Revista Nº30 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

Resumen

El siguiente ensayo analiza las diferencias entre las enseñanzas católicas y protestantes y como han contribuido al desarrollo de las naciones.

Abstract

The following essay analyzes the differences between Catholic and Protestant teachings and how they have contributed to the development of nations.

 

Países ricos y países pobres. La influencia del protestantismo en el desarrollo de las naciones. Aportes desde la filosofía y la antropología de la religión.

                                                      Prof. Lic. Esteban Abel Amoretti (1)

 

                                                            1.

Estamos viviendo incertidumbre económica, espiritual y humanitaria en el mundo global que nos toca transitar. La mayoría de los países de habla hispana vienen padeciendo escenarios propicios para el ascenso de gobiernos populistas, tanto en América Latina como en la misma metrópolis, España.

El fin último de este ensayo, es realizar aproximaciones antropológicas y filosóficas para tratar de responder si es que hay una relación directa entre los países de confesiones católicos o protestantes en detrimento de su desarrollo como nación, o su contrario, para la continua generación de riqueza.

 

                                                             2.

Comenzaríamos pensando el concepto de ética del trabajo, un concepto nada sencillo de comprender pero fundamental, a la hora de tratar de analizar la cultura protestante y católica en relación al desarrollo de las naciones.

La crisis económica que padece el mundo, tendríamos que aclarar, es condición fundamental pero no suficiente para tratar de definir este tipo de relaciones entre confesión y riqueza o pobreza. La importancia de la variable crisis en este caso cumple  el papel de resaltar cierto tipo de cultura o ética tomada de ciertas ideas que colaboran a la hora de hacer un diagnóstico más o menos claro de por qué las naciones a lo largo de la historia con mayoría de población protestante se han desarrollado de mayor modo que aquellas que han abrazado el catolicismo, entendiendo en este caso que la crisis que padecemos, es solo una variable que trabaja a modo de lupa bajo esta coyuntura.

Los conceptos fundamentales de ética y trabajo, como enunciamos anteriormente, no solo se aplican con el desarrollo o no de naciones hispanoparlantes, dígase España y sus virreinatos devenidos en países independientes, sino también a aquellos países europeos como Italia, Portugal o Grecia que abrazan mayoritariamente las costumbres católicas, en contraposición a las naciones sajonas mayoritariamente protestantes.

Habrá casos híbridos como Francia u Holanda pero este no es el fin último del trabajo, sino más bien delinear a grandes rasgos características y diferencias de ambas culturas del trabajo en relación a las confesiones y el desarrollo de los países en materia económica, pensando que aquellos con raíces protestantes están haciendo mejor las cosas frente a la crisis económica internacional que los países de tradición católica.

 

                                                               3.

La diferencia de la concepción de cultura y ética del trabajo allí donde triunfó la Reforma del siglo XVI y en aquellas que predominantemente han abrazado la Contrarreforma católica es sustancialmente grande, y nos abre un gran espacio para el análisis.

Por un lado, los países en donde triunfo la Reforma de Martin Lutero (2) volvieron a los principios bíblicos, entendiendo principalmente que el trabajo no es un castigo de Dios, ya que en Génesis se deja claramente sentenciado que Adán ya trabajaba en el huerto del Edén antes de la caída. Y por supuesto, después de la misma, como palabra de Jehová pronunciando que el hombre debería hacerlo para sobrevivir en el mundo.

Otro punto a destacar es que la tradición protestante remarca que todos los trabajos son buenos, a diferencia de la tradición católica de la Edad Media en donde la sociedad se hallaba fuertemente estratificada y los mejores trabajos se valían en resonancia con las posiciones sociales que ocupaba el clero, el ejército y la nobleza. Aquí se distinguen entonces trabajos serviles o indignos de aquellos considerados por entonces destacados, situación que no es cierta y tampoco tiene fundamentación bíblica, ya que en ningún sitio queda escrito que un trabajo sea mejor que otro.

Y el último punto y fundamental, que el trabajo hay que llevarlo a cabo y hay que hacerlo bien, con corrección. Es decir, que el trabajo no es una suerte de maldición que debemos soportar el tiempo que dure la jornada, y de acuerdo al trabajo que desarrollemos, sino más bien, que es una posibilidad enorme de desarrollarnos como sujetos, vernos identificados en el trabajo concretado, ayudar a nuestros semejantes, y enorgullecernos de ganarnos el pan con el sudor de nuestro esfuerzo, en definitiva, lograr ser más dignos como persona humana.

Esa visión se ha cristalizado en los países que han mantenido sociológicamente la cultura ética del trabajo bajo herencia de la Reforma, sobre todo bajo la concepción, repetimos, que ningún trabajo es bueno por sobre otro, ya que un mecánico no es inferior a un oficinista, o una camarera a una bancaria. Fue Lutero el mismo que expresó la idea de que el trabajo que realizaba la señora criada limpiando la Iglesia donde el predicaba, era tan digno como aquel que él ejercía desde el púlpito.

Todos estos conceptos claramente nos ayudan a arrimarnos a la idea de que es posible que dichos propósitos hayan ayudado a enaltecer la productividad laboral y por consiguiente la riqueza acumulada de estos países pos-reformistas, en cambio, los países europeos sureños de tradición mayoritariamente católica, o los de una Hispanoamérica en donde cotidianamente se vive escapando del trabajo como de una maldición de la cual hay que librarse, se llega rápido a algunas próximas conclusiones relacionales.

Inclusive por estas latitudes se propugna por mala costumbre el inclinarse a obtener trabajos en donde no se trabaje, o que el Estado soporte con sus arcas la carga de responsabilidad laboral privada, frente a unos pocos que contribuyen con el grueso de los impuestos y así mantener al resto de la población cautiva por los mismos Estados quebrados solo por razones políticas y no racionalmente económicas.

 

                                                            4.

Otro punto a desarrollar es el entrelazamiento entre ética y corrupción. Los países que originalmente abrazaron la reforma luterana, mantuvieron la palabra de Dios y sus mandamientos como forma de vida y norma de conducta bajo el estudio de la Biblia. La mentira era inaceptable, y bajo esa condición se fueron desarrollando dichas sociedades. Mentira y corrupción política eran incompatibles.

Y la mentira es grave, principalmente por que se encuentra dentro del Decálogo, y ya que si se encuentra al nivel de otras faltas y pecados como el adulterio, idolatría, robo e incluso el asesinato, es definitivamente, muy grave. Y eso tiene un peso enorme por ejemplo a la hora de juzgar a un político.

Un político que miente en los países protestantes por regla general, bajo un principio de pesos y contrapesos, denominado sistema de checks and balances (3) o un mismo control civil comprometido estaría acabado políticamente, pero no en las próximas elecciones, sino en ese mismo momento en que se descubre la estafa, o el engaño o el desfalco al público. Estas consideradas como algunas consecuencias políticas.

Las consecuencias económicas de la mentira se cristalizarían directamente en ir a prisión, si es que, por ejemplo, se entregan cheques sin fondo para pagos públicos  o se descubre beneficiar amigos con la obra pública o se pretende emitir dinero más allá de lo permitido por la ley de la reserva federal o banco central de cada nación.

Por el contrario, para los países mayoritariamente católicos de la Europa sureña y naciones jóvenes de Hispanoamérica, la mentira es un pecado venial. Y como se la considera un pecado venial, se la utiliza políticamente como un arma antojadiza contra los enemigos políticos de ocasión de la oposición gubernamental, y no se la reconoce en sí misma como una falta de mayor valor, tapando los hechos delictivos que deben ser castigados por la ley que se encuentra por encima de todos los poderes públicos, sabiendo que no tendrán castigo alguno, inclusive liberando de sus cargos de imputación los nuevos gobiernos a administraciones anteriores, sin la intensión cabal de ejercer justicia, mucho menos, dentro de los tiempos de un gobierno en ejercicio de poder, claro está.

Este tipo de países necesitan el arribo de inversiones externas. Y la falta de solvencia e índices públicos que ocultan la verdadera situación de contingencia  de la economía nacional, sumada a la común ausencia de producción de riqueza y mala administración del erario público, además de inseguridad jurídica a la hora de cumplir contratos, son escenarios muy negativos. Todas ellas razones más que suficientes para que las anheladas divisas no ingresen, ya que las empresas multinacionales, otros gobiernos y organismos de créditos internacionales piensan que no se cumplirán los acuerdos, que los gobiernos corruptos intentaran engañarle y no honraran las condiciones contractuales pactadas con antelación. En pocas palabras, generación de  espirales de desconfianza muy difíciles de revertir. La mentira, también en lo monetario, se traduce en una situación dramática.

 

                                                                5.

Otro concepto a comparar para ambos casos es el de democracia, jugando con la variable religiosa y enfrentando las tradiciones de católicos y protestantes, también bajo el análisis de la crisis económica mundial vigente.

Una primera circunstancia sería definir que aquellos países con tradiciones sociológicas religiosas emanadas de la Reforma del siglo XVI, parten de un puerto de escasa confianza hacia el poder.

Interpretan que el ser humano parte de una naturaleza caída, y por lo tanto, para evitar que los gobiernos terminen transformándose en tiranía, lo que tendrían que lograr es limitar lo más posible a sus gobiernos, y dar prioridad a los individuos, la sociedad civil, sus negocios particulares y actividades privadas en la vida de mercado.

Políticamente sería pensar también que se aplique como enuncia la misma Constitución de los Estados Unidos, ese sistema de pesos y contrapesos referenciado con anterioridad. Esto hará que los ciudadanos juzguen no por la pertenencia a un partido político, como ocurre en España o Argentina, sino más bien, por la forma precisa en que se comporta políticamente un partido u otro en determinado momento y bajo ciertas circunstancias, considerando que ese sentido es muy saludable democráticamente.

Incluso puede darse, -y esto es muy común en Gran Bretaña, en Estados Unidos o Australia-  que una persona este afiliada a determinado partido político y vote a otro partido, tal vez porque considera que en ese momento racionalmente eso sería considerado lo mejor para el resto de la ciudadanía y su persona, a pesar de que su visión política de base sea distinta.

Por contrario, en los pises que han seguido la visión fundamentalmente católica, los partidos, y de forma muy especial los partidos de izquierdas, se han construido sobre la visión de que continúan con la imagen única de Iglesia verdadera. Es común por ejemplo en España o Argentina, que cuando el vulgo pronuncia referencia sobre la Iglesia, conlleva indefectiblemente a pensarse la Iglesia católica, o cuando se dice el partido, se haga referencia al Partido comunista en España, o el peronismo en la Argentina.

Hubo por supuesto otros partidos en la historia de ambos países, pero partidos con legitimidad  moral, solo pareciera que se reconocen históricamente al comunista o posteriormente al PSOE en España o el peronista en la Argentina.

En definitiva, la ciudadanía terminaría creyendo en un criterio de política no sano o poco razonable como no podría ser en los países de cultura protestante, sino, enarbolando las criterios de bondad y confianza en instituciones como la madre Iglesia o el padre Partido, y mistificando criterios de fidelidad absoluta imaginando que no hay salvación o lealtad  si no es a tal iglesia o tal partido.

 

                                                              6.

Bajemos la teoría a la realidad con algunos ejemplos concretos que remarcan las diferencias entre ambas corrientes y las implicaciones en los países que han abrazado una u otra religión tanto al norte o sur de Europa como arriba o abajo del Rio Grande en el continente americano.

Por ejemplo, el reformismo de Lutero decide volver a la Biblia como habíamos anunciado con antelación. Y para volver a la Biblia tiene el ser humano indefectiblemente que saber leer y escribir. Para ser santo católico no se necesita de instrucción, solo seguir una serie de rituales, cumplir los dogmas y preceptos de la liturgia, es decir no sería impedimento ser analfabeto. En cambio, tanto el protestantismo como el judaísmo son religiones del Libro, y es necesario excluyentemente saber leer, escribir e interpretar pasajes bíblicos para su estudio y entendimiento.

Podríamos añadir a esto, que gracias a dicha formación encontramos que la primera escuela pública que se abre en Europa es en la protestante Ginebra a principios del siglo XVI. Esto implica que los puritanos que arribaron desde la vieja metrópolis a Nueva Inglaterra, además de salir con la idea de traer al nuevo continente la religión y terminar haciendo dinero, trajeron consigo un 80% de alfabetismo y buena predisposición, hacia el  trabajo.

Por contrario, aquellos católicos que venían de la vieja península a las Indias solo eran alfabetizados en un bajo 10%, de modo que hay una marcada diferencia.

Los que adoptaron la Reforma al llegar a América contagiaron ese grado de preparación, construyendo comunidades de estudio, abriendo escuelas y universalizando los estudios superiores a todos aquellos que se acercaban, pues se necesitaba formar gente que ayudara al progreso enmarcado bajo la Doctrina de Destino Manifiesto y camino hacia el Oeste salvaje. Esto reivindicó a futuro un alto grado de laicidad que trajo grandes frutos para el desarrollo de los Estados de la Unión Americana.

La falta de estudio en los virreinatos de las Indias bajo la tradición católica, atrasó el progreso que vendría mucho después. Los españoles que arribaban a estas costas no poseían el grado de formación que sí tenían los protestantes del norte. Además de no poseer las mismas ansias de transformación y progreso inspirados por la religión anglicana y desparramada en la nueva tierra prometida por los puritanos arribados del Mayflower.

Es conocida la frase en España moderna en que algunas madres le dicen a sus hijos, tal vez en tono de burla, pero con un triste dejo de verdad “hijo, consíguete un trabajo, en el que no tengas que trabajar”. Este pensamiento proviene desde los orígenes, ya que muchos españoles al llegar a las Indias no quisieron transformar el nuevo mundo con su trabajo y seguir disfrtando de sus títulos de señores, pensando tal vez, que si tenían que trabajar se hubiesen quedado mejor en la Península.

Si bien el norte era más pobre que el sur, lo que ayuda al norte americano es que todo ese estudio acumulado por la Biblia, hace que retomen posteriormente los estudios de observación y exploración de su entorno natural inspirados por la Palabra, reinterpretando a los astros y la vida de las especies de la tierra que los rodea, creando finalmente el método científico por Francis Bacon. Un dato concreto de esto se cristaliza en que hasta la última década del siglo pasado el 95% de los Premios Nobel de las ramas más

distinguidas, ya sean estas la física, la medicina, la matemática, o la neurociencia, eran todos de origen protestante o judío.

Como corolario, el último informe del año 2016 sobre las primeras 50 universidades a nivel mundial  destaca que la mayoría de las mejores del ranking son de tres países de origen protestante. Estas naciones son los Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania. No encontramos en dicho ranking universidades del sur de Europa, dígase de países como España, Portugal, Italia o Grecia, y menos de países hispanoamericanos.

 

                                                               

                                                               7.

Podríamos prefigurar algunas ideas finales, pero no como temario acabado, ya que el estudio sobre las religiones es apasionante y lo más probable es que dicho ensayo juegue de prólogo apenas para desarrollar luego nuevos trabajos científicos de investigación más extensos y acabados en la materia.

Podríamos acabar diciendo que en la cultura protestante predomina la supremacía de la ley. La Reforma llega a la conclusión que se debe respetar la ley, siendo respetada por el Rey o el Emperador, los funcionarios de menor jerarquía, incluso el Papa, prefigurando de esta forma el Estado laico.

En 1640 mientras España termina de desangrarse, ya que jugó el papel de espada de la Contrarreforma, Inglaterra decapita un rey por no respetar y querer ponerse por encima de la ley y oponerse al Parlamento. No juzgamos que decapitar a una persona para dar el ejemplo sea correcto, pero marca la diferencia con la idea de supremacía y respeto hacia la ley. A la España de la conquista, no le alcanzará el metálico obtenido para mantener su poderío y cae. Inglaterra por el contrario, a base de derecho laico se abre camino como futuro imperio mundial. Es decir que toda la riqueza extraída por la metrópolis opulenta, no le fue suficiente frente al igualitarismo y obediencia ante la ley de una nación todavía relativamente pobre, pero con horizonte claro.

Son trayectorias distintas. La experiencia en España, en Portugal, en Italia y al sur del Rio Grande en Hispanoamérica es que la mayoría quiere ponerse por encima de la ley y no respetarla. Que nadie va a comparecer delante de la justicia, que los caudillos sean de izquierdas o de derechas se perpetúan en el poder y quieren desobedecer la ley u alterarla para sobrevivir en sus funciones eternamente, es sabido por todos.

Por último, reafirmamos el punto a nuestro entender más importante. Como la Reforma decide obedecer las Escrituras y respaldar con la Biblia normas de fe, moral y conducta, llega a la conclusión de que la naturaleza del hombre es prudentemente pesimista. No cree que haya una autoridad terrenal que por su propia voluntad va a bendecirnos a todos, llámese este el Papa, el Emperador, o algún dictador del caribe americano.

Los reformadores saben que si al ser humano le otorgas demasiado poder tiende hacia el mal. Y la acumulación de poder en conjunción con la maldad intrínseca del ser humano deviene en tiranía. Dos más dos, es cuatro.

Los Padres Fundadores de los Estados Unidos tenían esto muy en cuanta. Uno de los pasajes bíblicos que más se cita en la redacción de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos es el del profeta Jeremías que advierte que el corazón del hombre es engañoso.

Por lo tanto infieren que los gobiernos deben estar limitados y controlados, adquiriendo un sentido de pesos y contrapesos explicados anteriormente, en donde el poder ejecutivo deberá ser controlado por un legislativo, y a la inversa, con una justicia independiente que juzgue con decencia y mantenga el orden haciendo cumplir la ley, también controlando a los poderes nombrados anteriormente. La clásicamente reconocida división o separación de poderes dentro de un Estado laico de Derecho u obediencia ante la igualdad que imprime el poder de la ley. Todos deben compadecer frente a la ley, todos son iguales ante la ley.

En la tradición católica, en el sur de Europa e Hispanoamérica se abrazó el modelo contrario. Se insiste en la mala idea que va a venir un salvador (así con minúsculas), que se puede llamar de muchas maneras, y una vez que conquiste ese poder lo va a derramar y bendecir al resto de la ciudadanía.

Tendremos que preguntarnos por qué por estas latitudes se sigue insistiendo en este modelo. Podemos pensar que hay que separar dos aspectos. Por un lado está la ideología y por otro lado, el sistema de creencia que abrazamos pero que no conocemos a fondo. Es una visión cultural naturalizada.

Por ejemplo, una persona en Italia, Portugal, México, Cuba o la Argentina, puede estar situada ideológicamente más a la derecha o a la izquierda del pensamiento, y un liberal pensaría distinto de un comunista y de estos desconfiaría un conservador. Pero, al mismo tiempo todos estos factores ideológicos están incorporados y no son conscientes para discernir en los diferentes tipos de representatividad política en nuestras naciones. El que se hace del poder, muchas veces suele utilizar las enseñanzas de Jesús y la ideología de Marx, o referencia a la vez al Papa y aplica la economía austriaca de Hayek. Un sistema totalitario de creencias que deposita al gobernante en el poder, suma votos, y luego reparte en consecuencia poniéndose por sobre la supremacía de la ley. Esto es muy común en las naciones de tradición católica, en donde un político se hace del poder y luego reparte a sus amigos. Conquista y reparte, como sucedió en la época precisamente de la conquista de las Indias, en donde las tierras se repartían entre los señores que venían de la Península para ejercer su señorío, valga la redundancia.

La visión protestante es diferente radicalmente. En los actuales Estados Unidos por ejemplo, la conquista no fue tal, fue una colonización, que se introdujo desde el progreso, enarbolando las creencias en la Doctrina del Destino Manifiesto (4) de los puritanos que concretaban su avance hacia el oeste. Una serie de acciones que posibilitaban estructurar su vida en la Nueva Jerusalén. Recreaban su producción y construían su propiedad, levantando escuelas públicas y realizando estudios bíblicos para alimentar el espíritu de la comunidad, llegando por último, a establecer la ley y el orden, sacándose de encima a los forajidos.

Por último, como analizamos anteriormente, la Reforma estableció concretamente que el trabajo no es un castigo de Dios, como dijimos, ya desde lo leído en Génesis, Dios puso a trabajar al primer hombre en el huerto del Edén antes de la caída. Es decir, el trabajo es considerado una labor noble y buena que permite al hombre mantenerse el mismo y a su familia, y que además, puede transformar la sociedad en donde vive. La visión católica, sobre todo en la era medieval, marcaba al trabajo como un castigo. Esta es una gran diferencia que profundizara ambas tradiciones religiosas de pensamiento y sus futuros desarrollos.

Esto se traduce en la política, en donde también se conoce el aspecto fundamental de servicio, el servir públicamente a la comunidad, la política como servicio a la comunidad dentro de la tradición protestante.

Contrariamente, la tradición del sur de Europa e Hispanoamérica, como resaltamos líneas arriba, es de conquista y reparto, hacerse del poder y repartir a los amigos. No se habla de servicio a la comunidad, la visión de la política como servicio no se encuentra, y aparte es mezquina.

 

                                                               8.

El 31 de octubre de este año se cumplirán quinientos años de la Reforma Protestante (1517), tomando la fecha como el momento cuando Martin Lutero clavó las 95 tesis contra las indulgencias en las puertas del castillo de Wittemberg.

Sigue perpetuándose en el tiempo las discusiones entre católicos y protestantes bien plasmadas en la obra de Rembrandt en donde se ve al Apóstol Pedro discutir con el Apóstol Pablo sobre las interpretaciones de la Biblia. Hermosa pintura que invitamos a disfrutar, además de ser atinada y muy esclarecedora.

Esperemos que las distancias religiosas se acorten, y que las bondades de ambas empapen a los corazones de ambos movimientos religiosos. Personalmente espero que el legado de la Reforma Protestante también empape un poco la identidad de los pueblos de Hispanoamérica, para empezar a ser naciones más ricas, prosperas y racionales, situación que se alcanza solamente con mucho estudio, trabajo y dedicación, todas importantes enseñanzas que los padres del protestantismo supieron reconocer y transmitir.

 

Material de consulta y bibliografía destacada

de Tocqueville, Alexis. 1957. La democracia en América. Fondo de Cultura Económica, México.

Kalberg, Stephen. De Tocqueville a Weber. Sobre los orígenes sociológicos de la ciudadanía en la cultura política de la democracia estadounidense. Sociológica, vol. 19, núm. 56, septiembre-diciembre, 2004, pp. 227-263. Universidad Autónoma Metropolitana. Distrito Federal, México.

La Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento. Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569). Revisada por Cipriano de Valera (1602). Otras revisiones: 1862, 1909, 1960.

Lutero, Martin. Escritos políticos. Madrid: Tecnos, 1986. Estudio preliminar y traducción de Joaquín Abellán.

Várnagy, Tomás. El pensamiento político de Martin Lutero, cap. IV. En La Filosofía Política Clásica. De la Antigüedad al Renacimiento. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 1999.

Vidal, Cesar. 2008. El caso Lutero. Editorial Edaf, España.

Weber, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904), Alianza editorial, Madrid, 2001

 

Notas al pie

(1) Profesor y Licenciado en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires (UBA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2017.

(2) Martin Lutero, reformador alemán que lo llevó, sin que probablemente ésta fuera su intención, a una ruptura con Roma que cambió el curso de la historia de la Iglesia cristiana, de Europa y de la humanidad. Interesante personaje que requiere de profunda  investigación histórica, para reparar en hechos clave de su vida que pueden ir desde su conversión hasta su separación definitiva de la Iglesia católica en la Dieta de Worms, su excomunión por el Papa León XX y la condena a la hoguera por Carlos V, pasando por los abusos en la venta de indulgencias, la corrupción eclesial y su referencia a la deplorable situación espiritual del pueblo llano.

(3) El sistema de checks and balances, o castellanizado, de pesos y contrapesos, también comúnmente conocida en ciencia política como separación de poderes o limitación o división de poderes, es utilizado para prevenir que una rama del poder se convirtiera en suprema, y para inducirlas a cooperar. Los sistemas de gobierno que emplean la separación de poderes se crean típicamente con un sistema de checks and balances (controles y contrapesos). Este término proviene del constitucionalismo anglosajón, pero, como la propia separación de poderes, es generalmente atribuida a Montesquieu. Checks and balances se refiere a varias reglas de procedimiento que permiten a una de las ramas limitar a otra, por ejemplo, mediante el veto que el presidente de los Estados Unidos tiene sobre la legislación aprobada por el Congreso, o el poder del Congreso de alterar la composición y jurisdicción de los tribunales federales. Cada país que emplee la separación de poderes tiene que tener su propio mecanismo de checks and balances. Cuanto más se aproxime un país al sistema presidencial, más controles existirán entre las distintas ramas del poder y más iguales serán en sus poderes relativos.

(4) La Doctrina de Destino Manifiesto (en inglés, Manifest Destiny) es una frase e idea que expresa la creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. Esta idea es también usada por los partidarios para justificar otras adquisiciones territoriales. Los partidarios de esta ideología creen que la expansión no solo es buena, sino también obvia (manifiesta) y certera (destino). Esta ideología podría resumirse en la frase: «Por la Autoridad Divina o de Dios». El origen del concepto del "Destino Manifiesto" se podría remontar a la época en que comenzaron a llegar los primeros colonos y granjeros desde Inglaterra y Escocia al territorio de lo que más tarde serían los Estados Unidos. En su mayoría eran protestantes y puritanos.