Revista Nº32 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

Resumen

La construcción del liderazgo de Hugo Chávez Frías

El liderazgo presidencial analizado en este trabajo es lo de Hugo Chávez Frías el cual perteneció a los liderazgos estables y fuertes en la región sudamericana. Se tomará en cuenta el contexto político, económico y social que caracterizó el periodo de asunción de poder por parte de Chávez, su relación con otros actores políticos y sociales, como él creó y utilizó sus recursos de poder y como su presidencia se construyó a lo largo de un proceso y una dinamica política típica de las "presidencias dominantes".

Palabras claves: liderazgo; Chávez; recursos de poder; democracia delegativa; baja institucionalidad

Summary

The construction of Hugo Chávez Frías' leadership

The objective of this paper is to analyze the conceptions of the presidential leadership of Hugo Chávez Frías, which belonged to a stable and strong leadership in the South American region. It takes into account the political, economic and social context that characterized the period of assumption of power by Chavez, his relationship with other political and social actors, how did he created and used his power resources and how his presidency was built along a process and a political dynamics typical of the "dominant" presidencies.

Key words: leadership; Chávez; power resources; delegative democracy; weak institutions

 

 

 

 

 

LA CONSTRUCCIÓN DEL LIDERAZGO DE HUGO CHÁVEZ FRÍAS

 

POR MAR'YANA POLOVCHUK[1]

 

 

 Introducción

 

El liderazgo político es una actividad que supone una serie de relaciones por parte de quien lo ejerce. Se diferencia de la noción de líder que comprende a un individuo en particular investido del poder decisional. Un líder es aquella persona que ejerce su autoridad sobre los miembros de un grupo basándose en la confianza que estos le otorgan y en el reconocimiento general de superioridad en el conjunto de cuestiones que afectan a dicho grupo. Por liderazgo, en cambio, debe entenderse la naturaleza de la acción decisional realizada por ese individuo. De esta manera el líder se refiere a un actor, mientras el liderazgo supone una relación. Esta relación se activa para solucionar determinado problema o para poner en marcha un determinado proceso decisional (Fabbrini, 2009).

De esta manera, el liderazgo presidencial constituye la actividad que entraña la forma de gobernar del presidente, la cual implica los vínculos que éste entabla con los partidos, con los otros poderes del estado y con la sociedad (Ollier, 2009).

 Además, el liderazgo se desarrolla en un determinado contexto institucional y en un tiempo histórico. Por lo tanto, las características de la acción de mando ejercitada por un mismo líder pueden cambiar si cambian los contextos y situaciones dentro de las cuales actúa. El contexto puede favorecer o no determinados cursos de acción, asimismo establece en qué dirección y acorde a qué modalidad el líder debe ejercitar su liderazgo para favorecer sus políticas.

 En los liderazgos presidenciales se pueden radicar dos fenómenos con ribetes contrapuestos: por un lado la inestabilidad presidencial la cual puede llevar a una salida anticipada del primer mandatario (Ollier, 2004), por el otro, se puede producir un alto grado de concentración personal de poder, o como lo llama O'Donnell (1997) un "liderazgo delegativo". Este último se caracteriza por la concentración en el mandatario de las decisiones del gobierno que se refuerza por el rasgo individualista. En otras palabras se elige al individuo que mejor pueda hacerse cargo del destino del país. El presidente, en este caso, es la encarnación de los grandes intereses de la nación y por eso él se siente colocado por encima de las diversas partes de la sociedad. Este tipo de líder, cuando asume el cargo, proclama que se encuentra con una misión que cumplir y se ofrece como el único capaz de resolverla. Además, él divide en dos el campo politico, conduciendo su gobierno a desembocar en altos niveles de polarización. Asimismo, un presidente delegativo tiende a subordinar a los otros poderes considerados un "estorbo indebido" (O'Donnell, 1997). De esta manera el primer mandatario es visto como el único responsable por el éxito o por el fracaso del gobierno, ratificándose la tradición de alta personalización, la cual se ve reforzada por la actual personalización de la politica que acompaña la metamorfosis de la representación (Manin, 1992).

 La condicion necesaria y suficiente para que ocurra un fuerte liderazgo presidencial se encuentra en la debilidad institucional, o mejor dicho, se pueden dar unas condiciones institucionales y políticas bajo las cuales se encuentra un presidente concentrador de poder habilitado para funcionar. Este tipo de democracias presidencialistas de baja institucionalización se componen de la existencia de configuraciones partidarias en vez de sistemas, de la incidencia de las fuentes de poder extra-partidario en la disputa política y de la dinamica presidente/oposición en vez de oficialismo/ oposición. De hecho,

 

 un liderazgo presidencial delegativo (personalista y concentrador) es posible cuando la posición político institucional del presidente se encuentra atravesada de un modo particular por las tres dimensiones que caracterizan la debilidad institucional de estas democracias: 1) la fuerza política del primer mandatario ocupa un lugar decisivo en la configuración partidaria y el constituye un referente, sino el más importante de la misma, al ocupar el sillón presidencial; 2) las principales fuerzas extra partidarias del poder partidario se disciplinan bajo su conducción o tienden a ser sus aliadas; y 3) en la dinámica presidente/oposición, las dimensiones 1 y 2 al ser favorables al jefe de estado le otorgan mayor fortaleza frente a la oposición, cuyo nivel de fragmentación impide contrarrestar el decisionismo del presidente (Ollier, 2008).

 

 Estos tres factores claves impactan en la posición político-institucional del presidente, la cual está constituida por los recursos objetivos y subjetivos de poder que un presidente genera y/o controla durante su mandado. Los siguientes recursos permiten comprender mejor la construcción de un liderazgo centralizador y pueden ser de varios tipos: partidarios, que remiten a la influencia del presidente sobre el partido de pertenencia y sobre otras fuerzas o parlamentarios, es decir el control que el presidente ejerce sobre el parlamento por medio de una alianza de partidos o con una mayoría parlamentaria propia. Se habla también de los recursos judiciales que se refieren al poder del líder de controlar la Corte Suprema, por ejemplo, a través de la designación de jueces propios; o de los recursos federales que corresponden al apoyo de los gobernadores al presidente. Además, existen recursos sociales que son importantes para un líder en cuanto le permiten el dominio sobre los actores como sindicatos, empresarios, estudiantes, varios movimientos y organizaciones sociales, etc. Así como los recursos económicos-financieros que pueden ser clave para el presidente dado que le permiten llevar adelante sus políticas o se refieren también al control que él ostenta sobre beneficios económicos provenientes de varias fuentes. Hay recursos comunicacionales que se remiten a la capacidad mediatica de un presidente de generar o utilizar canales de comunicación para establecer una relación directa con la población; los recursos ciudadanos como la movilización popular de las bases de apoyo al presidente o el respaldo electoral en los comicios. Al final un presidente puede tener los recursos político-personales que corresponden a su habilidad para gobernar, ganar consenso y crear otros recursos gracias a sus cualidades personales que son valoradas por la ciudadania (Ollier, 2014).

 Estos recursos permiten conocer cuando la posición del presidente es ventajosa (recursos abundantes) o desventajosa (recursos escasos) y para mantener su posición dominante el líder debe sostener estos recursos un equilibrio.

 Por lo que concierne el caso especifico de Hugo Chávez, el análisis de su liderazgo se dividirá en algunas etapas históricas que permitirán una mejor comprensión del proceso que lo llevó a la presidencia gracias a una creación y a un manejo eficaz de los recursos de poder que garantizaron a Chávez una posición político-institucional ventajosa.

 

  El contexto de asunción de poder por Hugo Chávez

 Venezuela ostentó un sistema democrático de los más antiguos de Sudamérica, y durante gran parte del siglo XX recibió una cuantiosa renta petrolera. Este proceso fue denominado "el contramilagro venezolano" según cual el país recibió inmensas cantidades de dinero a través de una actividad no productiva, como fueron los ingresos fiscales derivados de la explotación petrolera. Si embargo, estos ingresos fueron despilfarrados en el clientelismo político, la corrupción y las ambiciones de los gobernantes a través de un Estado aquejado de burocratismo, ineficiencia y monopolizado por los dos grandes partidos políticos de carácter democrático burgués: la Acción Democrática (AD) y el Comité Político Electoral Independiente (COPEI). Éstos pactaron la gobernabilidad y la alternancia en el poder a través del llamado "Pacto de Punto Fijo", firmado por ellos y por la Unión Republicana Democrática (URD) en octubre de 1958.

 Durante los años del monopolio de la escena política de AD y COPEI (1959-1990), Venezuela prosiguió con el modelo económico que giraba alrededor de la exportación petrolera, el cual se caracterizó por ser dispensador de privilegios para las minorías, mientras tanto las condiciones socioeconómicas de la población de Venezuela sufrieron importantes deterioros. Con la revuelta popular en el 1989, conocida como "Caracazo", empezó el fin del Pacto de Punto Fijo. Además, con la llegada de Carlos Andrés Pérez a su segundo gobierno, se produce lo que se denominó “El gran viraje”: la adopción de medidas neoliberales que produjeron un enorme deterioro en las condiciones de vida de grandes masas de la población.

 En este contexto, las fuerzas armadas siempre fueron un sector muy favorecido por los regímenes de la democracia representativa, encontrándose en una situación de verdadero privilegio. Sin embargo, entre las altas jerarquías militares poco a poco crecía el descontento por los pocos resultados obtenidos por los regímenes partidistas.

 Este malestar se concretó en el intento golpista del 4 de febrero de 1992 contra el presidente Pérez. El golpe fracasó pero fue exactamente de allí que emergió el teniente coronel Hugo Chávez Frías, el cual, antes de ser encarcelado, salió en la televisión para afirmar que "por ahora" su intención de redimir a la patria había fracasado.

 Fue en aquel momento que empezó a construirse la figura del futuro líder, a través de uno de sus principales recursos de poder: la comunicación directa con la población venezolana. El académico Modesto Guerrero así describió aquel episodio:

 

pasada la sorpresa en las 8 millones de personas que vieron por los televisores a Chávez llamando a sus camaradas a la rendición, asumiendo toda la responsabilidad de este movimiento y diciendo que habían fracasado, pero sólo "por ahora", ahí comenzó el fenómeno de identificación social que dio paso a la paradoja (Guerrero, 2007).

 

 Mientras este intento de golpe le daba a Chávez una popularidad siempre más creciente y le permitía agrupar a su alrededor a los excluidos del régimen, la presidencia de Pérez se derrumbaba. Su posición era muy frágil y eso se expresaba en la oposición intra e inter-partidaria que se iba sumando con la oposición de los sindicados que no aceptaban a sus planes de reformas y las fuerzas armadas que encabezaban los intentos de golpe de estado. Además, a eso se agregaba la baja de los ingresos fiscales y la ciudadanía que poco a poco lo abandonaba hasta que fue destituido en mayo de 1993.

 En las elecciones que siguieron, por la primera vez, triunfó un candidato que no pertenecía a los partidos tradicionales, Rafael Caldera, el cual prometió explícitamente de desarrollar un modelo economico distinto al pautado y sacar el país de la crisis. Sin embargo, durante su presidencia (1994-1999), persistió una situación critica en todos sus aspectos: no se encontró un nuevo esquema económico, comenzó una profunda crisis financiera y fiscal que determinaron una nueva agudización del empobrecimiento de la población y se sumó a un perdurable deterioro político- institucional. En el 1997 los principales indicadores sociales del gobierno de Caldera indicaban que el 44,76% de los hogares venezolanos no contaban con ingresos para satisfacer sus necesidades básicas, y el 18,89% no llegaba a cubrir sus necesidades alimentarias (Lander y López Maya, 1999). Además, el Programa Venezolano de Acción Educación en Derechos Humanos (Provea) calculó que para 1998 el 15% de los venezolanos se encontraba en condicion de pobreza atroz, la mortalidad por desnutrición se había duplicado y el 70% de los estudiantes que ingresaban a la educación primaria no llegaban a concluir el noveno grado.

 Este contexto propició la conformación de un electorado frustrado, radicalizado y más dispuesto que en el pasado a buscar en los comicios de 1998 un cambio profundo al orden político de la sociedad. Por eso, no nos debe sorprender el hecho de que en esas condiciones emergió un líder, Hugo Chávez, que se presentó como la solución de la crisis provocada por los regímenes políticos anteriores y que propuso nuevos objetivos para alcanzar. Entre 1995 y 1997 él recorrió Venezuela, acercándose siempre más a la ciudadania (el apoyo popular fue uno de los primeros recursos de poder que Chávez supo disfrutar), explicando su proyecto político que se basó, principalmente, en la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.

 En el 1997 Chávez abandonó la conquista del poder por vía de las armas y concurrió a elecciones dentro de los parámetros generales de la política tradicional. Por eso se hizo de una estructura político-electoral, es decir el Movimiento Quinta República (MVR) que de un grupo mayoritariamente militar se transformó en un partido político el cual contó con cuadras civiles de dilatada experiencia política provenientes de la vieja izquierda venezolana. Aquí asistimos a la formación de otro importante recurso político-institucional de poder, la creación de un movimento político propio, que le permitió a Chávez obtener resultados importantes y sobre todo realizas sus proyectos políticos y sociales.

 Aunque la oposición, representada por AD y COPEI, a un mes de las elecciones de 1998, logró desdoblar los comicios (en elecciones regionales y legislativas en noviembre y presidenciales en diciembre) y triunfar en las elecciones de noviembre, las fuerzas chavistas obtuvieron 8 de las 24 gobernaciones, un tercio de los diputados y la mitad de los senadores.

 El MVR se había unido a antiguas organizaciones políticas de izquierda como el Partido Comunista Venezolano (PCV), el Movimiento al Socialismo (MAS) y el partido Patria para Todos (PPT) formando así el Polo Patriótico (PP): una coalición que le permitió a Chávez ganar las elecciones en diciembre del 1998 con el 56,2% de los sufragios y con un discurso popular, nacionalista, antiliberal y crítico del bipartidismo previo prometió una convocatoria a la Asamblea Constituyente que "refunde la República" según sus palabras.

 

 La primera presidencia

 

 

 Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo, que sobre esta moribunda Constitución, haré cumplir e impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta magna adecuada a los tiempos. Lo Juro (Chávez, 1999)

 

 

Con estas palabras Hugo Chávez juraba el 4 de febrero de 1999, el día desde el cual comenzó en Venezuela un proceso de cambios que dura hasta hoy. Además, con este triunfo se inició en América Latina lo que se denomina el "giro a la izquierda" de la región, donde Chávez fue el primero que prometió desplazar definitivamente a las elites políticas que dominaban el Estado desde hacía décadas, acabar con la corrupción administrativa y encontrar a través de una democracia participativa un nuevo modelo económico y político para el país.

 El nuevo presidente juró por una "moribunda Constitución" y llamó a conformar una Asamblea Constituyente que la reemplace (este fue uno de sus recursos políticos que le permitió concentrar los poderes y llevar adelante sus proyectos). Así el 25 de abril de 1999 el referéndum para la reforma constitucional obtuvo el 87,75% para el llamado a la Asamblea y el 84,74% para las bases sobre su composición. La nueva Constitución fue aprobada en diciembre de ese año y a favor del "sí" votó el 71,78% de los ciudadanos pero con una abstención bastante alta (más del 50%). La pretensión fundacional de esta nueva Constitución llevó a cambiar el nombre del país: República Bolivariana de Venezuela en homenaje a Simón Bolívar, héroe de la independencia americana y, aunque ella mantuvo la autonomía de los poderes públicos y los instrumentos de la representación política liberal, buscó romper la oligarquización que el sistema de partidos generó en el pasado, Además combinó las instituciones de representación con instrumentos para la participación ciudadana directa y semidirecta, tanto en la toma de decisiones como para la consulta y gestión de políticas públicas (López Maya, 2010).

 El constituyente buscó debilitar la figura de los partidos políticos (omnipresentes en el régimen anterior) que pasaron a llamarse ̈organizaciones con fines políticos ̈ para expresar la desconfianza hacia ellos. Además, la nueva Constitución prohibió su financiamiento con dineros públicos para buscar debilitar a los partidos tradicionales.

 En lo social fueron ampliados los derechos humanos para incluir los derechos de los pueblos indígenas a su autodeterminación y el respeto a sus culturas, el derecho de las amas de casa a la seguridad social y los derechos ambientales.

Los militares adquirieron el derecho al voto sin la posibilidad de optar a cargos de elección, ni tener militancia o hacer proselitismo político.

 En lo económico se respetó la propiedad privada introduciendo dispositivos nuevos para que el Estado impulse la economía social y reconozca formas de propiedad colectiva. En materia internacional se promovieron la democratización del orden internacional, la integración latinoamericana y la "solidaridad entre los pueblos en la lucha por su emancipación y el bienestar de la humanidad".

 De esta forma la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 expresó una propuesta estadista en lo económico, distributiva en lo social, independiente en lo internacional (López Maya, 2010). Pero por otro lado ella aseguró mayor concentración de poder en mano del presidente a través de la extension del mandato presidencial a seis años con reelección inmediata (antes era de cinco y sin reelección), él obtuvo la potestad de elegir al vicepresidente y su gabinete, ostentó los cargos de Jefe de Estado como Jefe de Gobierno, además fue el Comandante en Jefe de Fuerzas Armadas Nacionales y Jefe directo de la Milicia, él obtuvo la facultad de disolver la Asamblea Nacional, de emitir decretos con fuerza de ley y de convocar a referendos de iniciativa legislativa. Todos estos recursos institucionales permitieron al primer mandatario transformar la sociedad y llevar adelante sus políticas en los siguientes años.

 En el año 2000 se desarrollaron las ̈mega elecciones ̈, es decir se eligieron la totalidad de los cargos electivos del país: presidente, gobernadores, alcaldes, Asamblea Nacional, juntas parroquiales y asambleas legislativas. Nuevamente, el chavismo ganó en forma contundente: Hugo Chávez obtuvo el 59% de votos para la presidencia, mientras su movimiento político obtuvo 99 de los 165 integrantes de la unicameral Asamblea Nacional (que luego de la reforma del 1999 pasó a ser el único órgano legislativo), 16 de las 24 gobernaciones y el 70% de las alcaldías.

 Esta enorme concentración de poder le dio a Chávez la posibilidad de llevar a cabo las reformas económicas sociales que en el 2001 fueron presentadas con el paquete de las 49 leyes dentro del marco de la ̈Ley Habilitante ̈ que apuntó contra el armado neoliberal de los años noventa. Con ésta el gobierno profundizó el proceso de regularización de la propiedad privada y rubros claves como la política petrolera.

 Éstas leyes fueron catalogadas por empresarios, partidos de oposición y la mayor parte de los medios privados como un atentado a la propiedad privada y como demostración del carácter autoritario del gobierno. Éste último fue acusado por actuar en forma arbitraria y por no consultar a los sectores en temáticas que afectaban sus intereses. Se realizaron protestas masivas y exitosas, como la que fue conocida como el ̈paro civico ̈ del 10 de diciembre de 2001 que logró paralizar una parte significativa del comercio urbano y tuvo el efecto de unir un conjunto de fuerzas de la oposición al gobierno chavista. Los principales recursos de la oposición en este caso fueron todos de carácter social, como los actores empresariales, sindicatos, los grupos estudiantiles y los sectores mediáticos. Más específicamente, el presidente de la Federación de Cámaras de la Industria y el Comercio (Fedecámaras), Pedro Carmona Estanga, logró unir la oposición junto a la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), a algunos sectores mediáticos privados y a unos sectores de la educación privada y religiosa. Esto fue una clara demostración de como las fuerzas extrapartidarias pudieron contribuir a la inestabilidad presidencial en el interno de una lógica oposición/presidente. La oposición unida y fortalecida exigió al Gobierno derrocar todas las leyes aprobadas mediante la Ley Habilitante, pero Chávez se negó a ceder. Además, en febrero del 2002 el presidente nombró una nueva directiva de la más importante empresa del país: Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), la cual rechazó la medida.

 Dos meses después, el 9 de abril, en solidaridad con el paro de los trabajadores de PDVSA, la CTV llamó al paro laboral general. Este fue apoyado por Fedecámaras, la Iglesia Católica representada por el episcopado venezolano, los canales de televisión privada que promocionaron este mitin, y todas las organizaciones sociales y políticas de oposición: se estaba preparando un golpe de Estado. Los participantes fueron dirigidos al Palacio de Miraflores, el cual estaba rodeado de civiles simpatizantes del gobierno que hacían vigilia protegiendo al Presidente desde unos días. Cuando la marcha opositora llegó al centro de Caracas, hubieron los primeros disparos y los medios acusaron a los chavistas por haber disparado sobre los antichavista en el Puente Llaguno, aunque se trató de una clara manipulación de los medios. El presidente fue derrocado pero volvió al poder apenas 48 horas después.

 Su regreso al poder fue posible gracias a uno de sus recursos de poder más importantes: el apoyo popular. Una masiva insurrección civil se movilizó en la defensa de Chávez y junto con un apoyo militar, repusieron al presidente en el gobierno. Este recurso era de carácter activo y se expresaba en forma dinámica, implicando un fuerte grado de movilización popular. Además, Chávez utilizó este recurso de manera frecuente cuando tenía que implementar modificaciones al sistema político o cuando se encontraba desafiado su poder (Fraschini, 2014).  

 La identificación de los venezolanos con su líder empezó con el acto iniciático del 4 de febrero de 1992, punto biografico sin el cual ni Chávez sería Chávez, ni la historia venezolana habría tomado el rumbo que tomó. La gente sintió la acción golpista del 1992 como una realización de sus deseos más profundos, una proyección heroica de sus propias luchas, una continuación de las incansables batallas sociales (Guerrero, 2007).

 El jefe del Estado en un régimen presidencial constituye el centro de atención en el que los medios de comunicación y el país todo coloca la mirada. Sin embargo, Hugo Chávez excedió los limites de lo usual. Las cadenas de radio y televisión se convirtieron en el mecanismo a través del cual el primer mandatario copó la escena nacional (Marquez, 2004). La popularidad de Chávez que hemos observado crecer año tras año se garantizó gracias al efectivo manejo de otro recurso de estrategia política, es decir los medios de la comunicación. La generación y la utilización de canales de comunicación fueron exhibidos por el presidente venezolano como espacio de relación directa con la ciudadanía y el control sobre los mismos le permitió evitar las criticas a sus acciones gubernamentales. Es suficiente pensar en el golpe del 4 de febrero de 1992 y en la breve aparición pública de Chávez para entender como esto marcó significativamente la psiquis del venezolano promedio, desatándose un revuelo que fue recogido por los medios de comunicación en Venezuela y en el mundo. Se constituyeron en una referencia identitaria, en un factor de congregación y aglutinación de las voluntades políticas del ciudadano (Romero, 2005).

 Un ejemplo clave de este recurso fue representado por el programa "Alo, Presidente" que constituyó el principal canal de comunicación de Chávez con la sociedad venezolana. Allí el primer mandatario conducía en soledad el evento, que se realizaba los días domingos y no tenia un lugar fijo de emisión (Frasschini, 2014). Además, luego del fallido golpe cívico militar de abril de 2002, el presidente comenzó a construir un bloque mediático oficialista para desafiar el predominio de la oposición en esa arena. Por ejemplo, en abril de 2002 fue creado el sitio web www.aporrea.org, seguido por la potenciación de los medios públicos en manos del gobierno como "Venezolana de Televisión" y "Radio Nacional". Asimismo, fueron creados nuevos canales de comunicación como el canal "Vive" y "Telesur".

 La posibilidad de dirigirse a la sociedad de manera directa y sin mediaciones incrementó la base de apoyo del presidente y le permitió llegar a todos los hogares de la sociedad. Desde estos eventos televisivos Chávez tomó decisiones de gobierno, adelantó decretos, expulsó ministro, rompió relaciones con otros países, criticó a la oposición y envío mensajes a sus aliados y adversarios (Fraschini, 2014). Además, el discurso de Chávez señala una construcción simbólica importante, mediante la cual el ciudadano pasa a ocupar un lugar resaltante en la estructura expresiva empleada por el líder.

 De esta forma el discurso político y el control sobre los medios de comunicación fueron una estrategia que permitió, por un lado, comprender el nivel de adhesión y popularidad que concitaron en la sociedad venezolana y, por el otro, de qué manera este recurso de índole comunicacional fue institucionalizado como un canal para contrarrestar los medios de comunicación privados (que contaban con una importante presencia pública) y sobre todo establecer y mantener una relación directa con la población a lo largo de los mandatos de Chávez.

 Otro actor determinante sobre el cual Chávez pudo contar fue representado por las Fuerzas Armadas. Antes del golpe del año 1992 los militares no estaban involucrados en las luchas políticas, y solo desde esa fecha ellos resultaron un recurso institucional clave para la construcción y la consolidación del liderazgo de Chávez. Además, la presencia de las Fuerzas Armadas durante el golpe de Estado de 2002 y el paro en PDVSA fue determinante para la supervivencia de su gobierno. Durante este paro petrolero, que se prolongó por más de dos meses, los venezolanos se mantenían en las calles con marchas y contramarchas que muchas veces terminaron en violencia y muerte. El objetivo de este paro fue la renuncia de Chávez, pero lo único resultado fue la perdida de millones de dólares y de algunas vidas humanas.

 Sin embargo el gobierno logró a retomar el control sobre la empresa petrolera, reactivando las diferentes operaciones y profundizando el proceso de reestructuración de la misma. Desde aquel momento el escenario político general de Venezuela mutó y las fuerzas de la oposición debilitadas bajaron la movilización de las calles para adoptar otra estrategia, es decir activaron un referendum revocatorio presidencial. El 15 de agosto de 2004 los electores venezolanos acudieron a las urnas pero la opción del "no"  triunfó con una holgada mayoría.

 A partir de este momento el gobierno se consolidó aún más, logró recuperar el apoyo popular y la empresa mas importante de Venezuela (el recurso economico de Chávez) para empezar el proceso de la redistribución de la riqueza nacional a través de las iniciativas gubernamentales denominadas "Misiones Bolivarianas". Éstas eran una gama de programas extraordinarios que haciendo un by- pass parcial de la burocracia estatal, buscó responder a cada uno de los principales problemas sociales que, habiendo sido identificados como críticos, requerían respuestas urgentes. Se trataba de un recurso de poder de estrategia política clave y representaba el vehículo principal por el cual el líder venezolano llevó adelante la transformación social. En muchas de estas iniciativas participaron las Fuerzas Armadas porque eran consideradas como una de las pocas estructuras del Estado que funcionaba y que era leal al bolivarianismo. Además, estas iniciativas dependían directamente del presidente para su implementación y poco a poco se transformaron en el principal canal de distribución social por parte del Estado. Las primeras misiones se hicieron bajo la asesoría del gobierno de Cuba y la financiación de estos programas sociales provenían fundamentalmente del incremento de presupuestos en asistencia social por parte del gobierno y, sobre todo, de los excedentes de la PDVSA.

 Las primeras misiones fueron Misión Robinson I y II: un programa cívico militar que tenía por objetivo lograr la alfabetización a corto plazo de los dos millones de personas que se estimaba que no sabían leer y escribir en el país. En etapas posteriores del programa estaba contemplado que los recién alfabetizados realizaban estudios de primaria. La Misión Rivas, a su vez, tenía como objetivos incorporar la realización de estudios secundarios a personas de cualquier edad que, habiendo culminado la primaria, no habían realizado o culminado dichos estudios. La Misión Sucre se proponía la incorporación masiva de bachilleres a estudios universitario, dándole prioridad a los estudiantes de sectores de clase media baja y pobres. La Misión Barrio Adentro, con la participación masiva de médicos cubanos, se proponía llevar atención médica primaria a sectores populares en todo el país. La Misión Mercal caracterizada por el objetivo de distribuir y comercializar alimentos en los sectores populares. Fueran creadas también la Misión Identidad para garantizar un documento de identificación a todos los venezolanos, la Misión Guaicaipuro para el acceso de los indigenas a sus derechos, la Misión Cristo para corregir la pobreza extrema y la Misión Zamora que se proponía la entrega de tierra a los campesinos, acompañada de capacitación, asistencia técnica, mercadeo, infraestructuras, servicios y financiamiento. Finalmente con Misión Vuelvan Caras se buscaba la generación de empleo permanente mediante la capacitación para el trabajo, la formación socio-cultural y la creación de núcleos de desarrollo endógeno en turismo, agricultura, infraestructura, servicios e industria.

 Éstas políticas estaban orientadas al logro de la equidad social, a la superación de las desigualdades políticas y de las exclusiones culturales. La meta anunciada fue que las misiones irán logrado niveles crecientes de coordinación para ir construyendo el tejido productivo y social de la nueva Venezuela y las nuevas instituciones estatales (Lander, 2004). El éxito de esos programas fue innegable. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el índice de pobreza y indigencia bajó del 49.4% en 1999 a 37% en 2005 y a 30.2% en 2006, y en el año 2014 se contaron 33 Misiones en todo el territorio venezolano.

 Como resultado de estas iniciativas de gestión en lo social, Venezuela experimentó una recuperación económica y social que contribuyó de manera clave en la impresionante victoria de Chávez en las elecciones presidenciales de 2006. Él recibió el voto de más de siete millones de venezolanos, es decir el 63% de los votos válidos con una abstención disminuida a 25% (CNE, 2007). Si trató de una victoria sin precedentes y a partir de allí se abrió otra etapa de gestión gubernamental (López Maya, 2010).

 

  La segunda presidencia

 Luego del triunfo en el referendum revocatorio de 2004 el presidente Chávez anunció su intención de reorientar el proceso de cambio hacia un "Socialismo del siglo XXI", un concepto anunciado durante el Foro Social Mundial de Porto Alegre en el 2005 como alternativa al capitalismo neoliberal. Este socialismo debía construirse como algo nuevo, apartándose de experiencias previas como el modelo soviético y cubano.

 Luego de la victoria electoral en el 2006 el presidente empezó a verter contenidos concretos a su propuesta socialista. En lo político la dimensión participativa de la Constitución de 1999 se restringió para localizarse principalmente en formas de gestión popular de políticas públicas. Además, el presidente alcanzó la concentración de poder necesaria para realizar un salto adelante del "Socialismo del siglo XXI": llamó a crear el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), de esta manera potenciando su recurso institucional partidario, y impuso la disolución de todos los partidos que su coalición, incluido el suo propio: el partido MVR.

 Para provocar lo que el presidente llamó la "transformación revolucionaria" de la sociedad en enero de 2007 fue enunciado el impulso a cinco "motores constituyentes":

  1. una Ley Habilitante, considerada por Chávez la "madre de leyes", porque permitiría a la Asamblea Nacional delegar en el ejecutivo por un período delimitado la capacidad de elaborar leyes

  2. una "integral y profunda" reforma de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 con la cual el presidente podría modificar artículo, que en lo económico o en lo político, obstruyeran el camino hacia el socialismo

  3. una "jornada de moral y luces" que comprendía una campaña de educación en todos los espacios de la sociedad y de trabajo para crear y reforzar nuevos valores no capitalistas

  4. una "geometría del poder", es decir un nuevo reordenamiento territorial donde propondría una nueva manera de distribuir los poderes políticos, económicos, social y militar sobre el espacio nacional, para generar sistema de ciudades y territorios federales más cónsonos con el modelo socialista

  5.  una "explosión revolucionaria del poder comunal" que conformaría en el Estado un "poder popular" que cambiaría la naturaleza de éste y lo haría socialista a través del fortalecimiento de los Consejos Comunales y la creación de Consejos de Trabajadores, considerados la base del socialismo venezolano, que deberían ir construyendo estructuras capaces de sustituir al Estado burgués (López Maya, 2010)

 En agosto de ese mismo año Chávez entregó su propuesta de reforma constitucional que constaba de 33 artículos y que la Asamblea Nacional amplió a 69. En esta prepuesta se discutía sobre la reelección indefinida para el presidente y el aumento de su mandato de seis a siete años, la potestad del presidente para crear regiones especiales con fines estratégicos, la institucionalización de las misiones bolivarianas como una segunda administración pública paralela a la tradicional, la creación del "poder popular" como una nueva forma del poder público, la eliminación de la autonomia del Banco Central de Venezuela, la incorporación de un nuevo componente de la Fuerza Armada: la Milicia Nacional Bolivariana, etc.

Se trató de radicales reformas en lo político, lo económico, lo social y lo militar que pero en el referéndum del 2 de diciembre de 2007 fueron rechazados con 4 millones 521 mil 494 votos (50,65%) por el "no", frente a la opción del "sí" que obtuvo 4 millones 404 mil 626 votos (49,34%) (CNE, 2008).

 Esta vez, el recurso de poder más importante de Chávez, el apoyo popular, no lo respaldó y esta falta de aprobación de su proyecto de reforma constitucional por la mayoría de los venezolano podía deberse a que, aunque se consideraba necesaria la introducción de modificaciones en el texto para profundizar en el proceso de cambio, la forma y el fondo del proyecto no eran los oportunos. Por una parte, porque la propuesta era mejorable técnicamente, además incorporaba elementos extremadamente complejos e impropios de un cambio de avance. Por otro lado, este proyecto no sólo no profundizaba en la democracia participativa, sino que endurecía varias condiciones para su aplicación. Y, por último, se pudo haber apelado (y no se hizo), al mecanismo adecuado para la realización de los cambios, es decir la asamblea constituyente, en vez del referéndum (Viciano Pastor y Martínez Dalmau, 2008).

 No obstante este rechazo por parte del electorado, a través del recurso constitucional de la Ley Habilitante y de la aprobación de reformas a leyes por parte de la Asamblea Nacional (que el presidente controlaba holgadamente) Chávez logró elaborar las ̈Lineas generales del desarrollo económico y social de la nación 2007-2013 ̈ que representaban el plan estratégico para concretizar el proceso de transformaciones hacia el socialismo.

 Además, a principios de 2008, Chávez recurrió a otro recurso de estrategia política, es decir durante uno de los programas de "Aló Presidente" anunció su intención de llevar adelante las tres ̈R ̈ al revés: "Rectificación, Revisión y Reimpulso" del proceso bolivariano. El gobierno comenzó este proceso cambiando parte de su gabinete, entre ellos los ministros que se encargaban de la economía del estado, para demostrar que las políticas económicas del gobierno eran erradas. Otro ministro cambiado fue el de interior y justicia porque los niveles de inseguridad habían subido, mientras el ministro de alimentación fue sustituido por los errores cometidos con el desabastecimiento en los últimos meses y, por ultimo, el vicepresidente a quien se le consideraba el mayor culpable en la derrota del 2 de diciembre.

 En las elecciones regionales y locales de 2008 el oficialismo triunfó nuevamente permitiendo al presidente obtener gran cantidad de recursos objetivos institucionales: triunfó en el 80% de los municipios del país, obtuvo 17 de las 24 gobernaciones y  consolidó su partido como el más votado a nivel nacional con el 52,7% de los votos.

 Estimulado por esos favorables resultados, Chávez consideró que se había recuperado de la derrota sufrida en el referéndum constitucional del año anterior y quel el momento político era propicio para insistir en un tema ya derrotado en la propuesta de reforma constitucional: su reelección indefinida (López Maya, 2010).

 La Asamblea Nacional aprobó la convocatorio de un referéndum, convocado por el 15 de febrero 2009, donde la pregunta que fue sometida a consulta decía así:

 

 ̈¿Aprueba Usted la enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución de la República tramitada por la Asamblea Nacional que amplía los derechos políticos del pueblo con el fin de permitir que cualquier ciudadano o ciudadana, en ejercicio de un cargo de elección popular, pueda ser sujeto de postulación como candidato o candidata para el mismo cargo por el tiempo establecido constitucionalmente dependiendo su posible elección exclusivamente del voto popular?”.

 

Para garantizar transparencia y equidad una pregunta sometida a referéndum debe ser neutral y no inducir al elector por alguna de las opciones, ésta claramente no lo era (López Maya, 2010).

 Además, el presidente puso el cuerpo durante toda la campaña y ejerció todos los recursos de poder comunicacionales, cuestión de suma importancia ya que consideraba que ésta había sido la mayor falla que les proporcionó su mayor y única derrota eleccionaria desde que asumiera el poder.

La opción por el "sí" obtuvo el 54,85% contra el 45,15% del "no", logrando aprobar la enmienda que reformó la Constitución en cinco artículos y que eliminó la restricción en el número de veces que una persona podía ser reelegida en su cargo en todos los niveles de la gestión pública (CNE, 2009).

 De esta manera el primer mandatario añadió otro recurso de poder: la reelección indefinida que le permitió concentrar aún más los poderes y concretizar su proyecto socialista, sobre todo en el ambito económico. De hecho, después de la victoria del referéndum, se aceleró el proceso de las nacionalizaciones y expropiaciones que abarcó a empresas de distintas actividades económicas del país que se encontraban en mano extranjeras, generando así un nuevo recurso de poder de estrategia política. Entre los años 2007 y 2009 fue ordenada la expropiación de las plantas procesadoras de arroz de la empresa estadounidense Cargill, asimismo la aerolínea Aeropostal se convirtió en empresa de propiedad social y fueron nacionalizadas 60 empresas de actividades petroleras complementarias (transporte, inyección de agua, valor o gas) en el lago de Maracaibo; Además, fue nacionalizada la empresa procesadora de café Fama de América y expropiada la papelera irlandesa Smurfit Kappa.

 Las políticas de nacionalización, estatización y expropiaciones aumentaron en esos años el aparato estatal, acentuando su deficitaria capacidad de gestión con calidad, eficacia, eficiencia o transparencia. Crecieron las denuncias por corrupción que, sumándose a las dificultades de la gestión gubernamental y a los indicadores recesivos, incrementaron el malestar social y político. Además, en el 2010 la oposición al gobierno de Chávez se unió bajo la Mesa de la Unidad Democratica (MUD) y con la aparición de nuevos actores como los movimientos estudiantiles, comenzó el periodo de inestabilidad presidencial. El gobierno empezó a ser más intolerante, represivo e intimidatorio con las expresiones callejeras así como con los medios de comunicación.

 En las elecciones presidenciales para el período 2013-2019 que se llevaron a cabo el 7 de octubre de 2012, el presidente Chávez fue reelecto para un tercer mandato consecutivo, per debido a su delicado estado de salud no pudo ejercer todas las atribuciones de su cargo, por ese motivo delegó la mayoría de sus responsabilidades en su vicepresidente Nicolás Maduro. Aunque en esta situación solo se mantendría por unos pocos meses hasta su fallecimiento en marzo de 2013.

 

 

 

 

  Conclusión

 En medio de un galopante deterioro de las condiciones de vida, después de la rebelión popular llamada “el Caracazo” en 1989 y dos levantamientos militares en el 1992 (el primero hizo famoso a Chávez), una amplia coalición de fuerzas políticas y sociales progresistas y el masivo apoyo popular, llevaron a Chávez a ganar las elecciones presidenciales en 1998. Empezando con un discurso antineoliberal, Chávez, al igual que los movimientos y las bases del proceso bolivariano, se ha ido radicalizando. Antes de las elecciones presidenciales del 4 de diciembre de 2006 Chávez aclaró que se trataba también de una decisión a favor o en contra de poner en marcha un proyecto socialista: el Socialismo del siglo XXI, sobre el cual el presidente venezolano lanzó el debate a partir de 2005, aunque sigo siendo poco definido. Después de haber ganado las elecciones en enero de 2007 con un 63% de los votos y una participación del 75% Chávez presentó los lineamentos básicos del arranque de una fase de transición, subrayando la primacía del poder constituyente frente al poder constituido.

 A lo largo de dos presidencias, el primer mandatario de Venezuela realizó una importante concentración de poder basada en la permanente utilización de los recursos de poder y de la generación de nuevos recursos basados en el contacto permanente y directo con la ciudadanía y una forma de gobernar el país que lo tornó omnipresente a lo largo de los mandatos. El amplio respaldo electoral, garantido a través del recurso basado en el apoyo popular, le permitió a Chávez llevar adelantes procesos de transformación económica y social. Además, el líder venezolano contó con el apoyo de las Fuerzas Armadas, con los poderes legislativos gracias a grande mayoría en el segundo mandato, con el poder judicial a través del aumento de sus miembros en 2004, con la mayoría de las gobernaciones y alcaldías y sobre todo con el principal partido político, MVR primero y PSUV después, del cual Chávez fue su conductor, y con el control de PDVSA: su principal recurso económico-financiero así como la central fuente de financiamiento estatal del país.

 Además, a través del recurso de poder de estrategia política representado por las Misiones Bolivarianas, el primer mandatario amplió los derechos sociales, civiles y económicos de la población venezolana garantizando el acceso a la educación, la salud, la vivienda y la ciudadanía política. Estos cambios fueron posibles gracias a otro recurso: las Fuerzas Armadas, las cuales, junto con los recursos institucionales ya mencionados (mayoría parlamentaria, mayoría de gobernadores, control de la justicia) y el recurso de poder apoyo popular movilizado, fueron uno de los principales resortes de este proceso durante la primera presidencia de Chávez, aunque generaron unas paradojas, como la de 2002 cuando las Fuerzas Armadas desalojaron del poder al líder y después algunas horas fueron ellas mismas que lo reinstalaron.

 Si por un lado el gobierno de Chávez amplió unos derechos, por el otro, generó un proceso de restricción de estos mismos que se expresó en la limitación de principios liberales como la propiedad privada, la expropiación de empresas privadas, las restricciones a la libertad de expresión y de marchas opositoras y la injerencia del Estado en vasos ámbitos de la vida política.

 Hay que tener en cuenta otro factor por lo que concierne el período de los mandados de Chávez, es decir los cuantiosos ingresos de la renta petrolera que le permitieron a Chávez sostener su nueva república bolivariana. De hecho, el líder venezolano gobernó en épocas de bonanza económica y esto podría poner en un lugar determinante al factor económico, cuyo impacto resultaría decisivo para la fortaleza del liderazgo presidencial (Ollier, 2013). De esta manera vemos que si el presidente se encuentra en una posición ventajosa (puesto que posee distintos recursos de poder) y en un contexto de bonanza económica aumentarán sus chances de ser reelecto y en consecuencia de contar con el aval popular.

 Per último, podemos argumentar que la aparición del líder venezolano es una cuestión multicausal y que su triunfo y la estabilidad de su gobierno se construyeron sobre el derrumbe del sistema anterior que habilitó a Chávez para transformar la sociedad venezolana y diseñar una nueva arquitectura constitucional y una nueva institucionalidad que legalizaron el ejercicio concentrado de su poder.

 

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[1] Estudiante de la Maestría en Política y Seguridad Internacional en la Universidad de Bolonia (Italia); estudiante por un semestre en la Universidad de Buenos Aires (Argentina) gracias a la beca del proyecto "Overseas" 2016-2017; ganadora de una beca para realizar una investigación en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

Correo electrónico: maryana.polovchuk@studio.unibo.it