Revista Nº38 "SEGURIDAD INTERNACIONAL"

 

 

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA INTERVENCIÓN FRANCESA EN EL ESTADO MALÍ

 

Abstract: en el presente trabajo abordaremos la intervención francesa en el conflicto de Malí en el año 2014 –conocida bajo el nombre de “Operación Serval”-. Observaremos los actores centrales que se desenvolvieron en el conflicto y sus principales intereses, y consideraremos que la intervención francesa no posee objetivos altruistas ni benevolentes, sino que más bien se limita a la protección de sus intereses nacionales en el extranjero.

Dicha intervención será analizada desde una perspectiva realista. Entiendo por realismo aquella escuela de las Relaciones Internacionales que considera que los Estados se desenvuelven en un sistema internacional anárquico, y buscan maximizar sus intereses y beneficios.

Con el presente trabajo, se buscará denotar que el conflicto de Malí se encuentra atravesado por una serie de actores y variables complejas que la intervención de Francia no se ha encargado de resolver, ya que se ha confinado a la concreción de sus propios intereses. Por lo que, mientras las causas profundas del conflicto no se vean alteradas el conflicto se mantendrá latente. 

 

CONSIDERATIONS ABOUT THE FRENCH INTERVETION IN THE MALI STATE

 

Abstract: In this paper we will deal with the French intervention in the conflict in Mali in 2014 - known as "Operation Serval". We will look at the central actors in the conflict and their main interests, and consider that the French intervention does not have altruistic or benevolent objectives, but rather is limited to the protection of their national interests abroad.

This intervention will be analysed from a realistic perspective. By realism I mean the school of International Relations that considers that States operate in an anarchic international system and seek to maximize their interests and benefits.

This work will seek to denote that the Malian conflict is crossed by a series of actors and complex variables that France's intervention has not resolved, since it has been limited to fulfilling its own interests. Therefore, as long as the root causes of the conflict are not altered, the conflict will remain latent.

 

CONSIDERACIONES ACERCA DE LA INTERVENCIÓN FRANCESA EN EL ESTADO MALÍ

                                  Por: Camilo Agustín Cappellano.

                                  Universidad Católica de La Plata.

 

INTRODUCCIÓN

La intervención francesa desarrollada en Malí en los años 2013-2014, bajo el nombre de “Operación Serval”, se ha presentado a menudo como una muestra del éxito del manejo de la política exterior francesa. En el presente artículo, sostendremos que si bien la intervención francesa logró materializar ciertos objetivos en el desarrollo táctico y militar del conflicto, fue al mismo tiempo un fracaso rotundo desde el punto de vista social, político y económico, por haberse limitado al cumplimiento de los objetivos franceses nacionales en el exterior, y no atender las causas profundas y estructurales que promovieron el caos y el conflicto en el Estado de Malí y la región.

La intervención en Malí será analizada desde una perspectiva  realista. Entenderemos por realismo a aquella escuela teórica de las relaciones internacionales que se basa en la premisa de que los Estados son los principales actores del sistema internacional, los cuales se desenvuelven en un sistema internacional de carácter anárquico; y se presentan como agentes que buscan continuamente maximizar sus beneficios, a fines de salvaguardar su seguridad, integridad y supervivencia.

Consideraremos además, que el conflicto que sacude a Malí, es un conflicto de carácter geopolítico y multi-causal. Pues, se encuentra atravesado por una cantidad considerable de factores y variables: variables políticas, económicas, militares, sociales, culturales, étnicas, religiosas, de recursos naturales, de posicionamientos geográficos estratégicos, de intereses privados, etcétera. Lo cual lo vuelve un conflicto altamente complejo, donde los actores y sus respectivos intereses van a presentarse de manera cuantiosa y diversa.

Pero para comprender y poder analizar el caos y conflicto en el que se encuentra subsumido el Estado de Malí y la mencionada intervención francesa, es menester comprender primero quiénes son los actores que se desenvuelven el mismo, cuáles son sus objetivos e intereses, con qué medios cuentan para realizar sus actuaciones, etcétera.

En términos generales, podemos dividir a los actores en cuatro categorías: los grupos rebeldes o separatistas, el Estado de Malí, el Estado de Francia y los grupos islamistas extremos o de corte yihadista. Restaría añadir en el caso francés, la actuación empresas y conglomerados privados, en tanto grupos de interés y de presión, que hacen uso extractivo de distintos tipos de recursos naturales, especialmente de las reservas de uranio compartidas en la región norte con Níger. Este punto será abordado más adelante.

Procederemos a hacer un sucinto análisis sobre la composición y caracterización de cada uno de estos actores mencionados. A posteriori, se reflexionará acerca de los recursos naturales y el posicionamiento geográfico y estratégico, que convierte a Malí en un espacio atractivo a los ojos de la comunidad internacional; para finalmente realizar algunas conclusiones que se puedan desprender de la información presentada.

 

ORGANIZACIONES YIHADISTAS

Las organizaciones yihadistas se constituyen como uno de los principales actores que se desenvuelven en el conflicto de Malí. Uno de los pilares sostenidos para la intervención francesa y su proceso de legitimación, resultó ser justamente la necesidad de detener el crecimiento de este tipo de organizaciones en la región, y avanzar en su posterior erradicación. Las mismas se encuentran localizadas en la región norte del país. Analizaremos a continuación y de forma breve, algunas de las organizaciones terroristas que han tenido mayor actuación e incidencia en el conflicto.

Una de las principales organizaciones yihadistas que se desenvuelven en el territorio, lleva el nombre “AQMI” (Al Qaeda del Magreb Islamico). Es una organización terrorista internacional de origen argelino creada en 1997 como disolución del Grupo Islámico Armado por Hassan Hattab y el muftí Ahmed Zarabib. Sus líderes espirituales son los jordanos Abu Qutada y Abu Al-Haitan, vinculados desde sus principios con la Yihad Islámica, y desde 2006 con Al-Qaeda. Está dirigida desde 2004 por Abdelmalek Droukdel y es considerada como una de las organizaciones de terrorismo islámico más peligrosas del Norte de África.

Anteriormente eran conocidos como el “Grupo Safalista para la Predicación y el Combate (GSPC)”. Era un grupo de origen Argelino ligado a estrechos vínculos con Osama Bin Laden. Sin embargo, en el año 2001, seis de sus integrantes fueron arrestados en España, lo cual derivo en su disolución por una crisis de mando.

Entre sus acciones más destacadas se encuentra la emboscada al ejército argelino el 3 de enero de 2003, en la región del Teniet El Abed; el secuestro de 23 europeos en el mismo año,  un atentado en julio de 2005 donde fallecieron 20 mauritanos, otro atentado en Argelia en abril de 2007, el secuestro de numerosos cooperantes extranjeros en el Sahel y el asalto a dos hoteles, en Bamako en noviembre de 2015 y en  Uagadugú en enero de 2016.

Otro de los actores yihadistas más importantes que se desenvuelve en el conflicto, es conocido como “ANSAR DINE”. Es un grupo de origen africano que busca implementar la Ley Islámica (Ley Sharia), a partir de la formación de un Estado Teocrático en Malí. Es uno de los principales grupos rebeldes del norte, y se encuentra esparcido por Malí, Argelia y Níger.

En los años recientes, lanzaron una campaña para la destrucción de mausoleos declarados como patrimonio cultural de la humanidad, algo característico del islamismo extremo: el intento de destrucción de la historia y la identidad de las sociedades en las que buscan extender su influencia.

Su principal líder es lyad Ad Ghaly, acusado de sostener nexos directos con Al Qaeda. En marzo de 2012 realizaron su primer accionar como grupo terrorista. Se considera que son los causantes de la mayoría de los ataques en el norte de Mali, incluso ataques directos contra bases desplegadas por las Naciones Unidas.

Otros de los actores yihadistas destacados que se desenvuelven en el conflicto, es conocido como “MUJAO” -Movimiento Para La Unidad Y Yihad De Africa Occidental-. Es una organización activa formada a partir de una ramificación del grupo Al-Qaeda en el Magreb Islámico. Anunciaron su primer acción armada el 12 de diciembre de 2011 a través de un video, donde sostenían el objetivo de expandir la Yihad más allá de las áreas de África Occidental que no formaban parte de los intereses de AQMI.

Aparecieron por primera vez en la escena internacional cuando secuestraron a tres embajadores humanitarios que estaban en los campos de refugiados saharauis en Tinduf, convirtiendo a los secuestros en su nueva forma de financiamiento. Lograron tomar la región Gao junto con Ansar Dine. Finalmente, para el año 2015 optaron por anunciar su unión al grupo terrorista AQMI.

Por último, cabe mencionar al grupo “AL-MURABITOUN”. Es un grupo armado yihadista salafista del Sahel creado en agosto de 2013 con la unión del MUJAO y “Los Firmantes de Sangre”, liderado por Mojtar Belmojart. Al Murabitun está activo en la región de Gao en Mali y en el norte de Nigeria, aunque ha reivindicado también acciones en la capital de Mali, Bamako, y en Burkina Faso. Desde su surgimiento, han realizado una gran cantidad de incursiones militares y terroristas, despertando la atención de la comunidad internacional.

Para diciembre del 2015, cuando la Operación Serval francesa ya había terminado, la organización emitió un documento en el que anunciaba su disolución. Pues, se habían quebrado sus cadenas de mando y la mayoría de sus líderes ya habían sido asesinados.

 

MOVIMIENTOS SEPARATISTAS

Además de organizaciones ligadas al islamismo extremo, existe en la “región Azawad”, ubicada al norte del Estado de Malí, una etnia conocida como los “Tuareg”. Su localización no se limita al norte de Malí, sino que se trata de un pueblo nómada esparcido a lo largo de Argelia, Libia, Níger, Burkina Faso y Malí.

El desconocimiento y desplazamiento que han sufrido durante las últimas décadas por parte de los mencionados Estados, sumado a su marginalización económica y cultural, los ha llevado a encarar una lucha política armada, buscando el reconocimiento de la creación de un Estado Tuareg en la región norte de Malí –región Azawad-.

Los Tuareg de dicha región han mantenido buenas relaciones históricas con países fronterizos y de la región, especialmente con Libia y con Argelia. Momentos en los cuales Muammar Gaddafi comandaba las riendas del poder en Libia, los Tuareg se convirtieron en un gran aliado del gobernante, ocupando lugares de envergadura en las fuerzas extranjeras libias. Cuando en el año 2011 Gaddafi es derrocado, se produce un retorno de Tuaregs al territorio Maliense en su región norte. Los mismos, retornaban a fuertemente armados y equipados, con una buena preparación y experiencia en combate fortalecida por la instrucción recibida en los combates en el territorio libio.[1]

Al poco tiempo, el 17 de enero del 2012, estalló en el norte de Malí la denominada “cuarta rebelión tuareg” desde que el país alcanzó su independencia en 1960. La ofensiva miliar fue lanzada por el MNLA –Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad-, la organización Tuareg más fortalecida, organizada y militarizada de la región. Luego del golpe de Estado realizado por las fuerzas militares oficiales del gobierno de Malí hacia el gobierno central en abril del mismo año (explicado en el siguiente apartado), los tuareg y el MNLA declararon la independencia de la región Azawad, dando lugar al intento de creación del “Estado Azawad”.

Dicho procesó, no hizo más que erosionar la limitada soberanía que ejercía el Estado de Malí sobre su propio territorio. El gobierno maliense se encontró con un actor político y militar reconvertido y fortalecido en su reivindicación y su lucha. Los Tuareg, que se veían beneficiados del desorden y estado de beligerancia que generaban las fuerzas yihadistas, comenzaron a avanzar hacia el sur del país junto con las organizaciones islamistas, forzando la retirada del ejército oficial de Malí, debido a los escasos medios con los que contaban para el combate.

 

FUERZAS DEL ESTADO MALIENSE

Las fuerzas militares oficiales del Estado de Malí, fueron creadas recién en el año 1960, una vez declarada la definitiva independencia del Estado respecto a la dominación colonial francesa. En sus comienzos, contaba solamente con 1 batallón, y con apenas 1232 miembros para el año 1961. Actualmente cuentan con una fuerza de 17.800 hombres, impartiendo un gasto anual del 3% de su PBI. [2]

Su material armamentístico se componía de la herencia colonial francesa, sumado a la provisión soviética durante los 70’ en el contexto y desarrollo de la Guerra Fría, siendo la URSS uno de los principales socios y formados de las FFAA durante esos años.

La primera prueba real a las FFAA de Mali, ocurre en el conflicto de Agacher en 1974. La segunda prueba en 1990 cuando miembros de la Etnia Taureg se rebelan y atacan edificios gubernamentales en Gao. El ejército responde rápidamente y logra repeler estos ataques, pero el país entra en un estado de guerra civil. Durante los años 2000’, las FFAA de Mali fueron quedando diezmadas a lo largo del conflicto contra los separatistas Tuareg. Es así que a comienzos del 2012, Mali perdió el control de cerca del 60% de su territorio.

Cuando las fuerzas separatistas y yihadistas del norte comienzan su fuerte avance hacia el sur en el año 2012 para intentar conquistar la totalidad del territorio de Malí, las fuerzas armadas malienses (que se encontraban en condiciones inferiores en términos armamentísticos y logísticos), comienzan a retirarse hacia la capital sureña del país –Bamako- con un aire de enojo y descontento por la derrota y humillación que había sufrido, acusando de pasividad al presidente en ejercicio Amadou Touré. Es así que las FFAA deciden realizar un golpe de Estado el 22 de marzo de 2012, instaurando una junta militar para gobernar el Estado y reformular la estrategia de lucha contra con las fuerzas rebeldes que se avecinaban del norte.

Pocos días después de este suceso, las nuevas autoridades militares malienses, solicitan la intervención francesa en el conflicto, a fines de evitar el desmoronamiento completo y total del Estado Maliense.

 

LA INTERVENCIÓN FRANCESA

La intervención francesa en el Estado de Malí, comenzó en el mes de enero del año 2013 bajo el nombre de “Operación Serval”. La misma centró sus esfuerzos en el norte del país, donde se concentran y entrecruzan todos los actores que se desenvuelven en el conflicto. Esta intervención militar fue llevada a cabo con el apoyo de varios países africanos occidentales bajo el amparo de las Naciones Unidas. Se anunció que su principal objetivo sería frenar el avance de los rebeldes islamistas ligados a Al Qaeda y el ISIS, que desde 2012 gobernaban de facto el país.

Sería menester partir del supuesto de que la intervención francesa en Malí no constituye una excepcionalidad en perspectiva histórica, ya que desde los períodos coloniales y sus posteriores independencias, Francia ha mantenido una actitud intervencionista en el continente africano y en los países de la región del Shael, en busca de defender sus intereses nacionales en el continente.

Esta nueva intervención surge producto del pedido de intervención realizado por parte del gobierno militar de Malí, para recuperar el norte del país y frenar el avance de los grupos rebeldes hacia la capital sur.

Sin hacer un análisis exhaustivo de los detalles tácticos acerca de la intervención francesa, podemos afirmar que la misma consistió en la toma y reconquista de espacios estratégicos (como la toma de los aeropuertos de Gao o Tumbuctú) que luego sirvieron al ejército francés de base para nuevas operaciones, y produjeron al corto plazo un fuerte debilitamiento logístico de su enemigo.

La Operación Serval fue finalizada formalmente el 13 de julio del año 2014, para ser reemplazada por una nueva operación –Operación Barkhane-, donde los combates contra los grupos extremistas continuaron, pero con un enfoque más defensivo que ofensivo, debido al considerable debilitamiento que ya habían sufrido las fuerzas yihadistas.

 

MARCO SOCIAL Y POLÍTICO EN EL QUE SE DESENVUELVEN LOS ACTORES

Los actores anteriormente mencionados, se desenvuelven en un marco político, social y económico muy particular, al cual es menester hacer mención para comprender con mayor claridad sus motivaciones y posicionamientos.

Malí es un país con aproximadamente 17.599.694 de habitantes, de los cuales un 94,8% profesa la religión musulmana, amenazado por una creciente influencia de organizaciones religiosas extremistas como ISIS y Al Qaeda.

A su vez, es uno de los países más pobres del mundo, donde más de la mitad de su población está subsumida en la pobreza –ocupa el puesto 179/188 en Índice de Desarrollo Humano- y donde más de la mitad de su población es joven (un 47% está por debajo de los 14 años). Mantiene una tasa de analfabetismo que ronda el 40% y una esperanza de vida que no supera los 48 años[3].

Esta mezcla de juventud, falta de educación y dificultades de acceso a bienes esenciales para la vida humana, vuelven a la gran cantidad de jóvenes que integran la Nación un blanco fácil y vulnerable para el reclutamiento de las milicias y los grupos islamistas extremos. Pues, estos  grupos se presentan como un canalizador del descontento social que genera la desintegración social y la falta de respuestas por parte de un Estado cada día más débil.

Sumado este breve recorte datos a que el Estado de Malí -debido a los diferentes desafíos que ha tenido que afrontar-, no ejerce su integridad territorial -es decir, que no posee capacidad de ejercicio de su soberanía sobre distintas regiones de su territorio-, nos dan cuenta que estamos ante la presencia de un Estado Fallido. Entendiendo por éste, la incapacidad por parte del Estado del ejercicio del monopolio legítimo de la violencia, y de ejercer por parte del mismo sus capacidades estatales.

 

INTERNVENCIÓN FRANCESA: ¿ÉXITO O FRACASO?

Para entender –desde una perspectiva realista- la intervención francesa en Malí, hay que reconocer el supuesto de que ésta no es el resultado ingenuo de una acción de carácter altruista, sino que se enmarca en la búsqueda de la satisfacción de intereses nacionales franceses en el Estado maliense y la región.

Podríamos afirmar que la intervención francesa tiene dos tipos de intereses concretos: aquellos ligados a cuestiones de acceso a cierto tipo de recursos naturales, y los ligados a las cuestiones de seguridad.

Desde el punto de vista de la seguridad, el Estado francés temía que en caso de no detener de forma rotunda y radical el esparcimiento de las corrientes religiosas extremas; el Estado de Malí se convertiría en una base de operaciones terroristas a escasa distancia geográfica respecto al continente europeo, y especialmente cercana a su propio país. Los propios funcionarios franceses han expresado públicamente que si no se efectivizaba la intervención en Malí, esta podría constituirse como la “nueva Afganistán”.[4] Es decir que la intervención francesa tiene un carácter preventivo en términos de seguridad nacional y continental, al evitar la propagación de corrientes y movimientos yihadistas en una región tan cercana a su propio territorio.

Las ventajas en términos de posicionamiento geográfico que ofrece Malí a las organizaciones terroristas, sumadas a la gran cantidad de recursos humanos y materiales explotables que conforman el territorio, además de una gran masa de personas excluidas del sistema económico y político, y un Estado nacional incapaz de ejercer su soberanía; eran las condiciones ideales para la proliferación de movimientos y agrupaciones extremistas como el ISIS o Al Qaeda.

A esto, restaría examinar el peso e importancia que podrían tener los recursos naturales del territorio maliense, y los intereses franceses respecto a los mismos. Para dicho cometido, hay que resaltar que el 78.8% de la electricidad en Francia se genera a partir de la energía nuclear. Para lo cual, requiere de grandes cantidades de uranio, la materia prima esencial para su producción. Debido a la ausencia de este recurso dentro su territorio, Francia se ve obligada a importar el uranio que consume en su totalidad.

Níger –país vecino de Malí, con el cual comparte 840km de frontera- es el cuarto productor mundial de uranio, con unas 4000 toneladas anuales. Dentro de Níger, los yacimientos de uranio más importantes son Arlit e Imouraren. Ambos son propiedad de “Areva”, una empresa francesa -líder mundial en la producción energía nuclear- de propiedad del Estado Nacional Francés casi en su totalidad[5].

Estas minas, de una importancia geoestratégica valiosísima, se localizan a solo unas horas de la frontera norte de Malí. Por eso una situación de inestabilidad en Malí puede perjudicar los intereses franceses de forma directa. Cualquier movimiento en la región que ponga en vilo su accesibilidad a estos recursos, representa una amenaza a la seguridad energética del propio Estado Francés. Esto explica en parte, por qué se dio por terminada y reformulada la Operación Serval en 2014 (de carácter ofensiva) y se inició la Operación Barkhane (de carácter defensiva). Pues, las zonas territoriales que guardaban las reservas de uranio y que se encontraban amenazadas por el avance de la yihad, ya habían sido reconquistadas.

A lo cual hay que sumarle, en términos de recursos, que Malí posee en sus subsuelos grandes reservas de minerales, como zinc, cobalto, litio, fosfato, etc., y la tercer reserva de oro más grande de todo África. Es decir, que la riqueza de las materias primas de su subsuelo, la convierte en un atractivo para muchos de los actores del sistema internacional actual.

 

CONCLUSIONES

Con lo expuesto en el presente artículo, hemos podido apreciar la diversidad de actores y variables que atraviesan el conflicto de Malí. Actores con principios e ideas que no sólo discrepan, sino que también se enfrentan en el camino e intento de su materialización.

Hemos podido observar también que el marco social, político y económico en el que los actores del conflicto se desenvuelven, convierte a Malí en un Estado Fallido. Pues, éste ha perdido casi en su totalidad la capacidad de ejercer el uso legítimo y monopólico de la violencia en la mayor parte de su territorio y sobre gran parte de sus ciudadanos. Lo cual a su vez, lo convierte en un Estado incapaz de proveer a sus habitantes una serie de bienes y servicios esenciales para el desarrollo humano.

Desde esta perspectiva se logra explicar y comprender los altos niveles de desorden y violencia que azotan al Estado maliense internamente. Y es aquí, en estas raíces, donde probablemente se encuentren gran parte de las causas profundas del conflicto.

En relación a la intervención francesa, para no caer en un análisis ingenuo de ella, es clave observar el fenómeno desde una perspectiva realista, que vislumbre la importancia geoestratégica que posee el territorio maliense para los intereses franceses y privados que incursionan en sus tierras.

Por eso, la intervención tiene una doble motivación geoestratégica. Por un lado, el sostenimiento del aprovisionamiento de materias primas esenciales para la seguridad energética francesa, y por el otro la preservación de la seguridad civil y militar francesa y europea, en busca de evitar el esparcimiento de ideas religiosas extremistas.

Para plantear una solución real y profunda del conflicto de Malí, es menester efectuar un cambio en los factores estructurales que configuran la base y la esencia del Estado maliense, ya que es donde se hallan las causas profundas y verdaderas del presente conflicto.

Muchos son los analistas –principalmente del ámbito militar- que han calificado de exitosa la intervención francesa en el Estado de Malí. Pues, logró materializar sus objetivos concretos y limitados (limitar las ansias independentistas de los Tuareg, el avance de las fuerzas extremistas hacia el sur y evitar el consecuente derrumbe del Estado de Malí). Sin embargo, puede objetarse a dicha intervención el haberse limitado justamente a la “contención”, sin optar por la restitución de la estabilidad y seguridad del país, en pos de crear un clima más propicio para la prosperidad social, política y económica de los ciudadanos malienses.

Los altos niveles de pobreza no resueltos, las tensiones étnicas, la debilidad del Estado y la corrupción generalizada de la clase política dirigente, son aspectos que se han mantenido intactos luego de la intervención militar. Mientras no se intente modificar de forma contundente y determinante ninguno de los factores estructurales del Estado maliense, el conflicto será inevitable.

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Oficina de información diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España (2018), “Malí, República de Malí”.

Antón, A (2017), “La intervención de Francia en Malí: una vuelta al realismo francoafricano tras la guerra contra el terrorismo en el Shael “.

Pérez Triana (2017), “Operación Serval: el estilo francés de hacer la guerra”.

Jean-Pierre Filiu (2013), “2013, el año de la tormenta en el Shael”.

International Monetary Fund (2013), Mali: poverty reduction strategy paper”.

Philip de Grasse y Angus Cairnie (2018), « Mali, Policy Paper ».

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Alexander Thurston y Andrew Lebovich (2013), “A handbook on Mali’s 2012-2013 crisis”.

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David Nievas Bullejos (2017), “Islam y Política en Malí: islamización y participación política”.

David Nievas Bullejos y Boukary Sangaré (2016), “Control social y territorial del norte de Malí por el yihadismo en un contexto de crisis”.

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Juan Guillermo Milia (2015). “Geopolítica de África. Dominación colonial, explotación y racismo, independencia, guerras interétnicas y neo colonialismo chino”.

Ballesteros Martín Miguel Ángel (2015), “Análisis geopolítico del Shael”.

López Flores, Orellana Pérez y Peñate Flores (2013), “Nuevo espacio geopolítico del terrorismo islámico en el norte de África y sus implicaciones políticas y sociales para la seguridad regional”.

 



[1] Jean-Pierre Filiu (2013), “2013, el año de la tormenta en el Shael”, pp 1.

[3] Oficina de información diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación España (2018), “Malí, República de Malí”, pp 1-2.

[4] Antón, A (2017), “La intervención de Francia en Malí: una vuelta al realismo francoafricano tras la guerra contra el terrorismo en el Shael “, pp 3.

[5] Antón, A (2017), “La intervención de Francia en Malí: una vuelta al realismo francoafricano tras la guerra contra el terrorismo en el Shael “, pp 10-11