Revista Nº25 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

 

RESUMEN

Mediante el presente trabajo se pretende aclarar el panorama político de Europa tras los continuos éxitos en diversos procesos electorales de los llamados partidos de “extrema derecha”. No se trata solo de hacer un análisis electoral o demoscópico sino de estudiar si cada uno de los diversos movimientos políticos emergentes, o ya no tan emergentes, pueden ser englobados dentro de una misma categoría o acepción.

Partiendo de un genérico estudio definitorio sobre que es la extrema derecha y una comparación con figuras presuntamente afines, se diseccionarán las fuerzas más importantes en Europa desde diversos puntos de vista, así como sus elementos de acuerdo-desacuerdo, puntos en común e igualmente aquello, no pocos y no poco importantes, que los diferencian de una manera radical, extrayendo finalmente las conclusiones que se consideren más importantes para aportar a las investigaciones más recientes y actuales, un nuevo panorama sobre la presente y polémica realidad política europea.

 

ABSTRACT

 

This paper attempts to clarify the political overview of Europe after continuous success of the so-called "extreme right" parties in several electoral processes. It is not just an electoral or opinion analysis but a study on whether each of the various political movements emerging, or not so emerging, can be included within the same category.

Based on a generic study about the definition of extreme right and a comparison among allegedly related organizations, this paper analyses the most important forces in Europe from different points of view, as well as their points of agreement-disagreement, their common viewpoints and those where they differ dramatically. Finally, the study draws conclusions which will be important contributions for current research, and a new picture of the present and controversial European political reality.

 

KEY WORDS

Extrema Derecha, Populismo, Fascismo, Radicalismo, Democracia, Partidos Políticos

 

LA HETEROGENEA “EXTREMA DERECHA” EUROPEA

Profesor Gonzalo DUÑAITURRIA LAGUARDA (1)

 

JUSTIFICACION DEL TRABAJO

Las últimas elecciones al Parlamento Europeo, en mayo de 2014, convirtieron en casi homogéneos los titulares de los periódicos y formaron una casi monolítica expresión en los analistas radiofónicos y televisivos, incluso en eminentes politólogos y estudios de la política, al converger todos con un idéntico titular: “El auge de la extrema derecha en Europa”.

Efectivamente y en dichos comicios, el Frente Nacional en Francia logró un 25,40 % y 23 escaños en el euro parlamento cuando 5 años antes y en idénticas elecciones había logrado un 6,3 % y tan solo 3 escaños. En el Reino Unido, cuna de tolerancia y democracia sempiterna, el UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido) logró, frente al 16,09 % de 2009, un notable 29 % y 24 escaños. Austria no quedó a la zaga en cuanto al avance radical. Del 12,71 % se pasó a cerca del 20. Y así podríamos ir sumando países como Dinamarca, donde el Partido Popular (DF) duplicó apoyo electoral (del 14 al 27 %), Letonia con el partido Todo para Letonia (VL, el coalición) y su más que significativo 14 % y así sucesivamente Alemania (NPD y AfD), Chipre (Frente Nacional Popular), Croacia (HSP en coalición), Finlandia y sus Verdaderos Finlandeses (VS), Hungría (El JOBBIK y sus milicias) y por supuesto el movimiento radical griego Amanecer Dorado que con un cerca del 10 % se convirtió en la tercera fuerza del país.

Todos estos movimiento políticos fueron englobados dentro del apelativo de “extrema derecha”, y así lo siguen siendo, sin haberse realizado un mínimo análisis sobre las características de cada uno ellos y los elementos de convergencia, identidad, objetivos, causas, que determinen una objetiva conclusión de que efectivamente todos ellos pudieran encontrarse dentro del mismo “paraguas ideológico”.

Cabría por ello preguntarse, son si acaso similares el Jobbik húngaro con el UKIP británico?, se encuentran dentro del mismo “cuerpo ideológico” los votantes de Verdaderos Finlandeses o los electores del Partido Popular danés con los seguidores de Amanecer Dorado?. Y más allá. Son ideológicamente complementarios los postulados de NPD (Partido Nacional Democrático) con los de Alternativa por Alemania (AfD)?.

Solo se podrán contestar estas cuestiones, y numerosas más que desde la Ciencia Política se realizan, sin hacer, objetivo del presente trabajo, un estudio y análisis pormenorizado del estado de la cuestión, de las corrientes de pensamiento definitorias de cada uno de los movimientos y de los movimientos políticos en sí, para determinar y concluir si efectivamente podemos considerarlos como actores políticos heterogéneos o bien representan fórmulas electorales diferenciadas.

 

UNA PRIMERA APROXIMACION. DEFINICION DE EXTREMA DERECHA Y ANALISIS DE FIGURAS AFINES

Concepciones. Es estado de la cuestión.

No sería posible realizar un análisis riguroso para alcanzar el objetivo del presente trabajo sin tener claras las definiciones de las distintas concepciones ideológicas que se encuentran dentro de ese “paraguas general” que engloba la llamada extrema derecha. Con ello claro y con un estudio concreto y particular de aquellos más importantes y representativos de lo que aquí mantenemos (Se trata de movimientos distintos y no pueden englobarse científicamente dentro de la misma “familia ideológica”), podremos concluir si para la Ciencia Política es correcta tan genérica definición.

“Extrema derecha”, “derecha radical”, “neo nazismo”, “neo fascismo”, “populismo”, “derecha radical populista”, pueden considerarse como términos homogéneos o sinónimos?. Evidentemente no.

Hans George Betz los define como movimientos de "populismo de derecha radical", mientras que Cas Mudde los engloba en la “derecha radical populista” y José Luis Rodriguez habla de esta corriente como “nueva extrema derecha”. Es notorio e importante indicar estas tres definiciones-tipo porque desde la Ciencia Política se han empezado a superar los anacrónicos términos de “neo nazismo” y “neo fascismo” para referirse a los partidos políticos objeto del presente trabajo.

Y tal hecho tiene consecuencia trascendente, cual es al esfuerzo de varios de estos partidos, fundamentalmente los del occidente de Europa, de desligarse, en su fondo y básicamente en su forma, de cualquier resto o resquicio que pudiera asemejarlos con los movimientos totalitarios de entre guerras. Ejemplo de esto tendríamos como iniciador de tal camino al Movimiento Social Italiano y su transformación en un movimiento de derechas que podríamos definir como “Nueva Extrema Derecha” tras su paso a Alianza nacional. El Frente Nacional francés, sobre todo desde que Marine Le Pen asumiera su liderazgo, podría englobarse en este grupo. Otros, a los que también se les ha catalogado como de “extrema derecha” no han necesitado realizar ningún proceso de “transformación ideológica”, pues nunca han estado en posiciones de “extrema derecha tradicional” según concepción de Piero Ignazi. Aquí encontraríamos a los movimientos de Derecha Radical Populista nórdicos más sobresalientes, como el partido Popular danés, el Partido del Progreso noruego y aquellos nuevos movimientos surgidos entre la propia sociedad o disidentes de partidos conservadores como la Alternativa por Alemania (AfD) o el IKIP británico.

Casualmente no ha sucedido así en varios movimiento de la antigua Unión Soviética, donde el fondo y básicamente la forma iconográfica si resalta y se asemeja con la NSDAP del Tercer Reich, el Partido Fascista de Mussolini o los movimientos fascistas o nazis de los años 30. El partido Attaca búlgaro, Jobbik, en Hungría y sobre todo en heleno Amanecer (o Aurora) dorada son un ejemplo claro de ello

Si bien es cierto que en amplios foros de ciencia política se sigue identificando, aunque sea de manera únicamente nominal, el concepto de “fascismo” o “fascista” con los nuevos y emergentes movimientos radicales, como bien indica Diethelm Prowe “a pesar de las similitudes genéricas entre movimientos de la derecha secular moderna, que incluyen tanto al fascismo clásico como a la derecha radical en Europa occidental, cambios críticos en los contextos históricos distinguen a estos dos fenómenos de manera esencial (...) los nuevos movimientos representan una nueva era y luchan por nuevas y distintas batallas en Europa». Es evidente que los nuevos procesos históricos y las nuevas realidades sociales difieren más que notablemente de aquellos que sobresalían en el periodo de entre guerras y por ello, el juego político oferta-demanda dista mucho de ser ni siquiera parecido entre ambos ámbitos temporales.

Pero volvamos a las distintas definiciones que ubican a los actuales movimientos.

Una muy acertada división es la que plantea Piero Ignazi con la diferenciación de partidos de Extrema Derecha Tradicional, vinculados en su forma externa y en su fondo con la tradición fascista y los movimientos de Nueva Extrema Derecha o Extrema Derecha post-industrial, los verdaderamente protagonistas de este estudio y que se han nutrido tanto de electores distanciados de la radicalidad de los primeros como de clases medias o burguesas que por diversos motivos posteriormente analizados han sentido vulnerados y agredidos un conjunto importante de principios y derechos tenidos como propios junto a una imagen a veces no del todo incierta de una caducada clase política tradicional inmersa en el anquilosamiento, la burocracia y la corrupción.

Cass Mudde ahonda en esta importante diferenciación al estudiar los llamados por él partidos “de tradición fascista”, donde el concepto “tradición” no hace referencia al propio partido (pues puede ser de constitución muy moderna) sino al basamento de su ideología, conformación interna y parafernalia externa.

Dentro de lo que considera “familia de partidos”, Mudde distingue entre lo que él denomina “Derecha Radical Populista” y “Extrema Derecha” y donde su principal diferencia, y no pequeña para los objetivos del presente estudio, radica en que la primera “puede considerarse democrática aunque se oponga a algunos valores fundamentales de las democracias liberales, mientras que la extrema derecha es en esencia anti-democrática, al oponerse al principio fundamental de la soberanía del pueblo”.

Conjuntando lo hasta ahora expuesto, podemos indicar que existe una casi unanimidad en la comunidad científica a la hora de determinar que, existiendo ciertos parámetros o elementos no sustanciales de proximidad ideológica, de la exposición de esta o de objetivos político-sociales a conseguir, estamos hablando de dos familias de base ideológica que objetivamente deben ser diferenciados.

Por un lado, aquellos que mantienen vínculos fundamentalmente ideológicos con los movimientos fascistas o proto nazis de entreguerras, con propuestas radicales y objetivos definidamente antidemocráticos, con un electorado que pudiéramos denominar obrerista en términos generales y una masa generacional preponderantemente joven. Estos movimientos si bien tienden a la marginalidad en los países europeos más desarrollados y en muchos casos se encuentran fuertemente atomizados, no pasa lo mismo en varios países de la Europa oriental, básicamente en aquellos que pertenecieron a la extinta Unión Soviética. Estos movimientos políticos estarían en la mencionada denominación de “Extrema Derecha Tradicional” de Ignazi o “Extrema Derecha” de Mudde.

Por otro lado, el nuevo (en algunos casos no tan nuevo) panorama político europeo nos ofrece, dentro de la llamada por Tagguieff “ola populista” los denominados y ya referidos partidos de “Derecha Radical Populista” (Mudde), “Populismo de Derecha Radical” (Betz) o “Nueva Extrema Derecha” o “Extrema Derecha post industrial” (Ignazi).

Así podríamos definir el llamado “estado de la cuestión” sobre tan actual tema.

Pero podríamos ahondar más en dicha diferenciación y desde el presente trabajo se ofrece como aportación, entendemos demostrable o palpable, desgajando de esta última diferenciación dos nuevos y diferentes grupos de “familias”. La “Derecha Radical Populista” y la “Extrema Derecha post industrial” pueden a su vez considerarse diferentes y distintas.

Si bien compete al análisis posterior del presente trabajo el estudio concreto de algunos movimientos, es oportuno ejemplificar lo ahora indicado.

-1- En la llamada “Extrema Derecha Tradicional” estarían partidos como Jobbik (Hungría), el movimiento Attaka (Hungría) y por supuesto Amanecer Dorado (Grecia).

-2- Entre los denominados partidos de “Derecha Radical Populista” nos encontraríamos con el Frente Nacional francés, el Partido de la Libertad (Holanda) y el Vlaams Block (Bélgica).

-3- Finalmente y dentro de los movimiento de “Extrema Derecha post industrial” y de amplia base social (Podríamos indicar que su creación o la invitación a ser creados surge de fuera para dentro, de la sociedad al movimiento y no del movimiento para la sociedad), estaría el UKIP (Gran Bretaña) o la Alternativa por Alemania (Afd).

Sobre la base expuesta, se considera un error conceptual homogeneizar a todos estos movimientos políticos.

Es pertinente, y así se hará posteriormente, incidir en las diferencias existentes entre las distintas familias indicadas pero conviene igualmente introducir un elemento que puede llevar a engaño a la hora de clarificar el panorama hasta ahora estudiado. Es el llamado “nacionalismo”, término que en muchos casos se ha identificado como tronco común o nexo de unión entre los distintos grupos.

Nacionalismo y nativismo.

Pues bien, siendo esto en parte cierto como coinciden numerosos autores (Betz,  Rydgren), Mudde indica que existiendo otras formaciones que no estando dentro de los grupos de nuestro estudio, abanderan un notable carácter nacionalista, debe ser un concepto más restringido el que los defina. Si casi la totalidad de los movimientos políticos de nuestro estudio tienen una fuerte impronta nacionalista, no todos los partidos con mensajes nacionalistas estarían dentro de las “familias” aquí estudiadas. Y el autor propone el término de “nativismo”.

Mudde define el nativismo como “una ideología que sostiene que los Estados deberían ser habitados exclusivamente por miembros del grupo nativo (la nación) y que los elementos no-nativos (personas e ideas) son fundamentalmente una amenaza para un Estado-nación homogéneo”. Estos elementos denominados “no nativos” no son valorados como tales de forma negativa sino que su amenaza proviene en el momento en que entroncan y cohabitan con los grupos nativos.

Nuevo populismo y las clases sociales.

La Derecha Radical Populista, asumiendo los postulados y formas democráticas ha avanzado y ampliado el significado que la diferencia del populismo clásico o de los mensajes populistas de la Extrema Derecha Tradicional. Como establece Taguieff (2007) a la hora de analizar esta característica, se trata de un concepto nuevo de “populismo”, más amplio y transversal que la formulación “tradicional”.

Frente a esta última, cuyo objeto consistía (y en algunos grupos marginales aún consiste) en una apelación y llamamiento a las clases sociales más humildes frente a la clase política distanciada de las realidades del “pueblo” y profundamente corrupta, las nuevas formaciones, tanto la Derecha Radical Populista como en menor medida la Extrema Derecha Post Industrial apelan tanto a esas clases “populares” como al segmento social interclasista o clases medias, ampliando sus críticas no solo hacia la clase política tradicional a la que considera un enemigo interno sino a un enemigo externo nuevo, diferente, complejo en el mundo de la globalización cual es la población inmigrante.

Nos encontraríamos pues ante el denominado “nacional-populismo” no como una nueva familia sino como el elemento definitorio no solo del mensaje de los nuevos movimientos radicales sino el núcleo central desde el que se proyecta la “oferta” política, programática e ideológica.

Junto esto, autores como Betz suman al llamado “problema de la inmigración” el fenómeno de la globalización y más específicamente de la “globalización o internacionalización económica”. La consecuencia de esta ha sido la desprotección absoluta de grandes bolsas de trabajadores poco cualificados y de trabajadores dependientes del “trabajo manual”, que ha supuesto sobre todo en los movimientos de Derecha Radical Populista su gran caladero de votos.

El debate de la inmigración como base del mensaje.

Sobre parte de la base que hemos desarrollado hasta ahora, pero no solo, la Derecha Radical Populista ha construido su fuerza ideológica y su mensaje electoral: El peligro de la inmigración en aquellas facetas que en situaciones como la actual más pueden influir en dicho electorado: Facetas como la contra cultura, la inseguridad ciudadana y sobre todo, el empleo.

Es cierto que otros “motores” del mensaje los podemos encontrar en el anti europeísmo, contra la globalización, la lucha por la soberanía nacional, los mensajes de desprestigio a la clase política “tradicional” (mensaje en numerosas ocasiones justificado), pero sin duda alguna es el tema de la inmigración el que con mayor fuerza se ha manifestado.

El discurso anti inmigración busca la culpabilización del inmigrante en numerosas materias especialmente sensibles para el ciudadano, y por ello y como mecanismo de defensa frente a las consecuencias de la política migratoria actual, se hace necesario, según terminología de Betz llevar a cabo una contundente “política de exclusión” mediante el “populismo de exclusión” frente a la población extranjera.

La argumentación discursiva que se ofrece a la población queda articulada sobre dos ejes íntimamente conectados:

1.- La “amenaza cultural”, que a su vez se enuncia desde dos sub ejes. Por un lado, la difícil supervivencia de la cultura nacional (en un primer estadío) y/o europea (en uno segundo) y de los valores, tradiciones y principios por la llegada masiva e incontrolada de culturas ajenas. La Derecha Radical Populista y en su camino hacia la moderación no valora como negativas las “otras” culturas en este caso ni siquiera las repudia. Simplemente alienta el mensaje "contracultural" desde el choque y la incompatibilidad. Por el otro lado, y si entrando en valoración evidentemente negativa y a partir de los años noventa, la amenaza cultural se atisba en relación cuasi directa con el binomio seguridad-derechos. Seguridad de occidente frente al Islam y sus corrientes más radicales y derechos asentados en la Europa contemporánea frente a imposiciones de corte cuasi medieval en otras culturas, especialmente la musulmana (Por ejemplo, los derechos de la mujer, la libertad religiosa, entre otros). Se trata en este último caso de un mensaje donde el islam es presentado como una religión intolerante por naturaleza y como una nueva amenaza totalitaria que se cierne sobre las sociedades occidentales (Betz).

2.- Sobre la base de lo anterior y en terminología de Betz, los movimientos populistas realizan un “doble movimiento retórico”: El llamado “pueblo” representante de virtudes y valores que a su vez deben estar representados en el terreno de lo político (mensaje también utilizado para actuar contra los políticos “tradicionales” y su desapego del pueblo-sociedad) y este mismo “pueblo” (con sus valores y principios tradicionales y milenaristas) en confrontación con los elementos que provienen de fuera y que amenazan con destruirle.

Una oferta política que se extiende como una mancha de aceite.

Uno de los grandes triunfos de los movimientos políticos no son solo los éxitos electorales obtenidos ni lo hondo que ha calado el mensaje entre importantes capas de la sociedad.

El gran éxito ha sido la “compra” de dicho mensaje, o por lo menos de parte de él, por otras formaciones políticas del más amplio espectro ideológico y que en otras situaciones hubiera devenido impensable.

En relación con esto y como indica Mudde, junto al ascenso de estas formaciones es necesario estudiar los motivos por los cuales se han consolidado. Se ha debatido profusamente sobre el hecho real de que los partidos denominados “tradicionales” hayan adoptado las temáticas, argumentos y  lenguaje que ha utilizado la derecha radical populista para apuntalar su éxito electoral, especialmente en el tema de la inmigración, por lo que algunos autores, no faltos de razón, consideran que tal situación ha producido la legitimación de las nuevas formaciones emergentes y por ende, a mantener su espacio político.

Desde la finalización de la II Guerra Mundial los grandes movimientos políticos englobados en la “Extrema Derecha Tradicional” y vinculados con la tradición fascista de entre guerras se ubicaron “frente al sistema”. Los nuevos movimientos populistas han incorporado un nuevo mensaje que en cierta medida es parte de su actual éxito. No se cuestiona la democracia parlamentaria, que se asume como tal y se participa en ella (o de ella); se cuestiona y ataca a los tradicionales representantes de dicho sistema, bien a los políticos bien a los llamados “partidos políticos tradicionales).

A tal hecho contribuye el desprestigio ante la opinión pública de los meritados partidos, situación que ha supuesto dejar un espacio que demanda el colectivo de los electores y que ha sido ocupado de manera muy hábil por la Nueva Extrema Derecha. Con ello, esta ya no se encuentra “fuera del sistema” o “contra el sistema”, sino que consolidada tras numerosos procesos electorales, se encuentra “en el sistema”. Se trata por ello de “Una consideración que les habría conferido la suficiente legitimidad para explotar electoralmente el crecimiento de la desafección política que, especialmente a partir de la década de los ochenta, ha afectado a las democracias liberales europeas”, como afirma Ignazi.

El término “populismo” ha sido introducido como elemento definitorio de las nuevas y emergentes formaciones políticas de Derecha Radical, pero su definición y comprensión es hoy objeto de importantes debates y desacuerdos. Si bien el planteamiento de este estudio en cuanto al estudio de los distintos grupos entiende como esencial para su comprensión añadir el término “populista” como parte de esa “oferta política” y sobre todo, como elemento que define la base social, popular y electoral de dichos grupos, en la literatura sobre la derecha radical populista también existen varias formas de aproximarse a esta definición y sobre todo, al encaje de la misma.  Muchos autores interpretan el “populismo” más como un estilo político (Taguieff) o un estilo de comunicación política (Jagers y Walgrave) que como una propuesta ideológica con un contenido específico propio.

Pierre-Andre Taguieff define el populismo de la siguiente forma:

“El populismo puede ser definido, de un modo sumario y problemático, como el acto de tomar partido públicamente por el pueblo contra las élites, o también “el culto al pueblo”. (…) esta apelación se orienta a prescindir de las mediaciones y de toda dimensión programática: Se quiere la relación directa, sin ser filtrada por las instancias representativas”.

 

LAS DISTINTAS FUERZAS EN EUROPA. ¿HOMOGENEIZACION?.

Para una mejor traslación de los conceptos e ideas expuestos y determinar a que “familias” pertenecen los movimientos políticos más importantes de Europa es necesario analizarlos dentro de su propia conceptualización y pautas de actuación, de sus periodos de auge y expansión, el perfil de sus electores, su programa y con este, los elementos de “oferta-demanda”, su ideología y sus perspectivas de futuro.

Debemos tener en cuenta, y no como hecho poco significativo, que los movimientos de Derecha Radical Populista (en términos de Mudde) o de “Nueva Derecha post-industrial” (según terminología de Ignazi) son un fenómeno electoral y politológico que ha ido surgiendo de forma gradual en situaciones de transformación social, de actitudes en la llamada “política tradicional” deslegitimadas por actos ilegales o ilegítimos, de presunta falta de “valores” y de una separación real o ficticia entre los deseos, anhelos y necesidades de los ciudadanos con las actuaciones y hechos de sus representantes.

Todo lo anterior, supone el verdadero “caldo de cultivo” para los movimientos populistas y gran parte de ellos, como hemos indicado, han surgido al calor de dichas características.

 

I.- “AMANECER DORADO” EN GRECIA. LA EXTREMA DERECHA TRADICIONAL.

El más claro y actual movimiento ubicado en la extrema derecha tradicional sería el partido griego Amanecer Dorado, también conocido como Alba Dorada o Aurora Dorada.

Dirigido por Nikolaos Michaloliakos, exmilitar que formó parte del cuerpo de paracaidistas del ejército griego, sus simpatizantes expresan de forma clara y sin ambajes su admiración por el exdictador Ioannis Metaxás, que gobernó Grecia desde 1936 hasta 1941.

En mayo de 2012 accedió por primera vez al parlamento Griego obteniendo 21 diputados y el 7 % de los votos. En las elecciones del mes siguiente, obtuvo prácticamente el mismo resultado, el 6,9 % de los votos, pero perdiendo tres escaños, quedando representado finalmente con 18 diputados.

En las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 obtuvo un 9.4 % de los votos, convirtiéndose en el tercer partido de Grecia y en las elecciones parlamentarias de enero de 2015, quedó de nuevo como tercera fuerza con un 6,3% de los votos, a pesar de tener a toda su cúpula en la cárcel. En septiembre de 2013, a raíz de una investigación en torno al asesinato del músico antifascista Pavlos Fyssas, la Fiscalía General de Grecia emitió, contra varios miembros de la organización, numerosas órdenes de arresto. Acusados de formar parte de una organización criminal (entre ellos el líder del partido), la fiscalía los imputó por diez asesinatos, agresiones, tentativa de atentado con explosivos así como numerosas agresiones e incluso delitos financieros.

Como no podía ser de otra forma, los acusados negaron los hechos, argumentando que se trataba de una venganza del estado y de sus instituciones corruptas para evitar el imparable ascenso de esta formación.

El partido fue fundado en 1980 por un grupo de jóvenes declaradamente nacionalsocialistas, así como oficiales del ejército que simpatizaban abiertamente con la derrocada Dictadura de los Coroneles. Si bien durante sus primeros años sus actividades se basaban en charlas y actos puramente ideológicos y de rechazo a la “elite gobernante”, no fue sino hasta finales de los años ochenta cuando pasó a convertirse en un partido político tradicional.

Sin tener necesidad de participar activamente y como movimiento político en la vida institucional de Grecia, Amanecer Dorado cesó sus operaciones políticas en 2005 y se unió a Patriotiki Symmachia (Alianza Patriótica). Dicha “alianza” se deshizo cuando el líder de AD, Nikos Michaloliakos retirara su apoyo a sus antiguos aliados, por lo que tras el VI Congreso de marzo de 2007, los miembros del partido anunciaron la reanudación de su actividad política.

En las elecciones municipales de noviembre de 2010, Amanecer Dorado obtuvo un 5,3% de los votos en el municipio de Atenas, ganando un escaño en el consistorio ateniense e incluso aumentó notablemente su presencia institucional en algunos barrios con alta tasa de inmigrantes donde el partido llegó a obtener un apoyo que incluso alcanzó el 20%.

Este movimiento político, encuadrado en la Extrema Derecha Tradicional se autodefine como un "movimiento popular de nacionalistas intransigentes", de oposición a los ideales de la “Ilustración” y la “Revolución Industrial” y donde "sólo los que sean de origen griego pueden ser miembros de Amanecer Dorado".

En sus filas se concentran igualmente miembros del antiguo partido radical EPEN (Unión Política Nacional Griega) y de LAOS, un movimiento cercano y concomitante con los postulados de la Iglesia Ortodoxa, por lo que la declaración de principios de AD incluye varias referencias al cristianismo ortodoxo griego, que “recoge la herencia espiritual de la antigua Grecia (…)”.

El perfil del votante de AD es profundamente heterogéneo. Junto con los descontentos electores que en tiempos votaron otras opciones políticas, se encuentran mayoritariamente los votantes jóvenes (de entre 18 a 25 años) y mayoritariamente masculino. Pero la distribución resulta especialmente compleja pues consiguió el 12 % de los votos entre los estudiantes, el 10% entre los desempleados, el 9 % entre los autónomos y el 8 % entre los trabajadores públicos o privados, pero únicamente el 3 % de sus votantes eran pensionistas.

Como consecuencia de que su fuerza electoral mayoritaria es la población joven, el partido manifiesta un notable atractivo entre nuevos votantes: Según los estudios demoscópicos, estos votan en un 30 % a la coalición de izquierdas Syriza, mientras que AD capta hasta el 23 % de ese nuevo electorado.

En las Elecciones legislativas de 2012 con una lista electoral encabezada por Nikolaos Michaloliakos. Consiguió es estos comicios cerca de 450.000 votos (cerca de 7,2 %) y sentó en el Parlamente heleno a 21 diputados.

Siendo imposible formar gobierno tras las elecciones y volviéndose a convocar estas, AD si bien disminuyó apoyo popular se puede decir que más o menos mantuvo su base principal, pues con un 6,92 % de los votos (solo bajó un 0,08 %) y 18 diputados (perdiendo 3), pasó de ser el sexto partido a ostentar el quinto lugar de preferencia por parte de los electores.

 

 

Programa político directo y radical.

Los elementos más importantes del programa político de AD y que han conseguido según las encuestas situarlo en tercer lugar de preferencia de los griegos se articula básicamente sobre:

-1- La inmigración. Frontal oposición a la inmigración al ser considerada responsable del incremento de la criminalidad y de la disolución de las virtudes de la nación griega. Se llega incluso a proponer cerrar las fronteras y proteger estas con minas antipersona y con vallas electrificadas, pasando después a deportar a todos los inmigrantes que ya se encuentran dentro del país.

Para Amanecer Dorado, sólo los griegos tienen derecho a tener propiedades en el país.

Su programa político relaciona de forma directa la inmigración con la demografía, potenciando la llamada familia tradicional griega e incentivando la fertilidad de las mujeres griegas para "disuadir cualquier tipo de imposición extranjera". Como expresamente reza su programa "Hay que fomentar la procreación de niños griegos, a la vez que se debe impedir la descendencia de los extranjeros. No a los matrimonios mixtos entre blancos y no-blancos, no al aborto, que llevan a nuestra Nación a su muerte racial" reza su programa político.

-2- La pureza de la raza. AD defiende una supuesta "raza helénica", que se encuentra amenazada ante la "invasión racial del extranjero".

-3- En el terreno económico se proponen medidas muy cercanas a las propuestas en el programa político del NSDAP (Partido Nazi alemán), tales como la abolición del sistema bancario, de la usura, la nacionalización de los monopolios, la limitación de la posesión de medios económicos, etc.

-4- A nivel institucional propone juzgar a los políticos que han gobernado Grecia desde 1974 y que según esta formación, han llevado a Grecia a la quiebra, formulando desde los llamados “Tribunales Especiales” la acusación de negligencia, incompetencia y sedición contra los intereses generales de los griegos.

Se propone igualmente retirar la inmunidad parlamentaria a los miembros del Parlamento griego.

-5- Política internacional. De cara al exterior, AD defiende la conformación de la llamada “Gran Grecia”, que supone la desaparición de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, cuyo territorio se repartirían Grecia y Serbia, la integración de Chipre en Grecia, liberándola de las tropas y ciudadanos turcos, así como la expulsión de los turcos de la costa de Anatolia bañada por el Mar Egeo y la posterior colonización de la zona por ciudadanos griegos.

Exige que Grecia abandone la ONU, la Unión Europea, la OTAN, el GATT y que se sustituya el euro por él dracma.

Siendo el ejército un bastión fundamental para la consecución de los objetivos propugnados por AD, se propone que se implemente el servicio militar obligatorio a los 18 años, tanto para hombres como para mujeres.40

 

II.- EL “FRENTE NACIONAL”, DE LA EXTREMA DERECHA TRADICIONAL A LA DERECHA RADICAL POPULISTA.

El nacimiento en 1972 del Frente Nacional es indudablemente producto y consecuencia de una sociedad con una larga tradición política y a su vez es heredero de un importante y denso legado político e ideológico de más de un siglo de existencia.

De igual forma, no surge de la nada y ante situaciones políticas concretas, sino en el marco de un anterior proceso donde los partidos radicales franceses tuvieron, en mayor o menor medida, amplia importancia en el panorama político francés.

Orígenes convulsos, bases ideológicas sólidas.

Sin necesidad de acudir al “Affaire Dreyfus” y su consecuencia ideológica directa cual fue la aparición de la “Acción Francesa” de Charles Maurras (verdadero soporte intelectual e ideológico de la extrema derecha francesa e incluso europea), los orígenes del Frente Nacional se nutren de los rescoldos que otros movimientos de corte ideológico radical habían dejado.

En la década de los 50 surge el Movimiento Poujadista, encabezado y dirigido por Pier Poujade de quien toma su nombre. Son los inicios de la IV República Francesa (1946- 1958) y dos elementos conllevan el desencanto y el desapego a la clase política de parte de la sociedad francesa; la crisis económica y el problema colonial.

Junto con distintos grupos de corte monárquico-integrista, surge en 1953 una corriente de corte “populista” (podríamos hablar por primera vez de un “populismo de derechas” no ligado a los fascismos de entre guerras) que bajo el nombre de su fundador, Pierre Poujade y sin conexiones directas con la extrema derecha alcanza una rápida expansión y eco electoral.

Su nacimiento en 1953 se puede ligar más al mundo sindical que al político y su “primera función estelar” se produce en la protesta huelguística frente al sistema tributario. La política de impuestas del gobierno francés afectaba de forma especial a los pequeños comerciantes y artesanos, clase importante e influyente en la sociedad francesa. Dado el éxito obtenido, Pierre Poujade crea tres años después, en 1956 la Unión de Defensa de Comerciantes y Artesanos (UDCA), con notable éxito electoral en las elecciones municipales y en las Cámaras de Comercio. Dándole una “vuelta de tuerca más”, la UDCA se convierte en un movimiento puramente político a través de la Unión y Fraternidad Francesa (UFF), consiguiendo en las elecciones generales de 1956 32 escaños en la Asamblea Nacional y cerca de dos millones setecientos mil votos. Entre los diputados elegidos figura por un Distrito de París el que sería el diputado más joven de Francia; Jean Marie LE PEN.

Los elementos esenciales de su propaganda u oferta política eran los siguientes:

-Condenas al gran capitalismo.

-Ataque a los partidos gubernamentales y a la clase política tradicional.

-Ataque a la política descolonizadora del ejecutivo francés.

-Demanda de medidas de protección al campesinado.

-Descalificaciones constantes contra socialistas y comunistas.

Si bien atrajo a los segmentos heterogéneos de lo que podríamos llamar “extrema derecha” (Ex combatientes, antiguos miembros del régimen de Vichy, opositores a la independencia argelina y neofascistas), no se deslindó del todo de sus orígenes de “movimiento protesta”, por lo que sin ser un partido político “stricto sensu”, con una compleja estructura interna poco convencional y sin una clara estrategia parlamentaria para aquellas circunstancias, fue perdiendo influencia y representación electoral.

Cronologicamente el movimiento poujadista es sustituido a mitad de los años sesenta por la Alianza Republicana para la Libertad y el Progreso, liderada por Jean-Louis Tixier-Vignancourt, y cuyo lema principal rezaba “Por una Francia anticomunista, militarmente fuerte y sin inmigrantes”. Obsérvese que por primera vez se introduce el elemento de la “inmigración” dentro del mensaje electoral, hecho que frente a lo sucedido veinte años después no reporta a la ARLP beneficios electorales y supone que sus ambiciones políticas queden frustradas en los comicios electorales presidenciales de 1965.

Ante la necesidad de un replanteamiento estratégico producto de los diferentes fracasos electorales y aprovechando la agitación social producida en Francia con motivo del “Mayo francés”, diversos estrategas de la extrema derecha y con el espejo del no poco exitoso Movimiento Social Italiano-Derecha Nacional (deslindado en parte de su pasado netamente fascista y adaptado y pseudo reconocido en las instituciones democráticas italianas) buscan nuevos argumentos que ofrecer a su disperso electorado, dejando atrás actitudes ancladas en el pasado y sobre todo, superando el activismo radical concentrado básicamente en la violencia activa a través de grupos como el Movimiento Occidente y la Asociación de Combatientes de la Unión Francesa.

Con ese objetivo se sientan las bases de un movimiento político que, aceptando al menos teóricamente el papel de las instituciones, sea eminentemente “populista” y de “derecha nacional” (Término este ligado al proceso de moderación del MSI italiano), creándose en octubre de 1972 y sobre los restos de distintas agrupaciones de derecha radical el Frente Nacional (FN), partido surgido al crisol de distintas tendencias que abarcaban desde el llamado “nacionalismo revolucionario” y el concepto de “derecha nacional” hasta sectores monárquicos y desencantados con los movimientos de derecha conservadora.

El fracaso electoral del FN en las elecciones legislativas de 1973 hace surgir una escisión del mismo nutrida con desencantados del propio FN, constituyéndose el Parti des Forces Nouvelles (PFN).

La persistencia de Jean Marie Le Pen a pesar de los fracasos electorales en mantener la estructura del partido supuso estar durante aproximadamente diez años en un largo “peregrinar por el desierto”. Hasta la llegada de la década de los ochenta el Frente Nacional no fue sino una fuerza minúscula.

El pistoletazo de salida. Primeros éxitos electorales y la luz al final del túnel.

De forma paulatina, el Frente Nacional fue ha protagonizado el resurgimiento de la extrema derecha en Francia y con el tiempo ha influido de forma directa en otras formaciones europeas de extrema derecha y ultranacionalistas y como se ha indicado anteriormente, ha contribuido a modificar los argumentos y el tono del debate político francés, y no solo francés, de los últimos años.

Con un mensaje directo y constante, apelando al desencanto de la sociedad frente a los políticos tradicionales y el vacío que estos han ido dejando en importantes capas de la sociedad, este movimiento fue progresivamente capaz de cubrir este vacío explotando los temores surgidos con la crisis económica y la ausencia de perspectivas, presentándose como un movimiento contra el declive y capaz de apaciguar las inquietudes individuales y colectivas de las citadas capas sociales sumidas en el desencanto.

Como se ha indicado, plagiando el sistema de moderación que años antes había llevado a cabo el MSI italiano, el FN procedió a moderar su mensaje y sobre todo sus formas para ir apareciendo ante la opinión pública como la representación de la “derecha nacional y popular” y socialmente “interclasista”.

En las elecciones municipales de 1983, en París y en su Distrito XX, el Frente Nacional alcanzó el 11,3 % de los sufragios, así como resultados destacados en gran parte del resto de los distritos, lo que le impulsó a proponer a los neogaullistas una alianza para la segunda vuelta con el fin de evitar la victoria de las candidaturas socialistas. Dicho ofrecimiento no fue aceptado por el partido de Chirac, la Asamblea para la República, y el FN se hizo con un importante 8,5 % de los votos, pero, dadas las características del sistema electoral francés, únicamente uno de sus candidatos consiguió ser elegido concejal.

Presuntamente consolidada su base electoral, el gran éxito del FN se produjo ese mismo año cuando, en septiembre, consigue que las fuerzas políticas conservadoras, el RPR y la centrista UDF necesiten el apoyo de la derecha radical para frenar el triunfo del candidato socialista en Dreux. Los partidos conservadores aceptaron un acuerdo con el Frente Nacional a fin de desplazar a los socialistas de la alcaldía de Dreux, un suburbio al norte de París. En la primera vuelta de las elecciones el Frente Nacional alcanzó el 16,7 por 100 de los votos, lo que les convirtió en fuerza necesaria para obligar a la derecha conservadora a apoyarse en los votantes de extrema derecha para derrotar al candidato del Partido Socialista. Estas elecciones otorgaron al FN cuatro concejalías, entre ellas la del verdadero artífice y cerebro estratégico del partido, su Secretario General Jean Pierre Stirbois. Con este éxito y la consolidación del FN como partido a tener en cuenta, este proceso electoral supuso el impulso necesario para ir mejorando sus resultados en las elecciones municipales que se sucedieron este año y en los consiguientes procesos electorales.

Un sistema electoral distinto al tradicional francés proporcionó hasta la fecha el mejor resultado del FN en unas elecciones. En los comicios al Parlamento Europeo de 1984 consiguió el 11 % de los votos gracias a los 2.700.000 ciudadanos que optaron por su candidatura, el Frente de Oposición Nacional por la Europa de las Patrias. Consiguió sentar en el Parlamento Europeo a diez diputados.

El cambio de la ley electoral en Francia por el Partido Socialista y otras fuerzas de la izquierda, con el objetivo de frenar los éxitos de los conservadores, supuso la irrupción del FN en la Asamblea Nacional con inusitada fuerza. Si el sistema del sufragio mayoritario a dos vueltas suponía una penalización no solo al FN sino a la misma izquierda, primando la victoria de los candidatos conservadores, el sufragio proporcional a una sola vuelta permitió al Frente Nacional la posibilidad tanto de crear un grupo parlamentario, a partir de las elecciones legislativas de este año, como de ir adquiriendo respetabilidad ante su electorado. Gracias al sistema proporcional el Frente Nacional obtuvo 35 escaños en las legislativas de 1986 y cerca del 10 % de los votos, penalizando en este caso a los candidatos conservadores que, como hemos indicado, con el anterior sistema estaban primados.

Nuevamente modificado el sistema electoral con una mayoría conservadora salida de las elecciones, el FN no dejó en las elecciones legislativas de junio de 1988 de perder apoyos, o cuanto menos mantenerse en ese 9,5 % (en la primera vuelta), si bien el sistema electoral le imposibilitó conseguir escaños.

Las elecciones de los Consejos Regionales de Aquitania y de Champaña-Ardenas en julio de 1988 donde los candidatos neogaullistas del RPR consiguieron la investidura gracias a los votos de los consejeros regionales del FN, los diez diputados europeos, el escaño obtenido para la Asamblea Nacional, los ciento treinta y tres consejeros regionales y un importante porcentaje de votos recogidos en las elecciones municipales de marzo de 1989 confirmaron de forma definitiva que la Derecha Radical Populista contaba ya con una firme base electoral y suponía una importante implantación a nivel nacional, actuando como nuevo actor en el escenario político francés al obligar a la derecha democrática a buscar alianzas en las elecciones municipales, en los consejos regionales, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales donde el FN no tenía opciones y establecer acuerdos parciales en la segunda vuelta de las legislativas.

De la consolidación a la sorpresa.

Si del peregrinar por el desierto con continuos fracasos electorales en sus inicios se pasó en aproximadamente diez años a obtener los primeros “éxitos electorales”, y de ahí progresivamente a consolidarse como partido estable y de amplio apoyo social, el año 2002 supone la gran sorpresa y quizá, el mayor de los triunfos, aunque solo fuera mediático (indudablemente también electoral) cuando en las Elecciones Presidenciales de dicho año Jean Marie Le Pen, candidato a presidente francés pasó a segunda vuelta al obtener más votos que el candidato de izquierda, Lionel Jospin. Le Pen obtuvo 16,86% de los votos en la primera ronda, votos suficientes para acceder a la segunda vuelta donde, a pesar de perder ante Jacques Chirac, confirmó, si es que era necesario, que el Frente Nacional había llegado para quedarse.

Relevo generacional y llegada de la heredera.

Enero de 2011 no solo supone un cambio en la dirección política de un partido. Para el Frente Nacional supuso el verdadero transito político, el más claro viraje ideológico de un movimiento que de forma definitiva pasa de ser un partido ubicado en la Extrema Derecha a reconvertirse en un partido de Derecha Radical Populista (Dicho tránsito solo puede ser comparable al proceso de reconversión que en Italia llevó a cabo el histórico Movimiento Social Italiano-Derecha Nacional para pasar a una nueva formación, la Alianza nacional, de manos de su entonces líder Gianfranco Fini).

La carrera política de Marine, si bien comienza a los 18 años cuando se presenta la elección legislativa de 1993, se afianza seis años después como candidata en Paris, donde obtiene 11,1 % de votos, consolidándose cinco años después, en 1998 como Consejera Regional del Nord Pas de Calais, en un territorio de gran influencia socialista y uno de los bastiones tradicionales del movimiento obrero francés.

Marine Le Pen, el 16 de enero de 2011 define claramente cual es el fin primordial de su partido, definida y definiendo la estrategia, pero concentrada en un único objetivo: La conquista del poder.

Ciertamente esa voluntad de renovación pudiera parecer solo frente a la galería, con el fin de “moderar” la imagen, que no el mensaje. Pero esto, no falto de cierta verdad, queda especialmente desvirtuado al asumirse por el “nuevo Frente Nacional” de Marine una serie de valores, los llamados “valores republicanos”, que muy difícilmente hubieran sido asumidos por el Frente Nacional de Jean Marie.

Se trata en muchos casos de un mensaje trasversal,  no ideológico o asumible por gran parte del espectro político y que se concentra en tres grandes e importantes premisas:

-Los citados valores republicanos.

-La reivindicación de un Estado fuerte.

-La defensa de la laicidad, elemento sobresaliente conociendo la importancia que lo monárquico-integrista supuso en la historia del Frente Nacional.

La suma de los mencionados elementos “permiten a Marine Le Pen consolidar la idea que el FN debe ser considerado como un partido democrático, igual a todos los otros”, como bien indica Alexandre Dorna, en su estudio sobre “La renovación neo-populista del Frente Nacional en Francia”.

Ahora bien, otra gran parte de la “cultura ideológica frentista” se mantiene y cala en otros movimientos europeos que si se encuentran dentro de la “hermandad de pensamiento” del frente nacional.

A saber:

-La postura frentista mantiene su oposición a la inmigración de trabajadores extranjeros, especialmente de árabes y africanos.

-La visión nacionalista de la identidad francesa y la reivindicación del principio de preferencia nacional.

-“(…) la hostilidad al proyecto de una entidad europea supra-nacional, la reivindicación del proteccionismo económico y la voluntad de una cruzada anti-islamista”.

No se puede negar tampoco el mantenimiento del concepto de “ni de derechas ni de izquierdas” que sustenta el mensaje ideológico del Frente nacional, también con Marine, pero encuadrado en este momento, y argumentado desde la óptica generacional, en el mundialismo y la globalización. Frente a este, el FN opta por el anti mundialismo desde una perspectiva economicista y por lo tanto, por un anti liberalismo económico y en parte político que entronca con amplios sectores de la sociedad encuadrados en la izquierda y uniendo, quizá como método de defensa, a las capas obreras y a la clase media.

Ese mundialismo y la globalización se combate, según mantiene el nuevo FN mediante la defensa de la llamada “identidad nacional”, que debe ser el escudo protector de la presunta hegemonía transnacional de la Unión Europea y los Estados Unidos.

El electorado del Frente Nacional.

Frente a lo que fue el tradicional electorado del “viejo Frente Nacional”, básicamente masculino, de clases populares y sin identificación de edad definida y clara, una encuesta publicada por la empresa IFOP (IFOP-Marianne-Europe1) llevaba a las siguientes conclusiones sobre el electorado del “nuevo Frente Nacional”:

-Se amplía el espectro femenino entre los electores: De un 14% en 2010 a un 20,5% en 2011.

-El FN pasa a ser el “partido de los trabajadores”: El 37 % de las llamadas “clases populares” votarían al FN, lejos del 17% de la izquierda y del 15% de la derecha.

- La progresión del voto FN se focaliza en los sectores activos: 25 % de jóvenes (entre 20 y 34 años) y de mediana edad (35-54 años) con un 29,9 %.

-El FN dispone de reservas de votos entre los abstencionistas que representan más de 50% del electorado.

 

III.- “ALTERNATIVA POR ALEMANIA” (AfD) COMO PARADIGMA DE LA EXTREMA DERECHA POST INDUSTRIAL.

En marzo de 2013 un grupo de profesionales e intelectuales germanos lanzaron el partido Alternativa por Alemania (Alternative fur Deutchland, AfD), en sus orígenes una formación liberal en lo económico y conservadora en lo político, que abogaba por la disolución del euro y políticas anti rescate hacía otros estados de la Unión Europea.

Su propuesta económica pivotaba sobre la necesidad de que el euro caminara hacia uniones fiscales más pequeña y su radical oposición a más rescates y a la cesión de competencias a Bruselas.

La irrupción de AfD supuso sin duda alguna la aparición en Europa en general y en Alemania en particular de una nueva derecha, más nueva y moderna, indudablemente populista y euro escéptica que rivaliza de manera directa con la derecha conservadora y liberal pero también con la extrema derecha tradicional y la derecha radical populista.

Se trataría por ello de una recomposición de este espectro político, apareciendo desde la base y la sociedad (en sentido estricto) una nueva vía entre la derecha y la ultraderecha con el euro escepticismo y el  anti-europeísmo como punta de lanza y tarjeta de presentación.

Como hemos indicado anteriormente el principal propósito de AfD se resume en el enunciado de que “no vamos a apoyar a nadie que no se aparte de la política de rescates de los países en crisis”, política que critican por tratarse de una “colectivización de deudas ajenas”.

¿Qué es la Alternativa para Alemania?

AfD se fundó en febrero de 2013 como un partido euroescéptico y para aglutinar las voces de aquellos que consideran la Unión Europea como un lastre para Alemania.

Desde el comienzo de la actual crisis no fueron pocas las voces en Alemania que pregonaban, mensaje que caló hondo y rápido, que el estado germano es un país exclusivamente pagador que no recibe nada a cambio de sus sacrificios.

A ello contribuyó de manera notable la crisis de la economía griega y aumentó los miedos de la potente clase media alemana de que los países del sur de Europa se estaban aprovechando del contribuyente alemán para que les pagara sus infraestructuras y sus pensiones.

La AfD nació en ese contexto y para eso en su programa electoral introdujo su mensaje sobre las siguientes bases:

-1- Se aboga abiertamente por la desaparición del Euro y la vuelta de Alemania al Marco, lo que supone no solo un proceso conceptual económico-financiero sino un elemento psicológico que para loa alemanes representa todo un símbolo nacional y el llamado milagro económico alemán de la post guerra.

-2- Reducción del poder de la Unión Europea y su burocracia.

-3- Devolución de la soberanía a los estados nacionales y revertir el proceso de integración europeo.

-4- Con respecto a la inmigración, no se niega el derecho de las personas a buscar un futuro mejor en Alemania, pero la persona inmigrante deberá aceptar una serie de condiciones: Deben ser personas cualificadas y no se deben “aprovechar” del sistema de protección social alemán.

-5- En política familiar, se presenta como defensora de la familia clásica compuesta por un hombre y una mujer, es partidaria de políticas fiscales regresivas y de eliminar el sistema educativo unitario para todos los alumnos, dando preferencia al llamado “meritoriaje” frente a aquellos alumnos con menor rendimiento escolar

Con las bases programáticas citadas y con Lucke como candidato, en las elecciones federales de 2013 el partido no logró entrar en el Bundestag al obtener el 4,7% de los votos, muy cerca del 5% establecido por la ley y que le hubiera abierto las puertas del parlamento.

Ese mismo año, el partido participó en las elecciones estatales de Hesse, pero tampoco pudo entrar en el Parlamento Regional al quedarse nuevamente a las puertas con un 4,2 %.

Nuevamente Lucke fue el candidato de su partido para las Elecciones al Parlamento Europeo de 2014, donde AfD obtuvo el 7,2 % de los votos y siete eurodiputados, formando parte del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos.

Entre los años 2014 y 2015 la AfD logró entrar con más que notables resultados en varios parlamentos regionales. En agosto de 2014 y con el 9,7% en el Parlamento Regional Sajón, en septiembre del mismo año con un 10,6% en el Parlamento Regional de Turingia, con un 12,3% en el Parlamento Regional de Brandeburgo, en febrero de 2015, entró con un 6,1% en el Parlamento de Hamburgo y en mayo con un 5,5% en el de Bremen.

Desde la base social a los conflictos internos

Un movimiento de base social que fue matizando sus propuestas conforma se constituía y ante resultados electorales progresivamente notables produjo la irrupción de diferentes “sensibilidades” a la hora no de definir, puesto que ya lo estaban, sino de interpretar y concretar sus propuestas. Esta situación produjo en el presente 2015 la aparición de luchas intestinas entre facciones del partido.

Por un lado, el ala más moderada y liberal, encabezada por Bernd Lucke y otra más “derechista” y “nacionalista”, quizá eminentemente “populista” liderada por liderada por Frauke Petry. Tal situación no solo congeló los congresos que se tenían previstos sino que provocó la creación por parte del sector más moderado del partido de una facción interna, la “Weckruf 2015”.

En el Congreso de Essen en julio de 2015 y con el movimiento dividido en dos facciones casi irreconciliables, fueron elegidos con el 60 % de los votos de los delegados los representantes de la corriente más derechista, Frauke Petry y Jörg Meuthen, lo que supuso un giro a la derecha del movimiento y superponiendo a otro tipo de mensajes, los temas de inmigración, islam y seguridad.

Esta situación supuso que 4 eurodiputados salieron del partido y sobre todo que, quien había sido su “alma mater”, Lucke, anunciara igualmente su salida y dejando a AfD con solo 2 eurodiputados.

Las deserciones se produjeron en cascada en otras muchas instituciones, como las del Parlamento de Bremen (donde abandonaron sus escaños 3 de los 4 parlamentarios).

Si bien por lo anterior, el cúmulo de escisiones y creación de nuevos sub partidos por parte de aquellos que se marcharon de AfD ha supuesto un retroceso importante en las perspectivas de presente y futuro de este partido, no es menos cierto que este movimiento es el espejo de una nueva y posible conformación de nuevos partidos que, ubicados en la tradicional definición de “derechistas” tiene un difícil encuadramiento si bien por sus características y muy lejos de ser movimientos de Extrema Derecha Tradicional, entroncan con una “Nueva Extrema Derecha” democrática y participe de las instituciones, creada desde la propia sociedad si bien todavía con unos cimientos posiblemente demasiado inestables.

 

CONCLUSIONES

El constante progreso de diversas fuerzas políticas radicales es producto en la mayoría de las ocasiones de la profunda insatisfacción del electorado frente a un sistema político que hemos denominado “tradicional” que, anquilosado en sus formas y fondos, ha dado cabida a que el mensaje de dichos movimientos en su denuncia de que dichos partidos han acaparado el poder del estado hasta el punto de confundirse con él, sumado a la falta de identidad como pueblo como consecuencia de la “mundialización” o “globalización”, ha supuesto un nuevo marco para el estudio desde la Ciencia y el Derecho Político donde los elementos que han sido objeto de estudio hasta ahora, han cambiado sustancialmente.

Nuevos actores han aparecido en el escenario político. Nuevos actores que han aparecido para quedarse.

Pero esta nueva “obra de teatro” con esos nuevos actores no puede conducir a un análisis simplista, homogéneo o monolítico. Estos nuevos actores, sin duda diferentes a quienes han interpretado el “arte de gobernar” durante los últimos cincuenta años, también son diferentes entre sí.

Y por ello, consideramos un error conceptual identificar a estas nuevas fuerzas políticas como un “todo homogéneo”.

Hemos demostrado la existencia de tres diferentes movimientos emergentes: La Extrema Derecha Tradicional, la Nueva Extrema Derecha o Extrema Derecha post Industrial y la Derecha Radical Populista, aportando un ejemplo en cada uno de estos grupos. Y en este análisis es notoria, amplia, sobresaliente la diferencia entre ellos.

Los dos últimos se han incorporado al sistema con sus elementos propios definitorios. El viejo racismo ha sido sustituido por ideas de supervivencia cultural y social, por la idea de la pérdida de identidad nacional (soberanía), pérdida de identidad cultural y por qué no, miedo a repartir poco entre muchos. El concepto de “raza” ha sido sustituido por el concepto de “cultura” donde se clasifican los individuos y se diferencian los grupos. Y esta idea de identidad, sobre todo la “cultural”, es identificada con el concepto de nación.

Y este mensaje se ha realizado desde dentro del sistema. No se cuestiona por parte de la Nueva Extrema Derecha ni por la Derecha Radical Populista la democracia parlamentaria, cosa que si hace la Extrema Derecha Tradicional. Desde este nuevo “palco” se ha producido el intercambio de mensajes entre partido-elector sobre la base de la demanda y la oferta política.

Con respecto a la demanda política y como bien destaca Aitor Hernández-Carr en su trabajo “La derecha radical populista en Europa: discurso, electorado y explicaciones” (Reis 136, octubre-diciembre 2011, pp. 141-160), “La línea argumental basada en factores socio-económicos señala que el apoyo a estas formaciones proviene principalmente de aquellos que están compitiendo por unos recursos escasos y/o de aquellos que se encuentran en una situación de relativa privación económica (Eatwell). Los individuos que experimentan una creciente vulnerabilidad socio-económica pueden sentirse atraídos por un discurso que ofrece respuestas simples y directas (“los inmigrantes y los políticos son los culpables de las dificultades y angustias socio-económicas de la población”) y que ofrece soluciones también simples y directas (cierre de fronteras, política de “preferencia nacional”, etc.).

Este panorama cambia el proceso de ubicación de un individuo en una ideología determinada. Frente al clásico eje izquierda-derecha los nuevos movimientos lo ubican en el también nuevo eje socio cultural o de valores.

La oferta política no puede analizarse sin tener en cuenta dos variables bien definidas por Cas Mudde. Una, la que supone el estudio de factores externos a los partidos políticos, factores como la normativa electoral y las formas de representación política, la legislación político electoral, la estructura administrativa del Estado…) y otra la que alude de forma directa a estos nuevos actores (Forma del mensaje, organización, liderazgo). Con respecto a este último, Eatwell apunta que algunos líderes carismáticos tienen un importante papel en los éxitos electorales de estas formaciones.

Todos estos análisis determinan la heterogénea conformación de las nuevas fuerzas emergentes, donde, con indudables coincidencias, son notorios los distintos mensajes y las distintas ofertas.

Es evidente la diferenciación entre estos movimientos frente al mensaje normalmente distinto de los partidos tradicionales y que pretende eliminar de un plumazo la antigua dicotomía izquierda/derecha, haciendo como suyo el discurso de la Nueva Derecha de Alain de Benoist sobre la necesidad de superar el caduco antagonismo entre izquierda y derecha que efectivamente forma parte de la más vieja tradición de la derecha autoritaria y fue un componente esencial de los fascismos clásicos.

Si bien la Extrema Derecha Tradicional refleja un mensaje más plano, ofreciendo soluciones fáciles a problemas difíciles y dentro de un contexto que pivota únicamente sobre el viejo nacionalismo sin elementos nuevos que ofrecer, y de ahí su casi marginalidad en Europa Occidental, por ejemplo, los nuevos movimientos de Derecha Radical amplían su análisis o diagnóstico de la situación, mucho más real que los anteriores y que radica, como indica Pascual Perrineau, Catedrático del Instituto de Estudios Políticos de París y Director del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences Po (CEVIPOF) de París, “(…) en el transcurso de las últimas décadas, de un capitalismo industrial asistencial (con su estado del bienestar) a un capitalismo postindustrial más individualista, se ha sumado un verdadero trastorno mundial marcado por la fragmentación social, la desvinculación de los grupos tradicionales de pertenencia (clases sociales, familias ideológicas, culturas locales), la individualización de los riesgos, la creciente movilidad y el doble movimiento de diversificación cultural y étnica dentro de las sociedades y al mismo tiempo su creciente interdependencia. La crisis económica y financiera del otoño de 2008 no ha invertido esta tendencia.” Desde esta lectura se podrá diferenciar el heterogéneo mundo de las nuevas formaciones políticas emergentes.

Este trabajo pretende objetivizar el “diferencialismo”, pero un nuevo “diferencialismo” que destruya la homogeneización de los nuevos movimientos políticos emergentes.

(1)  Abogado, Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración, Profesor de Derecho de la Universidad Camilo José Cela.

 

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