Revista Nº3 Nota de Actualidad I

Resumen

 

La idea central de nuestra investigación sería vislumbrar que planes de acción  estarían desarrollando las principales economías emergentes de la región, dentro del mediano plazo,  conducidas en su mayoría por gobiernos populistas, para enfrentar un nuevo escenario mundial enmarcado en la economía del conocimiento.
Es así, que analizaríamos las principales aptitudes que estarían siendo llevadas a cabo por los líderes, en materia de decisionismo político,  para encarar lo que sería un escenario definido por la incorporación de valor agregado por sobre las materias primas o commodities, la expectativa por la necesaria “caza” de inversiones, y la urgente incorporación de los países latinoamericanos en proyectos sobre investigación y desarrollo.
El intento de emular las capacidades de los mercados norteamericano, asiático y europeo, sería la consigna para el desarrollo de la región. Por eso nos preguntaríamos ¿Qué estarían realizando las principales administraciones populistas para insertarse en el mundo desarrollado, en vez de querer aislarse de él?

 

Abstract

 

The main idea of our investigation would be to shed some light on the action plans being developed by the major emerging economies of the region in the medium term, which are mostly ruled by populist governments, to confront the new world scene framed within a knowledge-based economy.
Thus, we would analyze the key policies which are being carried out by leaders, in the field of political decisionism, to address a scenario defined by the incorporation of added value to raw materials or commodities, the expectation to “hunt” necessary investments and the urgent integration of Latin American countries to R&D projects.
The premise for the development of the region would be the attempt to emulate the capabilities of the North American, Asian and European markets. Therefore, we ask ourselves: What are the main populist administrations doing to get inserted in the developed world, instead of wanting to isolate from it?
 

 

Petro- prepotencia, ignorantia y pobreza. Receta para el aislamiento en América Latina

 

                                                                              Por Esteban Abel Amoretti1

 

Introducción

 

Dada la aparente recuperación económica en la región, resultaría interesante tratar de analizar los caminos que estarían tomando las principales administraciones emergentes en materia de construcción de un proyecto económico y político serio a largo plazo. Así es que, trataríamos de  vislumbrar como estarían invirtiendo este escenario favorable en recuperar aspectos que resultarían esenciales como la mejora de la educación, la pobreza, el desempleo, la seguridad, etc., y su inserción dentro de un mundo marcado por la incipiente incorporación de conocimiento en materia de tecnología, grado de desarrollo e inversiones, principalmente en vinculación al mercado norteamericano, asiático y  europeo.

A partir de esta coyuntura, sería interesante corroborar quien estaría diciendo la verdad y quien estaría engañando a la opinión pública, dado que las estadísticas de los organismo responsables a nivel regional, continental y mundial, estarían demostrando un retroceso en manos de las administraciones en materia de pobreza, de desarrollo, de educación, en contrapunto, a las estadísticas oficiales gubernamentales, que dirían lo contrario.

Es así entonces, que en este trabajo intentaríamos realizar un estudio comparado entre la situación económica y política mundial, en relación a las tres administraciones que consideraríamos de mayor relevancia para la región, como sería el caso de Venezuela, Brasil y la Argentina, tratando de demostrar que el Mundo estaría tirando para un lado, y las administraciones populistas latinoamericanas, para el otro.

 

Definiciones previas fundamentales

 

Al referirnos sobre el concepto de “ignorantia”, nuestro sentido no sería expresar pomposidad o adorno a un concepto simple de definir como es la ignorancia, sino más bien resaltar, que dentro de las diferentes acepciones, dado el marco referencial de estudio de nuestro trabajo, nos cabría utilizar diferentes significaciones de la palabra “Ignorancia”, sin estar alguna por sobre las otras, sino que todas a su vez se encontrarían entrelazas y serían  necesarias para la vida de los otros significados en materia de totalidad. Nos referiríamos a una significación polisémica.
Ignorancia expresaría calidad de ignorante, es decir de alguien que ignoraría no tener noticias de las cosas. Por otro lado, sería falta de conocimiento. Para el Derecho, por ejemplo,  sería el desconocimiento de la ley, no excusable, por suponerse que la conocerían todos. También tendríamos a nuestro alcance la acepción, de la invencibilidad, que referiría a un patrón marcado de sentido ontológico, enmascarando la razón que se tiene por sobre alguien u algo, en un grado de invencible o prepotencia, por no alcanzar razones que se hagan dudar de ella, como caso paradojal, por quien quiere o pretende tener la razón, omitiendo o ignorando que habría mas razones significativas que la que alguien acusaría como única y verdadera. Sobre este último significado nos gustaría detenernos.
El grado de invencibilidad o “imbecilidad”, -definido como aquel quien sería alelado, o con falta de razón-, estaría dentro de la características que estarían definiendo mejor las actitudes de hoy día de algunos liderazgos populistas latinoamericanos, en materia de decisionismo político  para alcanzar objetivos a largo plazo, principalmente en virtud de progreso y desarrollo, que vincularían  la mejora de la ciudadanía toda- y no solamente de una parte interesada-  dentro de la que consideraríamos en nuestra opinión, unas de las mejores coyunturas económicas favorables para la región y el mundo de los últimos tiempos.
Entonces ¿por qué ignorancia? La ignorancia podría ser a causa de falta de conocimientos o por cierta amnesia intencional, provocada, o tal vez no, referida dentro del marco de los estudios políticos, como razón de suspicacia, interés o falta de interés, que sería considerado aún peor.
Dentro de las posturas inducidas por este grado de invencibilidad o imbecilidad, como característica de personalidad altanera, en grado de  prepotencia juvenil y maliciosa, que estarían definiendo las personalidades histriónicas de líderes latinoamericanos como el presidente bolivariano  Chávez o su par, el “ex presidente” Kirchner, o la actual mandataria electa, Cristina Fernández en la Argentina, nos estarían arrastrando, como sociedades en vías de desarrollo,  al fondo del pozo.
Por otro lado la ignorancia provocada per se – considerada como falta constante de educación de una población-, destinada a lograr la falta de conocimiento en la sociedad, como factor distributivo inherente a las fuerzas del Estado como el garante moderno del desarrollo de la vida societal, sería considerado como delito a los Derechos Humanos, incluido en la Carta de las Naciones Unidas,  ya que en las sociedades democráticas y legítimas, no se podría condenar a la ciudadanía a la falta de aprendizaje por derecho, como sería el caso acertado de la mayoría de las sociedades latinoamericanas actualmente, que se encontrarían, a pesar de los grandes presupuestos estatales que manejarían,  entre los países más rezagados mundialmente en materia educacional, lo que sería considerado un juego de doble perversidad. Por un lado, los gobiernos no educarían a las sociedades para continuar con la ignorancia de la mayoría, que ignoraría lo que elegiría, y estas,  por  carecer de la educación adecuada, ignorarían sus derechos civiles, políticos y sociales en su plenitud, no solamente en materia de decisiones ciudadanas políticas, sociales y económicas concernientes y necesarias, sino y aún tal vez de mayor relevancia, conocimientos sobre procesos constitucionales legales y legítimos, procesos electivos, de censura, entre los más destacados, definiendo que existirían formas manifiestas y encubiertas de violación a los Derechos Humanos, en donde dentro de las notorias incluiríamos a la represión ilegal o el terrorismo como ejemplo, mientras que otras como la miseria o la ignorancia serían violaciones encubiertas, mitigadas, más difíciles de reconocer.
Este juego entre la ignorantia del Estado, junto a  la ignorancia inducida por el Estado en la ciudadanía, conllevaría al escalón de lo verdadero y lo falso,  como definirían los griegos del (a) lethos, para ellos la concepción de Verdad como un acontecimiento, que conllevaría a descubrir el velo, quitar lo que cubre la verdad misma, descubrir lo oculto.
Por eso nos preguntaríamos ¿las administraciones populistas latinoamericanas actuales, querrían descubrir el velo, o preferirían la herramienta de la ignorantia, para seducir a tontos propios y ajenos, civiles y políticos, marginales y cautivos, para continuar a gusto con un grado de inescrupulosidad aparente sus misiones cuasi-proféticas, a pesar de alegar que estarían realizando los máximos esfuerzos, en materia de desarrollo, educación, pobreza, seguridad, cuando la realidad indicaría lo contrario?
La historia actualmente nos estaría evidenciando que los gobiernos se estarían jugando por la mayor  perpetuidad posible en el poder cueste lo que cueste, y el  menor compromiso social, comprobable. Los definiría el  nepotismo, el autoritarismo, la  prepotencia, y el mayor grado de  ignorancia, en el sentido polisémico de totalidad,  para asirse del poder, gracias a su ignorantia (en el grado de invencibilidad), para siempre.

 

Analizando el Mundo

 

La China del futuro y una América latina para el olvido.

 

En la milenaria China, con la caída del maoísmo, entre los años 1978 y 1980, se habría anunciado la desaparición de las enseñanzas y medidas políticas que habrían sido objeto de crítica, tales como el “Gran salto hacia Adelante” de los años 1958 y 1959, que habrían conducido durante los años de la revolución popular, a una economía doméstica en ruinas. Sin desconocer la que habría sido la obra política inicial de Mao, algunos de sus propios principales colaboradores como Ye Chiang- Ching habrían admitido públicamente haber incurrido en errores y excesos, al celebrarse el tercer aniversario del establecimiento de la República Popular de China, reunido ante el Congreso Nacional del Pueblo.
En la crítica contra el régimen de Mao y la “Pandilla de los Cuatro” (tres de los principales colaboradores y su viuda), se habría hablado de muchos años perdidos, y de que todo se estaría por hacer en la China moderna. Quedémonos con esta expresión, de que “todo se estará por hacer”.
La actual proyección de China, la China comunista posmoderna de capitalismo de Estado y gobierno unipartidario, habría incurrido a pesar de su condición de comunista, en lo que junto con Occidente definirían como un nuevo “Gran salto hacia Afuera”, como retruécano del antiguo salto hacia “adelante”, que habría fracasado en los tiempos de la dictadura “perpetua” egocentrista de Mao. Las últimas palabras en las acusaciones contra “EL Timonel”, habrían descrito sus políticas como extremistas en demasía, sanguinarias y corruptas. Entre las acusaciones contra la “Pandilla” figuraría el “atraso que significó para China la llamada “Revolución Cultural”, cuando se suprimieron todas las actividades científicas, tecnológicas y artísticas, desencadenando una sañuda persecución contra todos los personajes prominentes en dichos campos. Esa persecución dicen los acusadores, habría costado la vida de unas 34.000 personas y daños y sufrimiento a centenares de miles”2
China entonces, con su salto hacia “afuera” tendría mucho por hacer y habría aprendido su lección.
Actualmente, la China comunista, se encontraría estimulada por una fiebre capitalista sin igual. Comandaría el mercado de consumo mundial, sus nuevos ricos invertirían en las principales marcas del mercado, manejarían coches importados, y la pluma de construcción, literalmente, habría sido calificada como el nuevo “pájaro nacional”.
Ahora bien. No deberíamos olvidar, que el mantenimiento del orden comunista, estaría inducido sólo como un resguardo a la vida política y social en China. Con la disolución del gobierno del partido único, como organismo cohesionador y regulador del aparato político y partidario en su conjunto, pasando del unipartidismo a un multipartidismo, podría producir una crisis del orden institucional de dimensiones bíblicas, ya que China elaboraría propuestas partidarias tantas como etnias, idiomas, cantones y divisiones sociales y raciales- religiosas  tendría.
Manteniendo el ordenamiento del comunismo, no habría  dudado sin embargo, en realizar una transformación radical de su economía, para arribar a un  capitalismo comandado por el Estado, como nunca, ni el más escéptico, habría podido imaginar.
China se habría transformado junto a India, los países del ex bloque comunista, los Estados Unidos de Norteamérica y los países de la UE, en una de las principales economías del  mundo, sino en la más pujante e inversora en los últimos tiempos. No habría país del mundo que no tendría acuerdos comerciales con la China comunista, sus inversiones llegarían a todos los rincones y su productividad diferenciada en su “marca país” la distinguiría de sus competidores. Bravo por China.
Bajo este escenario, nos preguntaríamos, ¿por que las economías latinoamericanas no podrían crecer al orden de la China comunista? A modo de ejemplo, bajo el gobierno del presidente bolivariano Hugo Chávez, se habrían cerrado empresas internacionales que habrían emigrado, como sería la multinacional de comidas rápidas  McDonald’s. Es decir, mientras China abriría más y más locales, y contrataría a la firma como patrocinador oficial de los próximos Juegos Olímpicos en ese país,  en Venezuela, se llevaría a cabo una política espanta- capitales.
En otro punto, las estadísticas indicarían que la región a pesar de sus proyecciones económicas otorgadas por la creciente economía a nivel mundial, en donde se estimaría que incluso, países como Haití, habrían crecido en sus márgenes de presupuesto, el gasto en razones educativas publicas y privadas, secundarias y universitarias, nos colocaría en los últimos puestos del ranking en materia de conocimiento. En China, sin embargo, a pesar de ser comunista, todos pagarían su educación, mientras que en Latinoamérica los pobres que aportarían sus sueldos al Estado, pagarían la educación pública universitaria de los sectores más pudientes, y los sueldos de profesores y científicos serían aun bajísimos. En China un profesor universitario sería considerado una profesión bien remunerada y de privilegio, valorada y destacada a nivel social y económico, los jóvenes respetarían el hecho de educarse para conseguir empleos bien remunerados y prácticamente la mitad de las casas de estudio del país serían bilingües. En Latinoamérica cada vez se cerrarían más escuelas y la gente sería cada día un poco más ignorante y conformista.

 

El ejemplo de Chile, Irlanda y los países del ex bloque soviético.

 

El crecimiento chileno se definiría  a partir de un conjunto de medidas políticas e institucionales adoptadas por los gobiernos democráticos post- pinochetismo, que habría aducido a respetar las construcciones que habrían ido alcanzando las diferentes administraciones sean estas de centro o de izquierda, sin derrumbar los logros obtenidos por cada administración previa, lo que habría marcado una clara diferencia por ejemplo, con la Argentina. Los líderes políticos habrían olvidado sus fines personales por defender impetuosamente los fines de la nación, construyendo un claro ejemplo de previsibilidad para el mercado mundial y la vida política internacional. A partir del festejo del acuerdo del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, el país trasandino se habría convertido, a pesar de sus dimensiones geográficas y sus posibilidades geoestratégicas reducidas,  en un ejemplo de lo que debería hacerse en la región, salvando las distancias con el siempre poderoso y acaudalado Brasil.
Chile, se habría orientado por elegir un rumbo y mantenerlo, ya que no se podría inventar en cada gobierno, los objetivos estratégicos de un país.
El respeto de una economía política seria a largo plazo, responsabilidad fiscal y jurídica, habrían sido las claves fundamentales para abrazar una política de apertura económica exitosa. Habrían entendido que sin previsibilidad, no habría inversión.
Como lo explicaría el economista fallecido Robert Dornbush, cuando le habrían preguntado durante una visita a Latinoamérica por que los países de la región siempre encontrarían inconvenientes para la atracción de inversiones, habría explicado que “los países desarrollados tienen normas flexibles de cumplimiento rígido. Ustedes (refiriéndose a los latinoamericanos) tienen normas rígidas de cumplimiento flexible”3 . Es decir, en los países que funcionarían, los Congresos actualizarían las leyes periódicamente, pero una vez que lo hacen sus gobiernos la harían cumplir. En cambio, para los latinoamericanos, las leyes serían estáticas, pero no necesariamente serían inflexibles. Mientras no se respetarían las leyes y no existiría confianza, los países no recibirían inversiones nacionales ni extranjeras, y tendrían que seguir endeudándose para mantener sus economías a flote.
Parecería ser, que Chile habría vislumbrado este escenario, y lo habría cambiado, entonces nos preguntaríamos nuevamente ¿Por qué el resto de Latinoamérica se empecinaría en mantenerlo?

El caso de la República de Irlanda sería notoriamente trascendental. Se podría considerar como lo habrían definido los analistas, como un verdadero “milagro celta”. Recordemos que históricamente, Irlanda, habría sido uno de los pises a nivel mundial, más parecido a cualquiera de América latina. Una cultura católica beligerante, impuntualidad para el cumplimiento de sus contratos, violencia política, altos niveles de corrupción burocrática, en fin, demasiadas coincidencias. ¿Pero, que habría cambiado? Prácticamente hace dos décadas atrás, los sectores principales políticos y económicos del país, habrían denunciado un acuerdo bajo la forma de un pacto social, en donde cada parte -Estado-sindicatos-trabajadores-empresariado- se habrían comprometido en hacer a un lado décadas de incertidumbre y proteccionismo político y económico decadente, con la ilusión de realizar una apertura hacia el mundo, con el objetivo de que cada parte realizaría su lucha sin boicotear la cruzada. Los empresarios debieron cumplimentar los pedidos de los trabajadores, mientras que estos obedecían las restricciones salariales impuestas por el Estado, mientras este, se hacia cargo de amortiguar la apertura al mundo, desregularizando la economía, y haciéndola mas eficiente, cumpliendo sus responsabilidades jurídicas y contractuales y  haciéndose más previsible para sus vecinos y el mundo. Es verdad que en un comienzo las cosas no habrían sido fáciles, pero el pacto social no se rompió. Este sería un claro ejemplo de un proyecto serio de decisionismo político a largo plazo asumido por toda una sociedad.
Dos décadas después y con ayuda de los aportes de los principales países en materia de inversiones de la UE, y la buena voluntad de su ciudadanía, Irlanda disfrutaría de una de las economías mas pujantes del mundo moderno. Sus índices de pobreza se habrían reducido notoriamente, atraerían capitales de inversión, con altas cuentas de crédito los trabajadores pagarían sus casas y automóviles, las principales empresas multinacionales de tecnología invertirían en el país, y colocarían sus terciarizadoras en materia de venta de tecnología y servicios, otorgando mayores posibilidades laborales. ¿Por que Latinoamérica no seguiría su ejemplo?

Los países del ex bloque soviético, la Europa Central, no la mal definida Europa del Este, considerada por países pobres como Bielorrusia o Ucrania, sino Polonia, Rumania, Hungría, República Checa, también habrían aprovechado la apertura a las dimensiones de la economía de mercado, que los habrían catapultado a un crecimiento sobresaliente en los últimos años, atribuyéndoles buenos augurios en materias de inversiones de los principales mercados como el norteamericano y el europeo.
Una de las atribuciones fundamentales, mas allá de la incorporación de estos países a la vida supranacional de la UE, y la previsibilidad y la certidumbre de sus responsabilidades con sus economías domesticas y la de sus vecinos, fueron las inversiones como consecuencia de una apertura responsable y un proyecto serio de sus Estados a largo plazo, lo que habría ayudado para transformarse en  nichos de tecnología de circulación y distribución de servicios y ventas de los principales productos de software informático norteamericano y europeo. En materia de educación, ya las escuelas primarias otorgarían un buen nivel en el idioma inglés, lo que construiría mano de obra bilingüe y bien calificada. Además y no sería dato menor, considerando como en el caso anteriormente enunciado sobre Irlanda, estos países poseerían características similares a la forma de vida de las políticas latinoamericanas más que a la de sus recientes pares europeos, con pasados obscuros marcados por la corrupción y la violencia política, y altos grado de incertidumbre en la seguridad jurídica de los contratos festejados.
¿Cual habría sido entonces el móvil de su cambio? La buena voluntad de su pueblo trabajador. Recordemos que los trabajadores de la Europa Central ya habrían demostrado sus aptitudes en las reconstrucciones de la post guerra encaminadas por el aporte del Plan Marshall, poniendo nuevamente en pie a la Europa continental occidental en su totalidad.
Aptitud de apertura al mundo, buenas condiciones laborales, mano de obra calificada, un espíritu solidario, parecería que ahí, se encontrarían las grandes diferencias. En los países latinoamericanos generalmente se atribuye a  la falta de empleo los grados de marginalidad que deterioran las vidas de la mayoría. Pero habría que añadir que figurativamente los pueblos latinoamericanos serían considerados reacios al trabajo y poco productivos. Tal vez se encontraría esta explicación en raíces culturales marcadas por el catolicismo, o la vida apaciguada de los extensos sectores rurales, induciendo en un espíritu poco asiduo a la inversión y la productividad, acostumbrados a una vida rural de caciquismo llevada a las ciudades por regímenes autoritarios de líderes paternalistas y populistas. Tal vez aquí residiría  nuestro Karma.
Es así que, aunque muchos miembros de las elites latinoamericanas sabrían que sus países se estarían quedando atrás, no tendrían el menor incentivo para cambiar un sistema que les funcionaría muy bien a nivel personal. ¿Que incentivos tendrían para cambiar un sistema que les otorgaría casi gratuitamente el poder, gracias a votos cautivos de quienes reciben subsidios estatales que beneficiarían a algunos, pero hundirían a la sociedades en su conjunto, en vez de brindar apertura a buenos empleos y buenos salarios, para incentivar el espíritu generoso de los trabajadores, que merecidamente quieren trabajar, pero viviendo bien? ¿Por que cambiarían las cosas los empresarios cortesanos, que ganarían contratos fabulosos de gobiernos corruptos, y por que lo harían los académicos y los intelectuales “progresistas” que enseñarían en las universidades publicas, que se escudarían detrás de las autonomías universitarias para no rendir cuentas a nadie de su ineptitud y amiguismo con el poder? Ninguno de estos sectores quisiera cambiar esto, no cuando afectaría su bolsillo o su estilo de vida. Así estaríamos.

 

Caso Venezuela. De la petro- prepotencia al gobierno continental.

 

Empezaríamos por el final. El presidente bolivariano Hugo Chávez pretendería enquistarse en el poder hasta el año 2021. En el último referéndum constitucional realizado en Venezuela, a fines del año 2007, el triunfo de la negativa, encabezado por la oposición, le habría dado la espalda a un cambio abrupto hacia un plan político para la instauración del “Socialismo del Siglo XXI”. Chávez sin embargo, parecería no recular, habiendo dicho que la “lucha es larga” Ahora bien. ¿Cual habría sido el proceso, que habría entusiasmado a este militar obtuso, a mal entonarse, con tantas ínfulas de dictador de país “bananero”? La causa fundamental es que Venezuela tendría un superávit histórico a razón de la suba del crudo de petróleo. Nos preguntaríamos, de no poseer esta diferencia a su favor ¿Chávez, tendría el mismo poder? ¿En que factores basaría su retórica de líder carismático de otros tiempos? ¿Por qué quisiera encaminar a un pueblo digno como el venezolano a involucionar a los niveles de la Cuba castrista? ¿Dictadura constitucional o democracia caudillista? Sabemos perfectamente que todos estos interrogantes no podrían ser contestados en este artículo, por cuestiones científicas, sin pisar los órdenes de la subjetividad,  además de no ser un trabajo meramente definido al estudio de la actualidad de Venezuela. Pero si podríamos definir la política de ese país en dimensiones de relación con el resto de Sudamérica y su ubicación en la vida internacional, económica y política.
Actualmente, el presidente Chávez sería uno de los hombres más fuertes de la política latinoamericana, sino el más fuerte. Tal vez por eso estaríamos hablando de él. Lo interesante de su retórica es el grado de necedad con el cual se movería y estaría perjudicando a su pueblo, y a sus socios en la misión por la instauración de una revolución continental antiimperialista. Pero aquí caería el presidente en ciertas contradicciones. ¿Cuantas veces hemos visto al presidente Chávez realizar en conferencias internacionales acusaciones contra el neoliberalismo, y su mal, las afluencias destructivas del capitalismo salvaje imperialista y todos los ingredientes que definirían que este sistema habría conducido a la pobreza a la región? Miles, cuantos segundos tiene el día. Su histrionismo, y la montura de su show, se apreciarían a cada momento, en todas las cadenas de información del mundo, y ni hablar en Venezuela, en donde habría monopolizado las opiniones, censurando a la oposición, al mejor estilo maoísta.
¿Pero gracias a que? Al  petróleo. Y saben ustedes ¿Que país es el principal importador del petróleo de la cuenca del Orinoco? Los Estados Unidos de Norteamérica. La revolución bolivariana estaría a nuestro entender siendo financiada por los petrodólares norteamericanos. Si, leyeron bien. Estados Unidos es el principal consumidor del mundo, y para continuar con la utilización de sus enormes automóviles consumidores de gasolina, y la marcha de su pujante industria militar, automotriz, siderúrgica, alimenticia, etc.,  necesitaría del petróleo chavista, que le dejaría remesas por 34.000 millones de dólares anuales a un precio de casi 90 dólares el barril de crudo. ¿Y saben que estaría haciendo Chávez con ese dinero? Estaría subsidiando grupos armados amigos en la región, contra los cuales pelearía EE.UU.
Chávez poseería a nuestro entender las mismas manifestaciones megalómanas como tantos otros militares tiranos que habría dado la historia universal, y los seguiría dando. Pero lo gracioso y peculiar, es que él no estaría inventando nada nuevo. Su espíritu de cruzada continental al mejor estilo Fidel Castro, de ponerse a cuestas la causa de la liberación de la región, recreando enemigos aquí y allá, fueron patrimonio por más de cincuenta años del cubano.
Por otro lado, Chávez, que definiría su lucha por la liberación del pueblo panamericano, estaría haciendo lo mismo que habría hecho cualquier líder de raíces liberales que dio la región antaño. Se estaría enriqueciendo personalmente, la sociedad venezolana y latinoamericana estaría tontamente dividida y pobre, y  aprovechando la confusión provocada, querría quedarse en el poder por siempre. ¿Pero que lo diferenciaría con otros lideres populistas latinoamericanos anteriores?  Chávez sería un sujeto y sería todos. No sería comunista, no sería capitalista, no sería musulmán, no sería cristiano. Sería todo lo que tendría que ser, para quedarse hasta el 2021.

 

Caso Brasil. 2008. El año del Coloso del sur.

 

Brasil históricamente siempre habría ambicionado todo. Sería el mayor exportador y productor de Sudamérica, habría sido el aliado sudamericano de los EE.UU. por excelencia, habría anhelado una banca permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, habría querido el desarrollo del ALCA, pero también por momentos ambicionaría pujantemente el liderazgo del MERCOSUR, hasta habría querido considerar un Papa negro brasileño para el Vaticano. Y tendría con que, para que dudar. Brasil sería considerada una de las economías más pujantes de la región, sino la primera, y una de las mas importantes, dada sus dimensiones, en el mundo. Competiría en la actualidad con economías emergentes de crecimiento sostenido de niveles de los países del ex bloque soviético, la India, Rusia, Corea del Sur, Vietnam, Irlanda, por nombrar solo algunos. Y parecería ser, que este año sería su año ¿Por qué? Acabarían de descubrir petróleo. Como si solo eso le hubiese faltado.
Recordemos cabalmente, como claro ejemplo, diferencias con la Argentina, su vecino, y antiguo competidor, que parecería ser que ya no lo podría ser más.
En el año 1964, en el Brasil, un golpe militar desplazaría a un presidente de pocos recursos, el mandatario Goulart, y comenzaría un espectacular proceso de desarrollo denominado “El milagro brasileño”, con tasas altísimas de crecimiento anual que durarían sin interrupciones por una década aproximadamente. Por esos momentos, en la Argentina, se manejarían cifras de crecimiento similares pero menores, aunque por momentos de menor diferencia, ya que se compensaría las ventajas competitivas cuantitativas del coloso del sur, en relación a las ventajas cualitativas criollas. Con el correr de los años las diferencias se harían más notorias, hasta el golpe del Tte. Gral. Onganía de 1966, que habría reconsiderado la paridad con sus pares militares del Brasil, encomendadas por el general Castello Branco desde Brasilia.
Luego, con el paso de las décadas, Brasil iría tomando otros rumbos, marcados por esa incipiente diferencia económica, que se trasformaría en significativa. Los lineamientos de ambos países divergirían, se introducirían mutuamente en un escenario de roces y broncas, y cada uno a lo suyo. Pero el Brasil, nunca desistiría de sus proyecciones de patrón de la región  dadas por la economía afirmada de antaño y el siempre preponderante papel de Itamaraty, marcando las grandes diferencias, que la posicionarían frente a la Argentina, como una  mejor nación, con decisionismo a largo plazo y empuje productivo propuesta por una burguesía industrial nacionalista de objetivos de mundo.
A pesar de ello, con la vuelta de las democracias,  se acordaría la paridad del MERCOSUR político, pero con reticencias infranqueables en lo económico. Brasil por momentos apoyaría los juegos del ALCA, y otras veces jugaría sus cartas para el liderazgo del mercado de la región. Así habría sido siempre Brasil. Y este Brasil inteligente actual del presidente Lula, no seria la excepción.
Brasil sería el festejante de las decisiones de los EE.UU. dentro de la región  sudamericana, junto con Uruguay y Chile, razón suficiente de confianza para que las inversiones en el Brasil de los acuerdos energéticos no paren de llover, mientras que en la Argentina actualmente, en contrapunto, los capitales emigrarían a diario. Es así como, al presidente Lula, se lo encontraría por ejemplo, por la mañana ratificando acuerdos energéticos en la Bolivia de Morales con Chávez sentado a su lado (Brasil se habría retirado del proyecto del Gasoducto del Sur auspiciado por Venezuela), y por la tarde se lo encontraría tomando una caminata en el rancho presidencial del presidente Bush en Texas. Así seria siempre, históricamente, el  Brasil. Pero ahora además, tendría petróleo. Parecería entonces que el milagro seria siendo brasilero. Pero, aquí no se trataría de misticismo. Entonces, una vez más nos preguntaríamos ¿Que habría hecho Brasil, para reivindicarse en el mundo que no hubiese podido hacer la Argentina? Brasil, mantendría su proyecto caza-inversiones de antaño, mientras que la Argentina, continuaría con su política  espanta- capitales también de antaño.
Las empresas inglesas de exploración y perforación en el mar, habrían confiado en el proceso brasilero de inversión para la renovación de su política de independencia energética, que la colocaría a niveles de paridad productora de crudo de los países árabes y Venezuela. Y a esto le tendríamos que sumar los biocombustibles a base de etanol. La Argentina, en cambio, en  vez de producir, lo importaría, y más precisamente al principal enemigo de los EE.UU. Bravo por Brasil, mal por Argentina.
Ahora, para concluir,  solo bastaría una cosa. Desearíamos que el Brasil de Lula, no caiga en la tentación de la petro-prepotencia de Venezuela, Ecuador y otros países productores de recursos energéticos, que conllevarían a los niveles de la corrupción y el populismo mesiánico personalista e indefinido.

 

Caso Argentina ¿Más de lo mismo?

 

Acabaría de terminar su primer mandato Néstor Kirchner en la Argentina. Le sucedería su esposa, la ex primera dama, la presidente Cristina Fernández de Kirchner. ¿Cambio o más de lo mismo? Sería imprudente pretender analizar lo hecho por la presidente por el poco tiempo que habría estado en el poder, sin tener marcos lo suficientemente definidos de lo que pretendería cambiar y de lo que pretendería perpetuar. ¿Pretendería perpetuarse el kirchnerismo en el poder? ¿El kirchnerismo, sería una alternativa o un sistema de valores perpetuos? ¿Cuál sería la posición de la Argentina frente a la crisis política populista latinoamericana? De hecho, habría mucha tela por cortar.
Para comenzar, sería más apropiado y justo revisar lo hecho por Néstor Kirchner, quien abría recibido la presidencia de forma constitucional de manos de su ex protector, el ex mandatario y ex jefe del peronismo provincial, Eduardo Duhalde4, quien luego de aprovechar una situación económica favorable, devaluación de por medio, habría podido sacar al país de una de las crisis económicas y políticas mas significativas de la historia, sino, la más importante.
Bajo el mandato del “ex presidente” Kirchner (y lo expresaríamos entre comillas, por parecer que en la Argentina actualmente, todavía estaría gobernando Néstor Kirchner, en vez de Cristina Fernández), la retórica oficial que definiría su gestión, a diferencia con las administraciones que habrían puesto al país de rodillas según él, -y diríamos retórica, porque en nuestra concepción, sólo habría sido  eso, retórica populista-, sería terminar con la corrupción que habría definido negativamente la década neoliberal. Hagamos memoria ¿De dónde habría surgido Kirchner? Del peronismo, pero más precisamente del menemismo, ya que éste, habría sido el gobernador por Santa Cruz, durante los años del “Menemato” (habría sido gobernador por doce años en la provincia), y bien que habría sido alumno ejemplar.
Bajo su gestión como gobernador, la provincia que comandaba habría sufrido unos de los avatares económicos mas significativos, a pesar de ser la provincia con mayores ingresos por la venta de petróleo del país, los números de las cuentas de la familia  Kirchner, paradójicamente, se habrían incrementado por miles, sus propiedades se habrían multiplicado también, y por encima de todo, su confianza personal se habría alejado del país, habiendo llevado todo ese dinero ganado “políticamente” a los bancos del exterior. ¡Que ejemplo!
Pero, a pesar de todo, cuando comenzó su mandato, la retórica oficial continuaba siendo que él cambiaría el país.
Kirchner, siempre se habría inclinado en manifestar que su prerrogativa sería encaminar al país para salir definitivamente de la pobreza y la desocupación, y no podríamos decir, que bajo la favorable situación de soja-dependencia, los índices no habrían mejorado. A pesar del lento crecimiento de los primeros dos años de su mandato, a partir de fines de 2004, la situación cambiaría a un incremento en materia de economía del 9%, luego en el 2005, bajaría a 6%, y hoy día por ahí estaríamos. Pero habría que admitir que la situación habría mejorado. Aunque se lo deberíamos a la dependencia de un commodity inestable.
Ahora bien, ¿Qué habría hecho el “ex presidente” para aprovechar sobremanera esta coyuntura favorable en materia de recuperación económica? ¿Tratar de invertir en productividad, mejor educación, planes energéticos, seguridad, transportes, defensa? No, nada de eso. Todo sería destinado para sus campañas políticas. Su preocupación sería excluyentemente la política interna de campaña electoral de grado provincial, legislativo y por supuesto, presidencial, comprando los votos y el apoyo de todos sus opositores, inclusive de los históricos, los radicales, quienes a partir de ese momento se habrían ganado el mote de Radicales K, o “Kash”
Por otro lado, como buen cacique de terruño, el mundo exterior lo tendría sin cuidado, sólo sería su fin el perpetuarse en el poder sin distracciones, como buen populista peronista, aislándose de las inversiones y de las potencias que moverían el mundo. Siempre admitiría que las relaciones públicas con el mundo lo sobrepasarían, pero sin embargo, sí habría mantenido relaciones por otro lado, con los “amigos” equivocados.
Habría sido el campeón de los faltazos y la falta de educación. Habría dejado plantada a la mujer más rica de Norteamérica, la dueña de HP (Hewlett Packard), Carly Fiorina (quien se habría retirado furiosa de la Argentina por el plantón del presidente,  conduciéndose al Brasil y Chile en donde habría invertido una millonada por ser bienvenida). También habría dejado plantado al presidente ruso Putin en una ocasión  y habría, para cerrar la lista,  anti -protocolarmente, mandado una recepción de bienvenida en vez de conducirse él mismo, para arribo al país del presidente chino Hu Jintao, el principal inversor y comprador de soja del país. Este sería Kirchner. Mucho distaría de la predisposición personal de Lula, el primer mandatario brasileño, hombre simpático y bien predispuesto, campeón de las relaciones publica, si los hay. El día y la noche, como Brasil y la Argentina. Brasil atraería inversiones, Argentina las espantaría. Y esto no sería poco significativo. Las principales economías del mundo pagarían millonadas en cabildeo para obtener ganancias y realizar buenos contratos. Pero Kirchner, habría seguido el ejemplo de Chávez, quien se llenaría la boca hablando en las conferencias internacionales del mal que provocaría el imperialismo, con comitivas multitudinarias pagadas con presupuesto de Estado, del orden de las 200 o 300 personas, mientras que las delegaciones de países como la República Checa o Letonia, aprovecharían esas reuniones para cerrar contratos multimillonarios, en vez de criticar a los que les comprarían en última instancia. Y encima con delegaciones de 10 a 20 personas.
Al principio del apartado habíamos enunciado el tema de la corrupción. La campaña retórica de Kirchner habría obtenido credibilidad, por los menos dentro del país, haciendo alusiones de diferencia en materia de corrupción, con las administraciones anteriores, especialmente de la que él habría sido parte,  la administración menemista, durante diez largos años. Pues bien, tendríamos que hacer memoria. Recordemos el caso bajo la administración kirchnerista de  Skanka, la bolsa con dinero en el baño del despacho de la ex ministra de la cartera de Economía Miceli, y el bochornoso caso Wilson. ¿A quien le echaría la culpa ahora el Kirchnerismo? ¿A Menem? ¿A Duhalde? ¿A Al Qaeda? No, se la echaría a una “operación basura” dirigida desde los EE.UU.
Como si esto fuera poco, antes de dejar su mandato, el “ex presidente”, habría echo una incursión por las selvas colombianas en representación de una cruzada “supuestamente” humanitaria encomendada por el presidente bolivariano Hugo  Chávez, por la liberación de dos mujeres y un menor de las garras de la organización terrorista mas vieja del continente, las FARC. ¿Cuál habría sido el papel que jugó Kirchner en esta cruzada humanitaria? ¿Por qué no habría ido Lula? ¿Qué ganaría Kirchner, al ser parte de este juego histriónico montado por Chávez? “Nunca habría sobrevivido un pingüino en la selva”.
En fin, tal vez la prerrogativa de Kirchner la habría cumplido, el habría dicho que quería cambiar el país, y lo habría conseguido. Lo habría subido al carro de los enemigos del mundo, abrazaría retóricas de otros tiempos, y las inversiones se  perderían diariamente por cientos.
Para concluir, diríamos que la posibilidad del cambio con la nueva administración es un deseo de mejora real de la educación, posibilidades concretas de empleos bien remunerados, más seguridad, transporte digno y así un listado interminable. Las arcas estarían llenas, pero para invertir en el pueblo, no para el beneficio político electoral de  los gobernantes y su enriquecimiento personal y el de sus amigos.
Si quisiera mejorar, la Argentina, en nuestra opinión, tendría con qué. Pero antes de desear complacientemente, preguntémonos nuevamente, ¿éste nuevo gobierno, sería un cambio o estaríamos frente a más de lo mismo?

 

Conclusiones

 

Como habríamos ido analizando a lo largo de nuestra investigación, mucho habría por hacer en la región. Habría que afrontar innumerables cambios. Ahora bien ¿Estas administraciones que gobernarían hoy día estarían predispuestas a hacerlo, o continuarían con su retórica populista, mientras las sociedades se empobrecerían cada día mas? A simple vista, parecería que la situación continuaría como hasta ahora, o se profundizaría todavía aun más. No encontraríamos signos claros de querer cambiar la falta de educación, la ignorancia del pueblo, mejorar los ingresos de los trabajadores, atraer nuevas inversiones, sino todo lo contrario. Veríamos una necedad en los líderes latinoamericanos de dimensiones de invencibilidad o imbecilidad suprema, que nada lograría, solo tendrían ánimos de enquistarse en el poder y enriquecerse personalmente.
La retórica petro-prepotente chavista, continuaría siendo esparcida por la región, mientras continuaría el crecimiento de inversiones bolivarianas en materia de energía y bonos de deuda para los cortesanos que compartirían su ideología, o su forma de hacer negocios, por lo menos.
Los índices de educación colocarían a los países de la región entre los más atrasados del mundo, mientras que los de los países como la China comunista, Corea del Sur y los países del ex bloque soviético, se ubicarían en competencia con los de los EE.UU. y los estados del Viejo Mundo.
Pero cuidado.  Habría que poner mucha atención  en otros índices significativos como el incremento de la violencia, que evidenciaría que sería Latinoamérica una de las regiones mas inseguras del globo, o el trato que podrían recibir los amigos de Chávez a partir de las conexiones de su gobierno con enemigos del poder político y financiero del mundo, como sería la República Islámica de Irán. Nada menos.
Tendríamos que admitir, por otro lado, que los EE.UU. no habría realizado igualmente el esfuerzo clave que si habría hecho la UE en materia de socorro económico para las economías de ánimo emergente de la región. Por eso, sería hora que Norteamérica comience a visualizar, que si la región toda prospera, habría menores índices de pobreza, delincuencia, baja educación, etc.  Pero para ello, se debería comenzar por no darle la espalda a su patio trasero. Con estas condiciones en Latinoamérica, sería lógico que inmensas masas de inmigrantes pretendan llegar a la economía mas desarrollada del mundo cada año. Y no habría muro que valga.
Parecería entonces, que “habría mucho por hacer”, como habrían manifestado los chinos con el derrocamiento de la China totalitaria de Mao, pero ¿Querrían los líderes latinoamericanos populistas hacerlo? ¿Quiénes lo harían? Brasil, parecería que podría, a nuestra consideración. Este sería su año económico, y a partir de que habrían descubierto petróleo, nadie los podría emular.
Chile sería otro ejemplo significativo de que cuando se querría se podría. Habría cambiado a un sistema de seguridad jurídica y contractual, un sistema estable de economía previsible, respetuosidad por las instituciones democráticas, en fin, la suma de ingredientes especiales que habrían elaborado una buena receta para que un país tan pequeño, haya recuperado la confianza del mundo inversionista nacional y extranjero en poco tiempo.
Ahora bien ¿Qué sería de la Argentina? Mal que nos pese, la Venezuela chavista tendría  petróleo por muchos años, Ecuador también, Lula, lo habría encontrado. Pero ¿Y la Argentina? “Los capitanes del micrófono” solventarían sus bravuconadas con el precio del crudo, pero la Argentina no podría obtener el mismo peso a partir de la venta de la soja. Con recursos energéticos propios no contaría. Estos serían vendidos a precios mas caros que a cualquier otro por Venezuela y Bolivia. El MERCOSUR cada día tendría menos vida y  un Tratado de Libre Comercio (TLC), no sería una opción viable para el kirchnerismo izquierdista, que habría colaborado en enterrar en Mar del Plata al ALCA. El panorama se vería negro para una Argentina, que denunciaría “operaciones basura” a manos del hegemón global sin estar seguro de ello. Posibilidades para el cambio tendría ¿las capitalizaría? Veríamos en los próximos años.

 

Palabras finales

 

El fin último de este trabajo, habría sido considerar de una forma amena y con una fina ironía, sin perder la cientificidad, repensar la América latina que nos habría tocado vivir en nuestro presente de una forma crítica, y no condicionada por la influencia de operaciones intelectuales cortesanas o medios censurados a favor de intereses espurios.
El desarrollo de la región dependería del aprovechamiento de nuestras condiciones en materia de explotación de las ventajas competitivas que nos habrían tocado en suerte con la histórica División Mundial del Trabajo, pero agregándole una pizca de ingenio y mucho  esfuerzo. No podríamos continuar vendiendo materias primas, como cobre, lana sucia y cereales, en un mundo en donde los productos que conllevarían el conocimiento agregado se llevarían la mejor tajada del mercado.
El aislamiento en teorías políticas de antaño, en pos de enquistamientos perpetuos dentro de sociedades ignorantes, nos colocaría nuevamente en la vieja Edad Media.
Eso sumado a la ignorantia, de los que hablarían mucho, pero nada haría por remendar las terribles condiciones en que continuaríamos sobreviviendo. Todos estos ingredientes juntos, elaborarían  un cóctel explosivo.
La buena situación económica mundial y de la región por el momento, estaría apaciguando otra nueva debacle, pero ¿Y si termina rápido? Habríamos incurrido siempre en el mismo error. En vez de preparar a nuestros jóvenes para mejores empleos, en materia de tecnología del conocimiento, aprender idiomas, abrirnos a programas de intercambio educativo, recrear buenos sistemas de becas para los que más duro trabajan, continuaríamos premiando a los que menos lo hacen.
Tomemos de una vez y para siempre, el ejemplo de los países que describíamos en las líneas anteriores y pensemos que sí se podría un cambio. Solo bastaría la voluntad de un decisionismo político responsable en los países atrasados de Latinoamérica. Las cosas no serían como los gobernantes de turno las estarían proyectando, con verdades absolutas, enmarcadas en el encierro y la necedad, que nos alejarían de un mejor futuro para todos y solo colocaría irresponsables en el  poder hasta que se cansarían de llenar sus bolsillos. Habría un verdadero cambio. Dependería de nosotros lograrlo.

Bibliografía General Consultada

Libros

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Diccionario enciclopédico Ilustrado Clarín. (1997) Buenos Aires. Arte Gráfico Editorial Argentino S.A.
Hobsbawm, E. (2007). Guerra y Paz en el Siglo XXI. Barcelona. Editorial Crítica.
Landaburu, J. (2001). Argentina: El Imperio de la decepción. Cultura y política para la mala praxis económica. Buenos Aires. Editorial Sudamericana.
Montenegro, W. (1996). Introducción a las doctrinas Político- Económicas. D.F. Fondo de Cultura Económica (FCE).
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Diarios y revistas

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Grondona, M (2007). “¿Es posible todavía emular a Brasil”?, en Nota de opinión, Diario La Nación, Edición Impresa, Buenos Aires.
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Morales Solá, J. (2008). “La prudencia estuvo ausente”, en Nota de opinión, Diario La Nación, Edición Impresa, Buenos Aires.
Morales Solá, J. (2007). “Volvió sin haberse ido”, en Nota de opinión, Diario La Nación, Edición Impresa, Buenos Aires.
Roca, M. (2007). Energía. Un horizonte complicado., en revista DEF. Año 3 Numero 28. Buenos Aires


1 Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires (UBA). Santa María de los Buenos Aires. Verano de 2008

2 Walter Montenegro; Introducción a las doctrinas políticas económicas; México; FCE; 1996; pp. 291-292.

3 Andrés Oppenheimer; Cuentos Chinos. El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América latina; Buenos Aires; Editorial Sudamericana;  2006; pág. 33.

4 Eduardo Duhalde, quien habría obtenido la presidencia provisionalmente de la Argentina, luego de una seguidilla de cuatro presidentes interinos y manifestaciones sociales violentas – según muchos alentadas y pagadas por los caciques del PJ- que derrocarían al ex presidente de la Alianza Fernando de la Rúa- habría enmendado la situación con la promesa de llamar a elecciones, bajo la teoría de que el país habría sido víctima inocente de una economía impuesta por el FMI. Duhalde, habría introducido a la Argentina en los vicios del viejo peronismo, similares a los caudillismos auténticos manifestados en el sistema del PRI mexicano, una combinación de clientelismo político, proteccionismo económico ,una mirada hacia adentro, voto cautivo de las masas empobrecidas, punterismo y amiguismo para hacerse de los cargos ejecutivos, beneficiado por los subsidios sociales recreando un viejo sistema de fuerza de choque, trasformando al pobre subsidiado por Planes Jefes y Jefas de Hogar, en futuros votantes “zombies”.