Revista Nº35 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"

 

RESUMEN

¿Qué papel deberán jugar los partidos políticos de cara a las transformaciones políticas y sociales de los últimos años en México? Sin duda, el papel que deberán jugar está en relación con los procesos de cambio y transformación democrática, vinculándose más con los ciudadanos y reinventándose para seguir siendo parte de las opciones de representación democrática. En este escrito, se aborda el futuro de los partidos políticos, analizando el caso de México.

 

ABSTRACT

What will be the role of political parties facing recent political and social changes in Mexico? Undoubtedly, the role of political parties will be connected with democratic changing processes. Political parties should reconnect with citizens and reinvent theirselves in order to remain as democratic representation options. This paper focuses on the future of political parties in Mexico.   

 

Los Partidos Políticos del Futuro.
Un análisis a partir de la experiencia mexicana

Andrés Valdez Zepeda[1]

Delia Amparo Huerta Franco

Adrián de León Arias

Carmen Leticia Borrayo Rodríguez

 

1.  Introducción

Los partidos políticos son instituciones fundamentales de las democracias modernas, cuya función principal consiste en representar y articular los diversos intereses de la sociedad, integrar diferentes, opciones políticas para que los ciudadanos elijan a sus gobernantes (Valdés, 1990), así como canalizar y expresar demandas sociales, formar gobierno e impulsar las correspondientes políticas públicas (Sartori, 1984). [2]  

De acuerdo al artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos “los partidos políticos son entidades de interés público cuyo fin es promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos hacer posible el acceso de estos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre secreto y directo.”

En teoría, los partidos políticos cumplen, además,  la función de expresar las demandas sociales, articulan los intereses de la sociedad,  así como articulan las demandas y preferencias de los ciudadanos (Duvenger 1957, Pinto 1995, y Atzar et al, 2006).  Sin embargo, en los últimos años, los partidos políticos se han distanciado de su conceptualización teórica, para convertirse en la práctica en defensores de intereses personales y grupales, anteponiendo el interés particular por encima del interés nacional (Cárdenas, 1998) .  La desvinculación con la sociedad, los conflictos y luchas internas y el abuso del poder por parte de los dirigentes y militantes de los partidos (gobernantes) han aumentado su desprestigio social.   Esto, junto con un cúmulo de excesos, escándalos y errores cometidos por dirigentes y connotados militantes, ha generado una profunda crisis de imagen, confianza y credibilidad social hacia estas instituciones políticas.

Es decir, se asiste a una de las peores crisis de los partidos políticos de la era moderna, reflejada en decepción, critica, hartazgo y rechazo social hacia estas instituciones de las democracias contemporáneas. De ahí la necesidad que tienen estas instituciones para reinventarse, impulsando verdaderos esfuerzos de reconstitución con la finalidad de recobrar su esencia, aumentar su nivel de competitividad electoral y sobre todo, recuperar la confianza y  la credibilidad de la sociedad.

En este escrito, se presenta una descripción de lo que son los partidos políticos en la actualidad, así como sobre los rasgos distintivos de lo que serán los partidos políticos del futuro, analizando el caso de México.

2.  El presente de los partidos políticos en México.

Los partidos políticos surgen en Europa durante la segunda mitad del siglo XVIII como resultados de los procesos revolucionarios en Francia e Inglaterra y después en los Estados Unidos de Norteamérica (Castro, 1995). Sin embargo, no fue sino hasta  el siglo XIX cuando se constituyen como verdaderos partidos políticos con su función representativa de los intereses de los diferentes sectores sociales (Pinto, 1995). Estos partidos fueron resultado también del establecimiento de la sociedad industrial y la creación de derechos políticos, como el sufragio y el establecimiento de los parlamentos (García, 1985).

En el caso de México, los partidos políticos nacen en la primera mitad del siglo XIX, en su forma antigua,  como organizaciones ligadas a los ritos masones (Yorkino y Escocés) distinguiéndose, por un lado, como, agrupaciones liberales (Yorkino) y, por el otro, conservadoras (escocés).  Para fines del siglo XIX, ya se habían constituido los Partidos Liberal  con ideas republicanas y el Partido Conservador más proclive a las ideas centralistas (Díaz, 1969).

En las primeras décadas del siglo XX, los partidos políticos se conformaron como organizaciones sociales que evolucionaron  de los clubes anti-reeleccionistas que se oponían a al entonces presidente Porfirio Díaz, para constituirse como núcleos articuladores de la protesta y resistencia social. En la época revolucionaria, una vez derrotado el dictador, se formaron diferentes partidos regionales, mismos que en 1929 se coaligaron para fundar el Partido Nacional Revolucionario, cuya hegemonía duró más de 71 años.[3]  A partir de este año, los partidos regionales tendieron a desaparecer para dar origen instituciones nacionales, como el Partido Acción Nacional formado en septiembre de 1939, con una orientación ideológica conservadora, mismo que por muchos años jugó un papel testimonial en los procesos electorales. En 1989 se funda el PRD, cuyos antecedentes más remotos fue el Partido Comunista de México formado en la clandestinidad en 1919. [4]

 En los últimos años, los partidos políticos han adoptado un perfil más pragmático, convirtiéndose en organizaciones políticas multi-clasistas, enfocadas, casi exclusivamente, en la lucha por alcanzar o conservar posiciones de poder político.

Este pragmatismo, ha llevado a los partidos a  una mayor desvinculación con la sociedad, ya que la mayoría de los ciudadanos no percibe un beneficio por parte de estas instituciones políticas. Al contrario, se considera que los partidos políticos son organizaciones que fomentan la corrupción, buscan sólo el lucro y beneficio personal o grupal autorizándose abultados prepuestos públicos y se encuentran salpicados por el escándalo frecuente, por abusos, divisiones, ilegalidades y actos autoritarios. Todo esto ha generado un gran desencanto social y una crisis partidista sin precedente. 

De esta forma, la confianza y credibilidad de los ciudadanos en los  partidos políticos ha descendido, siendo hoy día una de las instituciones que menos confianza y credibilidad le generan a la sociedad. De hecho, para la gran mayoría de los mexicanos los partidos políticos son organismos plagados de corrupción, ajenos a las prácticas democráticas y cuya finalidad es el poder por el poder mismo.

Asimismo, los partidos se caracterizan por el predominio de un creciente caudillismo a su interior en la que los “hombres fuertes” se imponen a la institucionalidad,  con una enorme pérdida de identidad ideológica y una muy baja representatividad social, lo que genera una baja participación de los ciudadanos en las elecciones y una alta decepción con la democracia, llegándose a creer que estas instituciones no son necesarias. El caso más paradigmático de caudillismo, la representa el Partido Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), cuyo líder máximo es el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.              

3.  El futuro de los partidos políticos

Para poder revertir la actual crisis de los partidos políticos, se requiere una especie de reingeniería institucional y funcional, en la que los partidos deben actuar con una actitud diferente, siendo organizaciones responsables, comprometidas con el bien común y vinculadas a la sociedad.

Estas organizaciones políticas, evolucionarán hacia un modelo de partido de causas sociales, orientados hacia el mercado, pero con un mayor énfasis en cuestiones ideológicas, programáticas y doctrinales para buscar su diferenciación respecto de sus principales competidores.

Serán partidos más competitivos, que han profesionalizado sus cuadros en materia de estrategia electoral y gubernamental, han incorporado herramientas para avanzar sus objetivos políticos, como la inteligencia competitiva.

A la par de los partidos nacionales, los partidos regionales ya existentes tomarán fuerza y, en otros casos, se observará el surgimiento de nuevos partidos regionales, con bases sociales mucho más amplias y agendas de gobierno sobre temas locales.  De cierta manera, con el resurgimiento y desarrollo de los partidos regionales, habrá un desdibujamiento de los partidos nacionales y un regreso a lo que fue la historia de los partidos políticos en México.     

En el futuro, una vez agotado la fase pragmática de la política, los partidos tenderán a retomar los aspectos ideológicos, filosóficos y valorativos, tratando de diferenciarse respecto de la defensa no sólo los intereses de clase de los electores, sino también los aspectos super-estructurales.

De ser partidos incluyentes (catch all party), en la que caben todos los sectores sociales, los partidos avanzarán hacia un formato más sectorial, en lo que importa es el sector de electores  al que representan, donde ganarse a las clases medias y a los sectores sociales más desfavorecidos económicamente será parte de la disputa central.

Debido al alto nivel de competencia interpartidista, los partidos mejorarán su nivel de competitividad electoral, mejorando las técnicas y estrategias de organización, persuasión y movilización política, así como innovando y creando nuevas formas de proselitismo electoral. Surgirá, de esta manera, una nueva tecnocracia partidista, cuyo sello distintivo será su nivel de profesionalización en materia de procesos electorales y estrategia política.   

De esta manera, las campañas que se impulsarán serán altamente profesionalizadas, con expertos partidistas en materia de conducta y comportamiento de los electores, así como por especialistas contratados y/o formados al seno de los partidos en materia de competitividad política y estrategia electoral.

Debido a la crisis de la política tradicional y a la mala imagen de los partidos nacionales, cobrarán importancia la postulación de candidatos a los diferentes puestos de elección popular con perfiles muchos más ciudadanizados, en la que lo importante no será necesariamente el instituto o los institutos políticos que lo postulen, sino sus antecedentes, experiencia y compromiso con las luchas sociales. De cierta manera, serán campañas ciudadanizadas que tenderán a convertirse en movimientos sociales y en luchas populares, cuyo centro de preocupación será la búsqueda de un mejoramiento de las condiciones de vida y desarrollo social. 

Los temas de campaña serán menos generales, transitándose hacia plataformas regionales y locales, defendiendo, de esta manera, causas sociales más específicas. Las nuevas preocupaciones sociales serán el medio ambiente, la sexualidad, las libertades civiles, la movilidad urbana, la salud, el sistema de pensiones y los derechos humanos, así como la transparencia, la rendición de cuentas y el uso honrado y eficiente de los recursos públicos. 

Debido al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, no sólo habrá ciber campañas constitucionales, sino que también los militantes de los partidos se apoyarán en estas tecnologías para impulsar y ganar elecciones internas sobre una base digital.

En el futuro, los partidos políticos serán más responsables respecto de los gobiernos que emanen de sus filas, generando un nuevo entramado institucional y legal que posibilite obtener un  mayor control sobre el ejercicio de los gobiernos y las acciones y políticas que impulsan. Es decir, contrariamente a lo que se observa hoy día, los gobiernos dependerán de los partidos y no los partidos de los gobiernos en turno.   

4.  A manera de conclusión

En los últimos años, los partidos políticos han generado un gran desencanto de la sociedad por sus abusos, sus errores y sus fracasos. En el futuro, estas instituciones tienen que reinventarse generando un mayor acercamiento con la sociedad, orientando sus esfuerzos para generar políticas públicas que beneficien a los diferentes sectores sociales.

La credibilidad y la confianza es propiedad de quien la trabaja y la genera. En esta sentido, los partidos deben reorientar sus esfuerzos, cambiar su actitud y trabajar por el bien no sólo de sus agremiados, sino de la sociedad en su conjunto.

Generar una nueva institucionalidad partidista con una diferente visión de futuro, aumentar la calidad de la representación pública, profundizar los procesos de democratización interna y, sobre  todo, velar por el interés supremo de la república y de sus habitantes, será tarea indispensable a la que están llamados a concretar los partidos políticos. Postular también a ciudadanos y líderes sociales como candidatos para ocupar diferentes puestos de representación popular, también será una parte de las tareas que desarrollen los partidos políticos en el futuro inmediato para enfrentar el reto de los candidatos independientes.

Toda mayoría electoral se debe traducir en un paquete de políticas públicas que atienda los graves problemas de la nación y genere expectativas de un futuro mejor para los mexicanos. Como están hoy las cosas, el actual sistema de partidos es insostenible. De ahí la necesidad de trazar un sendero por donde las organizaciones partidistas puedan  transitar para recuperar su esencia y restablecer la confianza y credibilidad de los ciudadanos.      

Los partidos políticos deben orientar sus esfuerzos para generar una cultura política democrática, respetuosa del estado de derecho y alejada de las prácticas demagógicas y populistas. Partidos con una visión de futuro, facilitadores e impulsores del desarrollo y progreso social  y con una nueva ética política. Institutos que fomenten alianzas sociales y que fortalecen su capacidad financiera diseñando estrategias y  medios para el fortalecimiento de sus finanzas internas. Partidos más ciudadanizados abiertos a la sociedad: es decir partidos del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.  

En suma, se requiere en el futuro partidos “orientados al mercado,” en la que los ciudadanos no sólo sean atendidos en sus peticiones y necesidades específicas, sino incluso en la que las expectativas sociales sean superadas por parte de este tipo de organizaciones partidistas.

 

Bibliografía

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,  enhttp://html.rincondelvago.com/constitucion-mexicana.html

Cárdenas Gracia, Jaime (1998). Partidos Políticos y Democracia, México, IFE, No. 8 Cuaderno de Divulgación de la Cultura Democrática.

Duverger, Maurice (1957). Los Partidos políticos. Fondo de Cultura Económica, México D.F.

García Cotarelo, Ramón (1985). Los partidos políticos, Editorial Sistema, Madrid.

Luís Aznar - Miguel De Luca (Coordinadores)  (2006). “Política, Cuestiones y Problemas”. Capítulo 6: “Partidos políticos y sistemas de partidos” de Luciana Cingolani. Buenos Aires, Editorial Emecé.

Román Castro (Coordinador) (1995). “Temas Clave de Ciencia Política”. Capítulo 4: “Partidos políticos y sistemas de partidos” de Miguel González Tornés. Barcelona, Ediciones Gestión 2000 S.A.

Julio Pinto  (1995). “Introducción a la Ciencia Política”. Capítulo 7: “Los partidos políticos” de Andrés Malamud. Editorial EUDEBA.

Blanco Valdés, Roberto L. (1990).  Los partidos políticos, Tecnos, Madrid.

Fuentes Díaz, Vicente (1969). Los partidos políticos en México, México: Ed. Altiplano.

Sartori, Giovanni (1984). Partidos y Sistemas de Partidos, España: Editorial Alianza. 

 

 



[1] Académicos de la Universidad de Guadalajara y miembros del cuerpo Académico Análisis Político y Gestión de las Organizaciones.

 

[2] Otras funciones de los partidos políticos son impulsar la comunicación de la sociedad con el Estado, cumple una función, también, de educación política, movilización y socialización social, así como de oposición.

[3] En 1938 el PNR se convirtió en Partido de la Revolución Mexicana y en 1952 en Partido Revolucionario Institucional (PRI).

[4] EL Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México participaron en las elecciones presidenciales por primera vez en 1994.  Por su parte, el Partido Convergencia y el Partido Nueva alianza se fundaron en el año 2002 y 2005, respectivamente.