con-china-y-ofrecio-invertir-en-recursos-naturales-nid1765819

- “Cristina Kirchner le ofreció mas negocios a China y lo declaro su mayor aliado”; Obarrio Mariano; Diario La Nación; 04 de Febrero 2015; https://www.lanacion.com.ar/politica/cristina-kirchner-le-ofrecio-mas-negocios-a-china-lo-declaro-su-mayor-aliado-nid1765715

- “Argentina-China: Acuerdos para una relación asimétrica”; Diario Clarín; 27 de Marzo de 2015; https://www.clarin.com/economia/Argentina-China-Acuerdos-relacion-asimetrica_0_SyQwF-qvml.html

- Anuncios de Cristina: la verdad sobre el acuerdo con China”; Zeta Orlando; El Destape Web; 11 de febrero de 2015; https://www.eldestapeweb.com/nota/anuncios-de-cristina-la-verdad-sobre-el-acuerdo-con-china-2015-2-11-19-23-0

- “¿Cuáles son los acuerdos con China que Macri quiere revisar?”; Ortega Lucia; La Izquierda Diario; 02 de Abril de 2016; http://www.laizquierdadiario.com/Cuales-son-los-acuerdos-con-China-que-Macri-quiere-revisar

- “China acepto cambios en los contratos que acordó con Cristina Kirchner”; Dinatale Martin; Diario La Nación; 20 de Mayo de 2016; https://www.lanacion.com.ar/politica/china-acepto-cambios-en-los-contratos-que-acordo-con-cristina-kirchner-nid1900603

- “Argentina-China: ¿Cómo es la relación comercial con el gigante asiático?”; Salvador Pablo; Diario El Cronista Comercial; 17 de Mayo de 2017; https://www.cronista.com/columnistas/Argentina-China-Como-es-la-relacion-comercial-con-el-gigante-asiatico-20170516-0107.html

 - “La gira de Macri en China, una remake del Kirchnerismo”; Solano Gabriel; Prensa Obrera; n°37167; 26 de Mayo de 2017; https://prensaobrera.com/politicas/37167-la-gira-de-macri-en-china-una-remake-del-kirchnerismo

 - “Lazos con China: Argentina, a la cola de la región”; Guelar Diego (Embajador argentino en China); Diario El Cronista Comercial; 22 de Octubre de 2019; https://www.cronista.com/columnistas/Lazos-con-China-Argentina-a-la-cola-de-la-region-20191022-0075.html

- “Sindicalistas argentinos, en alerta por los acuerdos con China debido a las malas condiciones laborales que impone el régimen”; Diario Infobae; 02 de Enero 2020; https://www.infobae.com/politica/2020/01/02/sindicalistas-argentinos-en-alerta-por-los-acuerdos-con-china-por-las-malas-condiciones-laborales-que-impone-el-regimen/

-  “Alertan sobre el desembarco de chinos en el mercado laboral argentino”; Alvarez Pablo; Diario La Nueva; 13 de Enero de 2020; https://www.lanueva.com/nota/2020-1-13-7-0-41-alertan-sobre-el-desembarco-de-chinos-en-el-mercado-laboral-argentino

 

 

 

 



[1] Comenzaban no solo a ingresar al Partido jóvenes estudiosos, sino también emprendedores y empresarios locales, lo cual transformaba la fisonomía partidaria al ritmo que el partido transformaba la del país.

[2] Según la propia evaluación de los dirigentes chinos en los años, se encontraba estancada y requería de un proceso profundo de modernización económica-productiva. “Esta política tiene como propósito modificar aquellos elementos de la estructura y el mecanismo económico, inadecuados al desarrollo de las fuerzas productivas, expandir la economía socialista, poniendo en juego todos los factores positivos nacionales e internacionales, para acelerar el avance de la economía nacional. Li Guoxing, embajador chino en argentina en una entrevista realizada en 1992 para la “revista de Relaciones Internacionales” de la UNLP.

[3]Desde 1979, el Estado políticamente centralizado de la RPCh, fue delegando la administración de los recursos regionales a cada provincia, responsabilizándola de sus propios presupuestos. En este cuadro, la necesidad de inversiones y el estímulo a la actividad económica empresarial -nacional y extranjera- pasarían a ocupar un lugar privilegiado en las agendas políticas provinciales en vista de su viabilidad económica.

[4] Gran armonía universal.

[5] Nos referimos a recursos como el petróleo, el gas, el acero, la soja, el litio, etc.

[6] La magnitud del mercado chino para los productos primarios de la región, lo coloca en una posición favorable para alterar el precio de los productos en el mercado internacional, al tiempo que está siempre latente la necesidad de sus capitales.

[7] Y al utilizar este término (asimétrico), el contraste con principios como el de “cooperación”, “complementariedad” y “mutuo beneficio” -presente en todo el entramado discursivo  de las RRII chinas- es total.

[8] Dependiendo la nación regional, esta puede representar el segundo o tercer mercado para  su economía, y en todos los casos en una clara tendencia a desplazar a Europa.

[9] Es muy interesante la observación de Cesarin sobre la implicancia china en el desplazamiento regional hacia el Pacifico, mediante su intervención en el mapa ferroviario y de transportes sudamericano; así como en Argentina - el Belgrano Cargas conecta las subregiones productivas con el puerto- y Brasil, son reanimados los transportes ferroviarios hacia los puerto transoceánicos. (Cesarin Sergio; 2016)

[10]Podemos tomar el caso de la industria computacional de capitales norteamericanos -IBM, Hewlett-Packard, etc.- como ejemplo gráfico. Estando montadas en México, se reubicaron en China para producir el insumo tecnológico que será luego consumido principalmente en los mercados de Estados Unidos y Europa (Jenkins Rhys; 2010).

 

[11] Bolinaga, nos señala la dislocación existente entre el discurso “filosófico idealista” ligado a los principios de “confianza”, “mutuo entendimiento”, “beneficio mutuo”, “desarrollo pacífico” y “cooperación Sur-Sur”, con la praxis -profundamente “realista” y pragmática- de las relaciones internacionales chinas. Una dislocación dirigida, según él, a atemperar la teoría del “avance chino” y desligarle el carácter asimétrico de los vínculos que establece en vista de sus propios intereses nacionales. (Bolinaga; 2007)