Revista Nº23 "TEORÍA POLÍTICA E HISTORIA"

Resumen

El objetivo de este trabajo es realizar un análisis  de la tercera vía una nueva filosofía que pretende convertirse en la impugnación a dos modos de pensamiento: el neoliberalismo (el thatcherismo) y la socialdemocracia, puntualizando los elementos más importantes de esta corriente política contemporánea y su principal referente teórico Anthony Giddens. Se analizan las condiciones que permiten la emergencia de esta nueva propuesta así como  su programa político. También se valora la postura que asume la tercera vía ante el medio ambiente quienes aseguran desechar las viejas ideas y amenazas del orden bipolar, y preocuparse por los nuevos problemas entre los que ubican al medio ambiente.

Palabras claves: tercera vía, perspectiva ecológica,  socialdemocracia.

ABSTRACT

This paper aims to analyze the third way, a new philosophy that intends to refute two schools of thought: new liberalism and social democracy, focusing on the main components of this political and contemporary movement and his main theorist, Anthony Giddens. We will study the context of emergency of the third way as well as its political program. It is remarkable also its stance on environmental issues considering them one of the new problems of the present, leaving behind ideas and threats that belong to an older bipolar order.

Key words: third way, ecological perspective, social democracy

  

La tercera vía, programa y perspectiva ecológica.

 

Autoras: Lic. Yanelis Vasallo Gómez y Lic. Annelys Alfonso Concepción

Profesoras de Teoría Sociopolítica.

Universidad Agraria de la Habana. Cuba.

yanelis@unah.edu.cu, annelysc@unah.edu.cu   

Maestrantes de Estudios Políticos y Sociales.

 

 

Nosotros el centro-izquierda, debemos intentar ponernos a la cabeza de quienes dirigen el cambio social en la economía globalizada. La vieja  izquierda se ha resistido a este cambio. La nueva derecha no ha querido dirigirlo.

 

Tony Blair

 

Introducción

 

El sistema de saberes parcelado[1] muestra ya sus límites epistemológicos de ahí que se prioricen enfoques multi/pluri/trans/interdisciplinarios, a pesar de esto las visiones parceladas de la realidad generan una gran cantidad de debates de los que no escapan los términos políticos izquierda y derecha. La izquierda se asocia con el principio del cambio mientras la derecha se relaciona con la conservación del orden existente. Una mirada al entorno desde esta perspectiva implica que no puedan ser entendidas las disímiles situaciones por las que se atraviesa hoy en el mundo globalizado. Se necesitan teorías que asuman este aspecto para desarrollar estudios más completos. Apelando a esta idea como referente irrumpe en el espectro político contemporáneo la tercera vía. Según palabras de Tony Blair, quien fuera primer ministro británico, corriente política que puede ser ubicada como una tendencia de centro-izquierda.

Entre sus principales referentes teóricos encontramos a Anthony Giddens. Giddens en “Más allá de la derecha y la izquierda. Una nueva política para el nuevo milenio” la va a definir como una nueva filosofía que pretende convertirse en la impugnación a dos modos de pensamiento: el neoliberalismo [2](el thatcherismo) y la socialdemocracia[3], esta nueva filosofía  va a surgir al interior del movimiento socialdemócrata clásico, donde se modernizan y readecuan a las nuevas condiciones internas y externas, situación condicionada por el agotamiento del "Socialismo Democrático" y la inviabilidad del modelo neoliberal, a lo que habría que añadirle el derrumbe del “Socialismo Real” (Alvarez, 2002).

En este contexto emerge la tercera vía, propuesta que pretendemos analizar. Lograrlo implica que debamos en un primer momento esclarecer las condiciones que posibilitaron su surgimiento, en un segundo momento estudiar su programa político en cuanto a los valores que promulga, principales referentes teóricos así como su impacto en la región latinoamericana. Por último pretendemos explicar la postura asumida con relación  al medio ambiente de esta corriente política contemporánea.

 

Desarrollo

 

Consideramos fundamental  tener en cuenta  que no se debe  confundir el término con el de tercera posición o tercerposicionismo, expresión con la cual se autodefinen movimientos diversos que son considerados de orientación fascista o neofascista, opuestos tanto al capitalismo como al socialismo. Resulta indispensable entonces preguntarnos, ¿cuáles son las condiciones o elementos que permiten la emergencia de esta nueva propuesta política? Giddens sostiene que existen  tres razones que respaldan esta idea; la primera se relaciona con el impacto que ha traído la globalización o mundialización, en relación con este término en el mundo anglosajón existen dos posturas: una que defienden los globalescépticos quienes sostienen que los momentos actuales no se diferencian mucho de finales del siglo XIX, pues en aquellos momentos existía liberalización comercial, se producían grandes invenciones tecnológicas (teléfono, comunicación electrónica) y teníamos un resurgimiento de los mercados monetarios. Los globalescépticos no consideran que nos encontremos ante nuevos cambios. Esta percepción se asocia a las personas que quieren defender la antigua izquierda o la socialdemocracia tradicional. La otra postura la asumen los llamados hiperglobalizadores quienes consideran que el mercado global es el único dueño y señor, y lo único que pueden hacer los gobiernos es reducir su dimensión y suprimirse, dejar paso libre. La política deja de ser relevante en un mundo dominado por las fuerzas del mercado global (Giddens: 1998).

Las dos acepciones concedidas por el mundo anglosajón al vocablo (globalización) ya sean por parte de los globalescépticos como por los hiperglobalizadores responden a una de las características que van a identificar a la derecha en el espectro político la cual se identifica con el  principio conservador. En esta tendencia  es negado el progreso social y eso es precisamente lo que defienden ambos grupos cuando sostienen como primer argumento que vivimos momentos que no son muy diferentes a los del siglo XIX, segundo que el mercado global se ha convertido en el único amo y no existe nada que pueda hacerse al respecto.  Ante estos argumentos debemos decir que cada siglo es poseedor de una excepcionalidad que lo hace diferente del anterior. Posee particularidades las cuales le son propias. Cada acontecimiento o descubrimiento es único  e irrepetible y las circunstancias en que se desarrollan se van modificando paulatinamente por lo que ningún siglo puede ser igual al otro. Sí, bien es cierto que el mercado global ha alcanzado dimensiones inimaginables pero no creo que sea cierto que no hay nada que hacer al respecto. Más bien me parece que esas son las reglas que impone la derecha para que todo continúe saliendo como ellos han previsto. Y es que cuando una mentira es repetida tantas veces llega el momento en que pasa a convertirse en una verdad. Se cumple de este modo otra de las características asociadas al término (derecha), su defensa del libre mercado y la competencia como paradigmas del desarrollo económico.

La segunda razón tiene que ver con la diferencia considerable que existe entre los bienes físicos comercializados y los bienes que se comercializan en la economía global, pues los bienes físicos que se comercializan no han aumentado su volumen, mientras que el valor de la economía global se ha elevado dos veces y media. La economía sin peso ha destruido la antigua clase trabajadora. Los cambios tecnológicos han cambiado la lógica del mercado como se conocía antes. Y el último aspecto se relaciona con la pérdida de tradiciones, costumbres y hábitos en nuestras vidas. Cada una de estas razones nos permite visualizar los riesgos que genera la globalización en las sociedades actuales y que fundamentan de cierta forma la aparición de esta nueva alternativa (Giddens: 1998). La concatenación de estas tres condicionantes fueron los que posibilitaron la aparición de esta nueva propuesta la cual pretende construir el sendero para una alternativa, que trata de romper con el modelo neoliberal, colocando un alto a las privatizaciones, estableciendo nuevas normas para las empresas trasnacionales, restaurando la visión de un Estado responsable del bien común.

El programa político de la tercera vía no se erige como un compromiso entre el neoliberalismo y la socialdemocracia. Por el contrario lo que pretende es trascenderlos. La tercera vía no persigue, una reedición de los valores socialdemócratas o de la izquierda. Constituye un intento por preservar algunos de estos valores, pero otros valores han de ser abandonados o transformados. Lo califican como un movimiento de centroizquierda[4] que persigue desarrollar una economía dinámica, competitiva en el mercado mundial, con calidades  empresariales y que contrariamente a la antigua izquierda, reconozca la centralidad de la creación de riqueza, y que la misma no debe ser puesta en práctica  únicamente por el Estado y que, por ende, la empresa tiene un papel fundamental en el futuro social. Con la propuesta política de la tercera vía se persigue alcanzar el equilibrio entre el riesgo y la seguridad ofrecida por los estados del bienestar tradicional, seguridad que hemos perdido, además  de tratar reconciliar una economía dinámica con unos mercados laborales activos dentro de una sociedad que reconozca normas de seguridad social, de justicia social y de inclusión colectiva. Se intenta reconstruir el Estado del bienestar, pero no como sugieren  los neoliberales  sobre la base de producir un sistema de seguridad mínimo sino con una reforma radical de este Estado (Giddens: 1998). Uno de los objetivos perseguidos con esta propuesta es el rescate de valores, tradiciones que se han perdido como consecuencia de los impactos de la globalización o mundialización sin embargo esto no significa negar el cambio a aquellos aspectos que necesiten transformarse. Se pretende además que cada uno de los actores económicos desempeñe un rol fundamental, convirtiéndose en entes activos. Transformar el Estado constituye una de las premisas de esta tendencia para alcanzar la inserción social de todos los individuos.

En relación a la igualdad y la desigualdad los políticos de la tercera vía piensan que una sociedad igualitaria solo es posible si es autoritaria excluyendo la individualidad y el pluralismo cultural, esto no significa que vayan a abrazar el neoliberalismo pero enarbolan tres motivos para defender la tesis de que no es viable una sociedad así, pues una colectividad con igualdad de oportunidades fuerte, tendría mucho movimiento hacia abajo. Las personas exitosas subirían en cada generación, pero muchas otras personas caerían. Habría muchos perdedores en este sistema. Con una meritocrácia, sostienen que habrían personas en la base de esta sociedad que no sólo estarían allí sino que reconocerían que merecen estar donde están, surgiendo así una clase de excluidos, que se autoreconocerían como inferiores, en comparación con los otros. Una sociedad basada en igualdad de oportunidades engendraría una enorme desigualdad de resultados por lo cual se ha de tener la redistribución en el orden del día. Son estos elementos los que sustentan que el modelo de igualdad de la política de la tercera vía sea moderado (meritocrácia moderada) donde se estimula a la expansión de la clase media, se contenga la llamada revolución de las élites. Van a redefinir la desigualdad como exclusión, entienden a esta última no solo como exclusión de los de abajo sino que también proponen incluir a los de arriba, el modelo que proponen para lograrlo es la ciudad de Barcelona. Y por último la tercera vía sustenta que ha de seguir el modelo de la nación cosmopolita, que debe ser plantado activamente, logrando su  compatibilidad con los valores liberales. No sería un nacionalismo como destino nacional, cultivado de manera consciente y reflexionando en relación con un mundo cosmopolita más amplio. Es un nacionalismo ideológico, que debe sostener un diálogo abierto y fructífero con las otras identidades nacionales (Giddens: 1998). Entran en discusión aspectos importantes que el autor analiza críticamente relativos a la igualdad donde uno de los conceptos fundamentales es la meritocracia moderada y aunque sus remedios no parecen abarcar todas las problemáticas que emergen en la sociedad contemporánea constituye un paso de avance el solo hecho de plantearse estas interrogantes.

Entre los referentes teóricos de la tercera vía podemos encontrar elementos básicos de la tesis de Fukuyama en su “Fin de La Historia”, sobre la inevitabilidad del capitalismo, del agotamiento de todos los demás modelos y del entrecruzamiento de las fronteras entre derecha, centro izquierda, para difuminarse política e ideológicamente (Alvarez, 2002). Estos presupuestos teóricos evidencian que la tercera vía parte de la premisa que no hay alternativas al capitalismo.

Anteriormente fueron presentados los elementos que viabilizaron  la aparición de la nueva filosofía que propone la tercera vía, entre ellos hacíamos alusión al fenómeno de la globalización, este fenómeno posibilitó que la  nueva filosofía traspasara los marcos de la Gran Bretaña, lugar donde fuera concebida y se dispersó hasta llegar a América Latina, nos referimos específicamente a Colombia[5] donde su presidente para el período 2010-2014, Juan Manuel Santos, comunicó tras su elección, que su gobierno sería de tercera vía  lo que puede interpretarse como una ruptura con el gobierno de derecha liderado por Álvaro Uribe Vélez. Santos piensa que en aquellos países donde existe un bipartidismo consolidado la tercera vía se presenta como el camino ideal, pues en el debate entre neoliberales y viejos socialistas se muestra como la solución intermedia y dentro de los partidos de centro izquierda, esta propuesta es la versión moderna de la vieja social democracia. Aparece nuevamente la filosofía del Buen Gobierno. Santos cree firmemente que “la tercera vía tiene de todo y para todos. No se puede negar su atractivo como planteamiento político ni su origen de centro izquierda. Esto la hace especialmente útil para quienes estamos empeñados en la renovación ideológica del Partido Liberal” (Santos, 1998). La necesidad de encontrar alternativas a la situación que enfrentan los países latinoamericanos es algo que no puede ser negado, en ocasiones resulta menos importante nombrar las cosas que poder entender su sustento ideológico para poder utilizar aquello que logre transformar nuestras realidades.

Esta propuesta que sustenta desde el plano teórico el sociólogo Anthony Giddens ha inspirado los debates sobre la “Tercera Vía Latinoamericana” que se encuentra respaldada en tres pilares fundamentales: crecimiento, sustentabilidad y equidad que permitirán que el continente alcance el desarrollo económico[6] necesario (Vergara, 2012). El crecimiento económico tradicionalmente se asocia con el Producto Interno Bruto: PIB, pero la realidad de la región hace imposible aplicar estos patrones que son utilizados en los llamados países del primer mundo. Ante esta problemática la solución es emplear el nivel de empleo (incorporando la eficacia y productividad laboral así como las políticas que generan trabajo) como parámetro de crecimiento teniendo siempre en cuenta las particularidades de cada país. Se considerarían todos los actores económicos de acuerdo al  programa político de esta tendencia.

La sustentabilidad se encontrará marcada por dos requerimientos: la estabilidad de los índices macroeconómicos y la expansión del mercado alcanzable cuando se creara una moneda común y un banco que la respalde. Lograr este objetivo contribuiría a impulsar de manera satisfactoria nuestras economías, resulta necesario destacar que en los últimos años se han producido intentos importantes en estas cuestiones como es el caso del sucre que a pesar de ser una moneda virtual nos guía en la consecución de estos fines.

La equidad económica constituye el último escalón para adquirir el desarrollo económico dentro de la cual no debe olvidarse la satisfacción del ser humano en su condición de productor y consumidor (Vergara, 2012).

Hasta el momento hemos analizado los elementos prominentes de la denominada tercera vía  sin embargo omitimos un aspecto fundamental, ¿qué postura asume la tercera vía ante el medio ambiente?, para poder responder a esta interrogante debemos decir que a pesar de ser heredera del neoliberalismo y la socialdemocracia donde ambos entre sus características cuentan con una baja conciencia ecológica, la tercera vía asegura  desechar las viejas ideas y amenazas del orden bipolar, y preocuparse por los nuevos problemas entre los que ubican al medio ambiente (Alvarez, 2002). Los representantes de esta vertiente política sostienen que ellos tratan de responder a las preocupaciones de los ciudadanos y a la vez protegerlos sin renunciar  a la visión donde el estado debe intervenir para asegurar la justicia social y la igualdad de oportunidades, educación y salud universal, la protección del medio ambiente, pero al mismo tiempo, con independencia del poder político, sin transformar a esos ciudadanos en clientes del patronaje estatal. Pues al encontrarse  nuestra sociedad, manifiestan los defensores de la tercera vía, ubicada hacia el futuro, atiborrada de información, el riesgo constituye un tema que relaciona áreas de la política que de otro modo serían dispares: la reforma del Estado del bienestar, el compromiso con los mercados financieros mundiales, las respuestas a los cambios tecnológicos, los problemas ecológicos y las transformaciones geopolíticas. Necesitamos, así plantea Giddens, protección frente al riesgo, pero también capacidad para confrontar y correr riesgos de forma productiva. En primer lugar, la administración del riesgo se convertirá en el tema unificador de la política contemporánea. Los grandes problemas, a no ser que la reducción de la pobreza y de las desigualdades se suponga cubierta por la «reforma del Estado del bienestar, resultan ser cuestiones de valoración del riesgo. Estas ideas potencian que entre los valores de la tercera vía se incluya el «conservadurismo filosófico», imponiéndose así una actitud pragmática frente al cambio, que nos permite hablar de la inconsistencia de la política de la tercera vía con relación a la problemática medioambiental  pues en la lista de actividades de riesgo el compromiso con los mercados financieros aparece en primer lugar lo que nos facilita  destacar que si una sociedad acepta los logros científicos y tecnológicos de la modernidad occidental durante los últimos tres siglos seguirá interviniendo en el mundo físico a gran escala. Estas intervenciones producirán inevitablemente consecuencias imprevistas que conllevarán efectos negativos tanto sobre la humanidad como sobre la naturaleza tirando al traste su propuesta teórica donde plantean defender la problemática ambiental  (Callinicos, 2001). Dentro de las virtudes de la tercera vía se encuentra el haber incluido la temática ambiental como un elemento fundamental al interior de su propuesta teórica, la carencia es posible encontrarla cuando no logra articular los compromisos del mercado financiero con las demandas ecológicas en un mundo donde el desarrollo tecnológico demanda un consumo excesivo de los recursos naturales.

Cuando abordamos la relación que se establece entre la tercera vía y el medio ambiente existe una categoría que nos resulta imposible dejar de mencionar, nos referimos a la ecología política a la cual le compete explorar con nueva luz las relaciones de poder que se trenzan entre los mundos donde viven las personas y el mundo globalizado. Convirtiéndose así en el terreno de una lucha por desnaturalizar la naturaleza, adoptando no solo una perspectiva constructivista de la misma sino también política pues las relaciones que se establecen entre los hombres y la naturaleza se cimentan a través de relaciones de poder (Leff). La ecología política se ocupa del sentido. Por lo tanto es, por definición, un juicio: Un determinado resultado de nuestras prácticas, ¿está bien o mal? Sin embargo no hay respuesta evidente a este tipo de pregunta. Los valores, el peso y el sentido que le damos a los actos no son inamovibles. Son el producto  de un debate  donde los puntos de vista  solo pueden ser en el mejor de los casos regulados gracias a la actividad propiamente política.

Esta categoría es la que va proporcionarle a Giddens una salida ante la crítica que realizábamos anteriormente sobre lo imposible que resulta conciliar el compromiso que establecen con los mercados financieros y la protección del medio ambiente, llegando a plantear que en la ecología no resulta aceptable un fundamentalismo de mercado. No se pretende suscitar una “modernización ecológica” que involucre desarrollo sostenible, combate a la contaminación y regulación medioambiental, sino que, además, perciba la noción estratégica de riesgo, asuma el carácter internacional y mundial de la cuestión y coloque las decisiones sobre ciencia y tecnología dentro de los procesos democráticos (Giddens, 1999). Debemos reconocerle al autor la inclusión de un elemento tan importante para la sociedad contemporánea como el movimiento ecologista sin embargo los presenta solo como grupos de interés negándoles de este modo su protagonismo dando al traste con uno de los aspectos más importantes de su propuesta.

La tercera vía sostiene que entre sus preocupaciones ocupa un lugar importante la problemática del medio ambiente de ahí que sostengan la idea de reformar el Estado de Bienestar que permitirá atender las preocupaciones de los ciudadanos, entre esas preocupaciones se encuentra la temática ambiental. El compromiso que establece el programa de la tercera vía con el mercado financiero hace imposible que se pueda proteger adecuadamente la naturaleza por esta razón llega a sostener que la ecología no es compatible con el fundamentalismo de mercado, la idea que el propone es lograr el equilibrio  entre  la modernización ecológica,  el combate a la contaminación y regulación medioambiental con una noción estratégica de riesgo, asuma el carácter internacional y global del asunto colocando las disposiciones sobre ciencia y tecnología al interior de los procesos democráticos. La cuestión más importante de todo esto es si es posible lograr articular todo esto.

La tercera vía ha sido considerada de “izquierda rosa” y su proposición ha merecido el mote de “vía láctea” (por la consistencia “lechosa” o nebulosa de sus principios y políticas). Pero aunque esta afirmación no deja de ser cierta debemos reconocerle a Giddens el mérito de ensayar la construcción de una perspectiva “integrada”, esencialmente en el momento en que tantos  han promulgado la inhabilidad de las propuestas globales (Díaz, 1999). Una perspectiva integrada que germina fundamentalmente por tres razones: la primera  sería el impacto que ha traído la globalización o mundialización, la segunda los cambios que se han suscitado en la economía global (la diferencia considerable que existe entre los bienes físicos comercializados y los bienes que se comercializan en la economía global) y la tercera se relaciona con la  pérdida de los valores.

Giddens no abandona el objetivo de disminuir las desigualdades pero al redefinir la igualdad como inclusión, no envía la atención a la obtención de este objetivo, sino a la aplicación de políticas diseñadas para recrear o inventar un sentimiento de pertenencia a la misma sociedad, vigente tanto en el vértice como en la base de la misma. Donde el individuo estará de acuerdo con el lugar que logre alcanzar y se encontrará conforme con esto. En este sentido, limitar la exclusión voluntaria de las elites es de central importancia para la creación de una sociedad más inclusiva en los estratos inferiores. El que la «sociedad inclusiva» sea perfectamente coherente con la persistencia de la desigualdad social se pone de manifiesto cuando se incluye la «meritocracia limitada» entre los rasgos definitorios de una sociedad de este tipo (Callinicos, 2011). La tercera vía constituye una nueva propuesta que pretende superar las limitaciones del neoliberalismo y la socialdemocracia en esto radica su importancia así como en la inclusión de una visión crítica para el análisis de la realidad social contemporánea. La inclusión de actores económicos importantes y su impacto en el continente latinoamericano que ha permitido se visualice como una alternativa que debe ser reformada para aplicarla a nuestra realidad.

 

Conclusiones

 

§  El principal referente teórico de la tercera vía es Anthony Giddens, una nueva filosofía que nace del movimiento socialdemócrata clásico.

§  Existen  tres razones que respaldan el surgimiento de esta propuesta teórica; la primera se relaciona con el impacto que ha traído la globalización o mundialización, la segunda razón tiene que ver con la diferencia considerable que existe entre los bienes físicos comercializados y los bienes que se comercializan en la economía global y la última alude a la pérdida de tradiciones, costumbres y hábitos en nuestras vidas.

§  El programa político de la tercera vía no se erige como un compromiso entre el neoliberalismo y la socialdemocracia, por el contrario pretende es trascenderlos.

§  Uno de los objetivos perseguidos por Giddens es el rescate de valores, tradiciones perdidas como consecuencia de los impactos de la globalización.

§  Entre los referentes teóricos de la nueva filosofía que proponen encontramos la tesis de Fukuyama sobre el fin de la historia así como elementos de la socialdemocracia y el neoliberalismo. Esta propuesta irradia a América Latina y muchos países se sienten atraídos hacia ella, entre ellos podemos mencionar al presidente de Colombia Juan Manuel Santos quien declarara públicamente que su gobierno sería de tercera vía, existen otros países como Chile, Costa Rica, Brasil donde existen partidarios de esta tendencia política.

§  El sociólogo Anthony Giddens ha inspirado los debates sobre la “Tercera Vía Latinoamericana” que se encuentra respaldada en tres pilares fundamentales: crecimiento, sustentabilidad y equidad que permitirán que el continente alcance el desarrollo económico  necesario.

§  La tercera vía ha sido considerada de “izquierda rosa” por la nebulosa de sus principios y políticas y aunque esta afirmación no deja de ser cierta debemos reconocerle a Giddens el mérito de ensayar la construcción de una perspectiva “integrada”.

§  Una de las virtudes de la tercera vía consiste en incluir la temática ambiental como un elemento fundamental al interior de su propuesta teórica, su limitación radica en no lograr articular los compromisos del mercado financiero con las demandas ecológicas en un mundo donde el desarrollo tecnológico demanda un consumo excesivo de los recursos naturales.

 

 

 

 

Bibliografía Consultada

  

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[1] Postura epistemológica donde se separa el sujeto que conoce, y el objeto conocido, viéndolos como elementos dicotómicos cuando no deberían separarse.

[2] Los dos aspectos que el neoliberalismo combina son sencillamente contradictorios. Intentan unir una teoría libertaria de los mercados con una teoría autoritaria del Estado y del nacionalismo, y esta combinación es explosiva. Esta combinación es la que destruyó el partido conservador y permitió que Tony Blair ganara con una mayoría tan amplia,  (Giddens: 1998).

[3] Esta filosofía estableció el surgimiento del Estado del bienestar basado en una forma de gestión económica que lo percibe como el vehículo principal de igualdad y que está ligada a las políticas de clase tradicionales. La socialdemocracia así definida o, digamos, la antigua izquierda, es hoy una filosofía fracasada, tanto como la nueva derecha (Giddens: 1998).

[4] La división entre la izquierda y la derecha todavía cuenta, todavía es importante. Esta división separa especialmente la izquierda y la derecha alrededor de los temas de la desigualdad, la creencia en que el gobierno puede hacer y ha de hacer algo sobre la desigualdad y sobre el tema de la radicalización de la democracia. Esto es lo que yo llamo política emancipadora. Este tipo de política todavía es importante y, por tanto, la división entre la izquierda y la derecha no se eliminará (Giddens: 1998).

[5] En otros países de América Latina también podemos encontrar  referentes  de la tercera vía hacemos alusión a Costa Rica, en este país la actual tendencia (según los mismos protagonistas) predominante dentro del actual gobierno de Costa Rica y tanto la presidencia de la República como la fracción parlamentaria del partido oficialista están alineadas a ésta tendencia. Esta gira en torno a la familia Arias Sánchez, particularmente Óscar Arias, el ex presidente de la República, y su hermano mayor Rodrigo, ministro de la presidencia. Para los críticos de esta tendencia tanto dentro como fuera del Partido Liberación Nacional, representa la derecha liberacionista más radical (Partido oficialista), y se encuentra alineada a políticas neoliberales y derechistas contrarias a la socialdemocracia, política original con la que nació Partido en 1951), en Brasil se les conoce como seguidores de esa Tercera Vía mundial a los adeptos al ex presidente Fernando Henrique Cardoso. También el ex presidente Luis Ignacio Lula Da Silva dio un giro enorme en su política socioeconómica, llegando al espectro del centro e identificándose también con esta nueva corriente y en Chile tanto el gobierno del socialdemócrata Ricardo Lagos, uno de los más profusos adeptos a la Tercera Vía, desarrolló un gobierno que representaba de forma casi textual el ideario de Giddens. Seguidamente, en un papel socialista más clásico Michelle Bachelet dio un giro aunque continuando con las políticas de la Tercera Vía.

[6] El desarrollo entendido no según las doctrinas tradicionales, sino como un proceso que empieza a gestarse cuando en un país coinciden las tres condiciones requeridas para el logro del desarrollo económico.