Revista Nº33 "ACTUALIDAD"

 

 

RESUMEN

El presente paper tiene que ver con la tremenda realidad venezolana, donde un dictador dirigido por un consejo de tiranos provoca una verdadera emergencia humana, ya que si el régimen de Maduro y sus secuaces no es derrotado, la mortandad y la expulsión de ciudadanos seguirá hasta que Venezuela como Estado fallido que es deje de existir como unidad política organizada… Este es un llamado de atención al mundo.

 

ABSTRACT

This paper focus on terrible Venezuelan reality where a dictator directed by a tyrans council provokes a true human emergency. If Maduro’s regime is not defeated, death rate and citizen’s expulsion will continue until failed state of Venezuela stop existing as organised political unit… This is a warning call to the world.

 

 

 

VENEZUELA UN PAÍS QUE LA REVOLUCIÓN LE ROBÓ EL FUTURO.

Dr. Francisco García Samaniego.

Centro de Investigaciones de Política Comparada.

Universidad de Los Andes. ULA-CIPCOM

@franciscocipcom

     ¨La única regla de la que todo el mundo puede estar seguro

en un Estado totalitario es que, cuanto más visibles son los organismos del Gobierno,

menor es su poder, y que cuanto menos se conoce una institución, más poderosa

resulta ser en definitiva. De acuerdo con esta norma, los soviets, reconocidos

por una Constitución escrita como la más alta autoridad del Estado,

tienen menos poder que el partido Bolchevique; el Partido Bolchevique,

que recluta abiertamente a sus afiliados y es reconocido como la clase dominante,

tiene menos poder que la Policía Secreta;

el poder auténtico comienza donde empieza el secreto¨.

Hannah Arent.

Los orígenes del totalitarismo. 1958.

 

            La desfachatez del régimen en ocultar y mentir sobre su crisis, ha llegado a su paroxismo. Increíble lo que está pasando en el país, y el cinismo de quienes “dicen” gobernarnos, raya en lo ilógico. Escasez de alimentos, medicinas, repuestos para vehículos, tanto públicos como privados, infraestructura vial, eléctrica y de agua servida y potable, en total caos. Quiebre de más del 70% de las empresas privadas, cierre técnico de todas las universidades públicas y privadas, paralización casi total de las industrias básicas del Estado, aunado a la destrucción adrede de la industria petrolera, paralizada en un 60%. Petróleos de Venezuela PDVSA, secuestrada por la casta militar que la llevó a sus peores niveles de producción en la historia. Delincuencia apoyada por grupos paramilitares del régimen y delincuencia común, hacen de las suyas en las calles de Venezuela, gozando de una impunidad de más del 90% de los delitos cometidos y denunciados. Casos de corrupción bochornosos, (mil millonarios en dólares) que se han venido acumulando en el tiempo (porque los hay, y muchos) y, a vox populi, de quienes son los personajes. Que ya todos sabemos quiénes son; y no hace falta nombrarlos. Lo triste del asunto, es que sean instituciones de otros países las que le quieran poner los grilletes a nuestros delincuentes. Y acá, ya no es asunto, de si violan la soberanía, o que tienen injerencia en las políticas internas de Venezuela. Simplemente, Venezuela se ha trasformado en estos largos y tristes años de revolución, en un nido de la delincuencia organizada a nivel mundial, aupados por los petrodólares y el narcoterrorismo.  

  De allí que las próximas elecciones en Venezuela, cualquiera que ellas se propongan bajo el mandato del régimen de Maduro, son totalmente inconstitucionales, y de allí que ir a unas elecciones presidenciales en el mes de mayo 2018 sea una de las grandes trampas. Algunas explicaciones baratas de personeros de la mal llamada oposición en Venezuela, evidencia la complicidad soterrada con el régimen. Y con datos claros por parte de un 82% del total del padrón electoral dice que no participará en las elecciones presidenciales.

            Venezuela, conducida a lo marginal por ése grupito de corruptos y traidores a la patria, (que los hay en ambos lados) es un foco de preocupación en la región, por muchas implicaciones políticas-económicas internacionales que se están llevando a cabo, y que deben ser puestas a la luz pública, para evitar, que la región se desestabilice bajo el mal llamado manto de la izquierda, que no es tal. Porque lo que se ve, y se analiza en razón, es la generación, y puesta en uso, del Estado forajido, bajo la manipulación del manto mistificador de la izquierda estalinista en provecho del “pueblo”. La gran mentira y estafa del siglo XXI.

            Bien lo pensó en su debido momento, uno de los hombres más probos que ha tenido la cultura histórica y política venezolana; Arturo Uslar Pietri: “Seguimos siendo gentes de conciencia atormentada, entre los principios que proclamamos, en los que creeremos y que tienen su asiento invariable en nuestras constituciones del más avanzado tipo liberal, humano y democrático y una realidad social que generalmente entra en pugna con ellas pero que sin embargo jamás han logrado el reconocimiento legal”. (Uslar Pietri, Medio Milenio de Venezuela, 1986)

Son, evidentemente, grupos de reaccionarios apoyados y financiados por una casta enriquecida por la violencia, y la corrupción más atroz de nuestra historia republicana. Que en su momento el galáctico de Sabaneta (Hugo Chávez Frías) quiso imponer por América Latina en muchos países comandados por la izquierda forajida. Y que en su momento apoyaron muchos de esos universitarios de pasillos amantes de los Castro y aduladores del positivismo de las charreteras. Largo camino le tocará a la verdadera izquierda socialdemócrata reivindicar la destrucción de su pensar ideológico por un grupo de sinvergüenzas, que de izquierda política no tienen la más mínima idea. Son solo personeros populistas, demagogos, habladores de fantochadas de corte autoritario en beneficio de sus elites de poder. Militar-militaristas que en nombre de la democracia, y que ella misma les permitió en su momento llegar al poder; violarla a desmedro del poder por el poder. Lo demás es cuento. Eso de socialismo del siglo XXI hiede a formol, mezclado con estiércol. Lo cual la elite militar de las fuerzas armadas nacionales apoya. Y es y será, la base de la destrucción de las fuerzas militares. Terminó siendo la institución pretoriana por excelencia para las fuerzas opresivas del régimen actual.

            De allí que a muchos (porque sí existe la verdadera socialdemocracia) nos cause picazón ver cómo una institución de EEUU, la OEA, La comunidad Europea, recriminan a personajes, familiares y reposeros del régimen en función en el poder ejecutivo. Pero, secuestradas nuestras instituciones nacionales, sólo nos queda mirar al cielo y pensar: ¡qué vergüenza siento como ciudadano venezolano! Porque a nivel interno de la institucionalidad venezolana; Nada pasa. Y nada pasará, hasta tanto no entendamos que debemos estar en desacato permanente con los dictámenes del régimen, (Consejo Nacional Electoral (CNE), Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE, (ANC) de por sí ilegitimas) que de por sí, goza de un rechazo de más del 94% en la población. Y eso no es un invento. Ello está pautado claramente en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. Véase artículo 350 de la CRBV. Por cierto, constitución que promovió el milico de sabaneta. Y constitución que el régimen de Maduro viola a destajo desde el 2013 a la fecha, 2018 bajo un exacerbado discurso populista.

            Así, el populismo promueve la irresponsabilidad y modela de manera totalitaria la mentalidad del pueblo-masa. De hecho desgarra el tejido socio-político, y corroe el espíritu público alimentando con el pasar del tiempo la discordia en la sociedad civil, y el ciudadano continúa apático a los partidos. Precisamente de esa apatía se alimenta el neopopulismo por la pérdida clara de rumbo de la oposición democrática.

 

 Por ello, el historiador mexicano y director de la Revista Letras Libres Enrique Krauze viene advirtiendo y no sin razón; “con todo, como se ha visto en el caso venezolano, los militares pueden vestirse con la piel de oveja del uniforme civil, llegar al poder mediante elecciones y luego, a la manera de Hitler, utilizar la democracia para acabar con la democracia. El militarismo es un paradigma latente”.  (Véase, García Samaniego, Francisco. En: www.analitica.com.ve)

 

Para puntualizar, seguimos a Juan J. Linz, en su libro; La Quiebra de las Democracias. Asimismo, Linz observa: “En un mundo económicamente cada vez más interdependiente la solución de ciertos problemas está más allá de la capacidad de tomar decisiones de muchos gobiernos nacionales. Esto ha llevado, y cada vez llevará más, a respuestas ultra nacionalistas y voluntaristas, que pueden muy bien estar asociadas con una política autoritaria”.[1]  En definitiva, en el campo de lo económico y social; “tenemos entonces gastos crecientes e incontrolables, endeudamiento crónico, corrupción, permanente violación de la estabilidad jurídica y de los derechos de propiedad, demagogia, clientelismo político y debilidad institucional”.

 

            El régimen está en total colapso, y no sólo porque a nivel global ya se sabe con nombres y apellidos quienes son los causantes del desmadre económico que vive el país. Ya le han quitado, definitivamente la careta a la dictadura del siglo XXI en Venezuela. Y a nivel interno, la olla de presión está a punto de explotar. Las razones; tampoco entro en detalles porque están a la vista en todos los países de América y el mundo, con un éxodo migratorio de venezolanos repartidos por el mundo en más de 4.500.000 de seres humanos saliendo del territorio nacional. Y es un problema en la región, y para países cercanos a nuestras fronteras como Colombia, Panamá, Brasil, Ecuador, Perú, Chile, Argentina; todas las islas antillanas, Norteamérica, España, entre otros en menor cantidad.  Todo esto acumulado con una crisis humanitaria que el régimen se niega a reconocer. La ONU y ACNUR ya han dado datos sobre la crisis venezolana y han manifestado su gran preocupación con los millones de ciudadanos venezolanos como apátridas por el mundo y bajo claras violaciones a sus derechos humanos. 

            Y a nivel de la oposición venezolana, grandes pasos se han dado, pero falta contundencia en las estrategias a seguir. La lucha no es contra demócratas. La lucha es contra delincuentes, contra sinvergüenzas que se pasean por las calles del imperio cómo pavos reales a costillas del hambre, la miseria, la escases de millones de venezolanos, 86% pobres, que de ése 86%, el 62% está y vive en la pobreza extrema.  Menudas cifras, y si hablamos de la hiperinflación y criminalidad. Pues la mesa está servida señores de la MUD y líderes opositores. Y sin entrar en detalles sobre la pérdida de legitimidad de origen por agotamiento (ya se cumplió su período en el poder) del cargo público que gozan todos; incluidos opositores en algunas regiones y alcaldías, e instituciones públicas, incluidas las universidades.

            Superar esa otra cara de la Venezuela de los sinvergüenzas, implica e implicará, compromisos a largo plazo, y el restablecimiento de la institucionalidad perdida, que tanta falta hace a la nación para recuperar y sanar las grandes heridas propinadas a toda una nación, aun pueblo y aun país, por un grupo de forajidos que asaltaron el poder, robando el futuro de por lo menos dos generaciones de venezolanos.

            Se comienza a pensar y repensar; ¿en qué momento perdimos el país, y por qué tenemos que seguir sobreviviendo y escuchando las mentiras de un régimen de forajidos? Simple; algo pasa en la sociedad civil, y es la sumisión psicológica del terror por miedo a la muerte. Miedo que es propiciado por el régimen en sus propagandas políticas y en su actuar. Por ejemplo: la complicidad total con los grupos delincuenciales, con los grupos de milicias, con los grupos de corruptos en las empresas del Estado, con los grupos de jueces y fiscales prestos al régimen bajo el manto protector de un TSJ hincado a la bota militar, más un CNE que viola los preceptos de la constitución y las leyes. Sumisión psicológica que promueve el régimen aprehendida y puesta en práctica con el G2 cubano para maniatar a todo un país. No por casualidad están pasando las cosas que pasan. Es un libreto escrito ya en la historia de los regímenes de corte totalizante como éste. 

 

En tal sentido y para ilustrarlo haré referencia a un clásico libro de Hannah  Arendt sobre los Orígenes del Totalitarismo. Bajo una gran reflexión de lo que significó el nacionalsocialismo Alemán y el Bolcheviquismo Ruso, Arendt advertía que el totalitarismo es una nueva forma de gobierno que difiere sustancialmente de otras formas de gobierno como las tiranías y dictaduras, principalmente por la forma particular en que utilizan el terror. El análisis de dicha pensadora se limita y se centra en el nacionalsocialismo sobre todo a partir de 1938 y en el bolcheviquismo a partir de 1930.

Por tal sentido, en todo gobierno-régimen totalitario concurren las siguientes características: 1) Concentración del poder en un líder; Chávez, luego sus hijos políticos Maduro-Cabello,  2) sustitución del sistema de partidos por un movimiento de masas, 3) el terror total como mecanismo de dominación; la delincuencia desatada, 4) la progresiva abolición de las libertades y derechos de la persona humana; presos políticos, 5) el desplazamiento constante del centro del poder, 6) la coexistencia del poder real y el ostensible, 7) uso de la propaganda y del sistema educativo para adoctrinar; la destrucción de las universidades autónomas, 8) la supervisión centralizada de la economía, y 9) la utilización del Derecho, leyes, normas y reglamentos a través de la manipulación de la legalidad con el propósito del logro de sus objetivos. Es decir, la judicialización de todo acto político opositor al régimen. Son varios los ejemplos.

Lo que va significando la destrucción de cualquier forma partidista no pro-régimen, o movimientos opositores que busquen la legítima, y por cierto constitucional opción de poder, para salir del conflicto social permanente; una y mil veces más promovido por el régimen. Porque de eso se trata, de mantenerse en el poder desgobernando a la mayoría de la sociedad. Es el desgobierno en sus funciones de desinstitucionalizar el sistema republicano, desconociendo el legado histórico de la república. Porque si de algo debemos estar claros, es que el ataque de los milicos-corruptos es al sistema republicano antes que a la democracia. La democracia fue su escusa para hacerse del poder, luego la violan a su gusto. De eso no cabe la menor duda. Es el aislamiento lo que caracteriza al hombre-masa, y la familia totalitaria del partido es la que le da cobijo. De allí se establece el primitivo partido de pensamiento y actuar PSUV, casi exclusivamente integrado por “desgraciados, fracasados y aventureros, que representa, y representó desde luego, a los bohemios armados, o políticos armados, que eran y son, sólo el reverso de la sociedad burguesa”. Y éste partido PSUV ya para el 2018 es reemplazado por otro partido ya no, de los orígenes del chavismo, sino el partido de Maduro.

Para ir concluyendo en la destrucción del todo en su conjunto, haciendo hincapié en la toma del poder por vía de la dominación total. El verdadero objetivo del totalitarismo no es solamente gobernar, sino dominar cada aspecto de la vida de los individuos, eliminando así su libertad y su espontaneidad. O, como lo escribió y advirtió en el año 1999 desde Marbella Mario Vargas Llosa: “Una siniestra noche ha caído sobre la tierra de donde salieron los ejércitos bolivarianos a luchar por la libertad de América, y mucho me temo que tarde en disiparse”. Ya veinte años después, la historia le da la razón. El día es de noche, y las noches son más oscuras. Y eso hay que repetirlo una y mil veces más, hasta que la sociedad política y civil, lo comprendan en su conjunto.

Quizás sea esto, el terror y la dominación, lo que caracteriza más a la experiencia totalitaria que presidió el siglo XX y comenzamos a sentir en la Venezuela Tórrida de nuestros días en pleno siglo XXI, que cualquier otra característica. No se trataba de eliminar físicamente a humanos, eso ya le viene implícito, se trataba y se trata de eliminar “su espíritu”…

  



[1] CF Linz, Juan J. La Quiebra de las Democracias. 1990. p. 95.