Revista Nº20 "INSTITUCIONES Y PROCESOS GUBERNAMENTALES"
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RESUMEN

El presente artículo, tiene como eje la relación que existió entre el Movimiento Sindical y el presidente venezolano Hugo Chávez Frías en los albores de u primer mandato constitucional. Observaremos la relación crítica de estos actores en un escenario político que se había vuelto sumamente plebiscitario.

 

ABSTRACT

This article focuses on the connection between union movement and Venezuela’s president Hugo Chávez Frías in the beginnings of his first constitutional term. We will note the critical relationship between these political actors in a political context that had the plebiscite as one of its core ideas. 

 

 

                       “El Chavismo en tiempos del Sindicalismo”

                                                                                              Por Gibelli Perez, Solange C.[1]

 

v  Introducción

La motivación que da lugar a la elección del tema de investigación del presente trabajo, tiene que ver con la sorpresa que causó, la existencia de un “Referéndum Sindical” en Venezuela en el año 2000. Esta iniciativa que el gobierno de Hugo Chávez Frías les dio a los ciudadanos de su país el 3 de diciembre del citado año, constaba nada más y nada menos, en consultar al pueblo soberano acerca de la conveniencia o no de renovar la cúpula de los dirigentes de los trabajadores del país. Sin dejar de lado no sólo lo llamativo del contenido del Referéndum y a qué actor se dirige, sino, su aprobación con más del 62% de los votos.

Serán objetivos del presente trabajo intentar contribuir a desentramar, analizar y exponer las fervientes relaciones entre el presidente de turno en Venezuela durante los años 1999 y 2001, el señor Hugo Rafael Chávez Frías y el movimiento sindical.

En este sentido, será pertinente hacer alusión a varias cuestiones consideradas relevantes que sellan con su impronta al estado de esas relaciones y su escenario.

En primer lugar, se llevará a cabo un análisis tanto del primer mandatario del país y una serie de cuestiones biográficas acerca de sus orígenes y sus primeros acercamientos con la esfera política del país.

A su vez, en tanto antecedentes, se destacarán factores del país que van a hacer a la cuestión, a fin de poder comprender el escenario en el cual se desenvolvieron distintas problemáticas entre los protagonistas de este trabajo, como así también, las dinámicas de cada uno de éstos.

En este sentido, será necesario llevar a cabo una presentación del estado del contexto socio-económico que hace a la escena en el cual buscará percibirse la dinámica de las relaciones entre los sindicatos y el señor Hugo Chávez Frías. Esto se debe principalmente, debido a que las crisis económicas, de algún modo, imprimen características propias no sólo de esos años, sino por sobre todas las cosas, un descontento generalizado, que termina repercutiendo  en las estructuras de las instituciones políticas democráticas en consonancia con el decaimiento posterior de la estructura sindical.

Al mismo tiempo, se analizarán distintos datos histórico-institucionales y políticos:  el retorno a la democracia; el partido que lo presentará a H. Chávez a elecciones y lo lleva al poder en 1998 y las condiciones que rodeaban esa asunción; lo que significó llevar la bandera de la “Revolución Bolivariana” y los propósitos que representa; la reforma constitucional venezolana de 1999 y los artículos pertinentes, y lo que implicó y significó dentro del marco del nuevo constitucionalismo latinoamericano en tanto novedad;  el Referéndum Sindical de Venezuela de 2000 (ó Consulta sobre la Renovación de la dirigencia sindical) en sí; y las posibles, existentes o no estrategias de acercamiento y/o roces con la cúpula de dirigentes de los trabajadores del país.

Se prestará central atención al estado anterior de la estructura sindical en éste país previo al ascenso de H. Chávez (breve reseña histórica) y el escenario creado por los presidentes previos (Carlos Andrés Pérez-1989-1993 y Rafael Caldera -1994-1999). A su vez, el sindicalismo será analizado brevemente en tanto actor social, haciendo alusión a sus características estructurales, sus condicionamientos, el rol que asumía en la sociedad: relaciones con el cuerpo de trabajadores que representa y con el resto de la sociedad y su crisis.

Se intentará percibir las relaciones entre los actores elegidos, en tantos engranajes de un sistema más abarcativo: el sistema político democrático y los instrumentos/recursos que éste contiene. Los sindicatos en tanto representantes de los trabajadores y el presidente del país, en tanto representante de todo el cuerpo de ciudadanos dentro de los límites geográficos venezolanos. Focalizando en los acercamientos y funcionalidad, estrategias, o alejamientos y roces, conflictos entre ambos.

A los tópicos anteriores, se sumará uno que no podría ser ajeno: será vital una lectura de los acontecimientos desde una perspectiva populista/neopopulista y, a fin de analizar al líder en relación con los movimientos sindicales, sus estrategias/iniciativas y/o bretes entre ellos.

Numerosos son los interrogantes que se desprenden en esta presentación ¿Dónde buscar las causas de las relaciones ambivalentes entre el primer mandatario de Venezuela y los sindicatos en el momento en que se reconstituye el diseño democrático en el país? ¿Qué conlleva a impulsar a partir de una consulta popular, un referéndum a fin de desvincular de sus funciones a la cúpula de dirigentes sindicales? ¿Cómo se explica su aprobación con más de un 62%? ¿Esta derrota del movimiento sindical responde a una crisis de representación ó más a las tajantes relaciones con el estado? ¿Es el movimiento sindical el “enemigo interno” del líder populista/neopopulista?

¿Fue una estrategia para su ascenso como representante de los grupos marginados y los trabajadores dejados de lado por la Central de Trabajadores Venezolanos? ¿Necesitó desentenderse de esta CTV, que ya no daba batalla por los trabajadores y demás grupos, para presentarse como la “nueva opción” frente a las instituciones democráticas tradicionales en decadencia? ¿Fue este el punto de partida de estas relaciones irreconciliables?

Cuestiones a las que se buscará asistir a fin de despejar los interrogantes y acercarnos a comprender qué sucedió realmente durante estos primeros años del gobierno de Hugo Chávez en relación al movimiento sindical venezolano.

 

v  Marco Teórico

Entre los autores que brindarán distintos recursos a fin de contribuir a los objetivos presentados, se encuentran: Steve Ellner en “El sindicalismo frente al desafío del chavismo”, que brinda un marco histórico de las condiciones sociales y económicas durante las presidencias previas a la asunción de H. Chávez y la evolución y distintas conflictividades tanto dentro del movimiento sindical como en relación a Chávez, el protagonista de esta historia.

A fin de lograr entender los medios y condiciones en que llega H. Chávez y con el escenario en que se encuentra su asunción, como también contenidos acerca del populismo del primer mandatario y sus condiciones biográficas, el artículo de Mariela L. Gatti: “¿La Nueva  Revolución Bolivariana? Análisis del proyecto político de Hugo Chávez para llegar a la presidencia de Venezuela” será de gran ayuda para analizar ese proceso, como también y principalmente: Alberto Lovera: “Los consejos comunales en Venezuela: ¿Democracia participativa o delegativa?”.

 

En el caso del encuadre de la constitución “bolivariana” de 1999 con la cual Chávez inicia su mandato, la contribución de: Dr. Roberto Viciano Pastor y  Dr. Rubén Martínez Dalmau en el trabajo “¿Se puede hablar de un nuevo constitucionalismo latinoamericano como corriente doctrinal sistematizada?” permitió una perspectiva global en la cual Venezuela se encontraba inmersa. Del mismo modo, se recurrirá a la lectura de la constitución bolivariana de 1999.

 

Entre los estudios mencionados, también debería mencionar, el caso de “El Movimiento Sindical y El Régimen Chavista: La Década Perdida” de Froilán A. Barrios Nieves, que proporcionó los elementos necesarios, entre otros autores, para analizar al movimiento sindical en sí, su estructura y características.

Los aportes de la conferencia de Steve Ellner: “Política y movimientos sociales en Venezuela: El movimiento dirigido por Hugo Chávez y los mitos del Populismo radical” colaboraron a fin de comprender el sistema político democrático en Venezuela y el movimiento bolivariano que impulsa Chávez con su llegada al poder en 1998, como así también, las condiciones que dieron lugar por un lado, al decaimiento y descreimiento de las instituciones democráticas tradicionales, como por otro, la creación de posibilidades para el ascenso del teniente coronel.

Gregorio Salazar en “Los sindicatos frente a los procesos de transición política”, nos permitirá comprender claramente los acontecimiento que fueron surgiendo entre el chavismo y el movimiento sindical, esto además, contemplando el cuerpo constitucional y el referéndum sindical del año 2000. De gran ayuda serán, en esta temática también, la obra de Froilán A. Barrios Nieves (Movimiento Laborista Caracas). Y éste último autor, al mismo tiempo, nos brindará una serie de datos a fin de intentar una presentación del escenario económico que configuró la época.

A su vez se presentan artículos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y aquellos en contradicción con las libertades de los trabajadores denunciadas por la propia OIT.

Se destaca el uso de bibliografía relacionada con datos de populismos como neopopulismos a fin de en primer lugar intentar averiguar de qué tipo de líder estamos hablando a la hora de hacer referencia a H. Chávez Fríaz. Entre ellos, autores como: Coniff (2003), García Pelayo (1981), Luis Gómez Calcaño y Nelly Arena (2002) en Marisa Ramos.

En primer lugar, es importante destacar que hay varias cuestiones inmersas en el conflicto existente entre el presidente venezolano y los representantes de los trabajadores. Sería imposible analizar estas relaciones sin contemplar previamente ó exponer los distintos engranajes que crean y condicionan un escenario más amplio.

Dentro de los límites de los años 1999-2001 una cierta gama de condiciones económicas y sociales dieron lugar a un impasse particular en la historia de las instituciones democráticas tradicionales en Venezuela, configurando de este modo, una mayor predisposición a un descreimiento generalizado y posterior alejamiento de la gente respecto a aquellas. La llamada «crisis de gobernabilidad» que sufre la región por aquellos años, tiene elementos de pérdida de legitimidad, liderazgo y conducción, y de debilitamiento del Estado y sus instituciones. (Javier Sanin S. J., 2003). Y este es uno de los escenarios principales a analizar a fin de realizar una lectura acerca de los cruces entre el primer mandatario, el sr. Hugo Chávez Frías y una de las organizaciones sindicales más importantes del país.

La erosión de las estructuras democráticas institucionales nos lleva a preguntarnos ¿qué es lo que contribuyó, precisamente, al decaimiento de tales bastiones? ¿A qué obedece este hecho sin precedentes? Y cómo se arriba al foco principal del presente trabajo: el ataque de H. Chávez a los sindicatos, al punto de que el mismo presidente del país, convocando a una decisión ciudadana, considere necesario la destitución de la cúpula de esa representación.

En este sentido, se considera necesario, brindar una breve exposición del contexto económico de la época y las consecuencias que se consideraron relevantes a los fines de los objetivos del presente trabajo. Cuestiones que nos brindan herramientas y recursos a fin de comprender mejor las situaciones que se desenvolverán unas tras otras, cual efecto dominó.

1.      Base económica en crisis y erosión de la tradición democrática

A finales de la década de 1980, Venezuela se encontraba signada por la presencia de una crisis del modelo de acumulación del país. Una crisis que, según Miguel Arnulfo Ruiz Acosta, no sería sólo una crisis económica, sino, una crisis de tipo orgánica, hegemónica, que derivaría con una repercusión de la totalidad del bloque histórico.

Esta época está signada por la suma de un conjunto de elementos: a la contradicción económica y el clima de corrupción se le suma el descreimiento creciente de la estructura del régimen político. El sistema político se vio fuertemente sacudido si consideramos al mismo tiempo los ultrajes de las anteriores presidencias de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) y Rafael Caldera (1994-1999).

Para abordar el estudio de la conflictividad laboral en la actual gestión gubernamental iniciada en 1999 es fundamental partir de una visión regional a nivel del continente, tal como plantea el Informe de la OIT (1999) "Durante 1998, la crisis y las políticas de ajuste que debieron ser adoptadas para hacer frente a sus efectos, han provocado una brusca desaceleración del crecimiento económico y un deterioro de la situación laboral en la región, revirtiendo la leve mejoría que se produjo en 1997" .[2]

Lo detonante a nivel económico, ente otras cuestiones son: la crisis del modelo rentista petrolero ligado estrechamente al Estado Promotor y al modelo de sustitución de importaciones desarrollado desde mediados de la década de los años ’50. Sumándose entre otras características que signan el período: las políticas de ajuste de diferentes gobiernos, la recurrencia al endeudamiento extranjero, la bancarrota del sistema de seguridad social y del modelo de jubilaciones y pensiones decentes entre otros. (A. Froilán Barrios, 2008).

¿El resultado? Se produce el derrumbe del sistema de partidos en consonancia con el  descreimiento y deterioro del movimiento sindical venezolano. (Ellner Steve, 2003). Y la crisis generalizada termina potenciando un gran descontento popular.

La pérdida de prestigio del movimiento de los trabajadores puede entendérsela mejor si la leemos en clave de lo que representaba en la sociedad venezolana, ya que, responde entre otras cuestiones a los lazos cercanos que tenía con los partidos políticos tradicionales: al decaer la estructura principal del régimen político, se crean, por extensión, las condiciones que erosionan fuertemente a los sindicatos.

“Previamente los analistas políticos habían descrito a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (en adelante CTV) como uno de los principales pilares del sistema político a partir de su fundación en 1936 y como un portavoz, no solamente de los trabajadores sindicalizados, sino también de los sectores populares  en general”[3].

Hay un antecedente que no debe dejarse de lado  a la hora de entender la caída de la estructura sindical más importante de Venezuela en muchos años. Si bien desde sus comienzos, la CTV tuvo un gran protagonismo en huelgas históricas en defensa de los derechos de los trabajadores, durante los años 90, se comienza a percibir una predisposición bastante opuesta a que esto suceda. En cierto modo, no sólo ya no se lo concebía como el “guardián” de los trabajadores y de los sectores populares, sino que, comenzó a dar concesiones a las fórmulas neoliberales, que atentaban contra aquellos.

No es banal que frente tan gran descontento generalizado, la sociedad “apuntara” directamente a la mayoría de las estructuras de representación. La institución democrática y sus pilares comenzaban a verse cada vez más en decadencia y en consonancia con el desprestigio que se adhiere al movimiento sindical. En la medida en que el paquete de medidas neoliberales no fue enfrentado, comenzaron a generarse las condiciones necesarias para que se pasara de un descreimiento importante en el pilar sindical a su consideración en tanto una institución que luego iba a ser protagonista de un enfrentamiento importante con el presidente del país. Ya no era solo la sociedad la que se alejaba de los sindicatos, sino, que el teniente coronel Hugo Chávez Frías en años posteriores, iba a ser quien se llevara a cabo un enfrentamiento tajante, por los trabajadores y sectores menos favorecidos contra las estructuras sindicales.

Al unísono de estos acontecimientos se producen las condiciones de posibilidad tanto del ascenso de Hugo Chávez Frías en 1998, como de su posibilidad de captar aquel rol que la CTV había garantizado durante varios años, y cuyo rol, luego de su decaimiento ya no se encontraba en condiciones de seguir cumpliendo.

Este sería el punto de partida de las relaciones irreconciliables entre la estructura sindical más fuerte de Venezuela y el primer mandatario.

2.1  Un proyecto. Una revolución. Una Constitución.

En este punto es importante detenernos un momento en el costado político de la biografía de Hugo Chávez Frías, pues es uno de los actores principales a analizar y en este sentido, se revisarán algunos antecedentes. Lo llamativo es que no se trató, en una primera instancia, de un simple representante/candidato de un partido político, ó militante, que asciende de la arena política.

Por un lado, se trata de un líder revolucionario, populista y/o neopopulista (según ideas encontradas de varios autores que han estudiado el caso, tema que se abarcará más adelante), de quien sus inicios pueden encontrarse en la carrera militar con la que comenzó hasta ascender al grado de Teniente Coronel en 1990, siendo el líder, desde dentro de las Fuerzas Armadas, de un movimiento de jóvenes inspirados en el pensamiento bolivariano.[4]

Por otro lado, lo paradójico, y al mismo tiempo un dato importante de ser destacado es que si bien desde el principio irrumpe en la vida política con un golpe de estado, asume la presidencia (1999) a partir de elecciones democráticas, es decir, desde el resultado de los comicios celebrados como producto mismo juego democrático.[5]

¿Cuál fue su primer acercamiento al ámbito de lo político antes de llegar al poder?

El 4 de Febrero de 1992 unos 2.357 jóvenes militares guiados por H. Chávez, entonces teniente coronel, se alzaron contra el paquete de medidas económicas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) implementadas por el presidente venezolano de la época, Carlos Andrés Pérez. Los participantes pertenecían a 10 batallones de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Capital. Muchos de los integrantes del grupo formaban parte del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, cuya ideología política estaba fundada en las ideas de Simón Bolívar.[6]

El intento por derrocar el gobierno de Pérez y el de orientar la vida política del país por el camino de la justicia social falló, y todos los participantes de este acontecimiento fueron enviados a prisión. Es en la prisión de San Francisco de Yare donde Chávez pasa dos años de su vida junto con otros líderes de la insurrección esperando por un juicio. Aumentando al mismo tiempo, su popularidad entre la gente.

Lo cierto es que este grupo que buscó derrocar este gobierno previamente mencionado, fue más allá de un simple intento por darle fin un gobierno. A lo que se apunta es a algo más abarcativo y simbólico: derrocar y dar por tierra un gobierno que, de algún modo representaba muchas cuestiones que no eran toleradas y de una era que se esperaba, llegara a su fin.

Y esto es así que, en 1994, luego de las sucesivas demandas del pueblo venezolano, el presidente en ese entonces, Rafael Caldera, le concede la libertad al líder del levantamiento y a varios de sus compañeros de lucha. De este modo, el 26 de marzo de 1994, Chávez sale de prisión, iniciándose a partir de entonces, un nuevo capítulo en la historia de las lechas populares venezolanas.

Para trasladas su programa popular al poder, funda junto con un calificado grupo de armas, el Movimiento V República. Y hacia enero de 1999 tomando las banderas del bolivarianismo y del nacionalismo antineoliberal[7] Chávez asume por primera vez la presidencia de Venezuela, tras obtener un resultado electoral avasallante en los comicios celebrados el 6 de diciembre de 1998 y dejando sin posibilidad alguna a su oponente, Henrique Salas Römer,  empresario y economista, postulado por Proyecto Venezuela, un partido que él mismo fundó, y apoyado por el socialdemócrata Partido Acción Democrática (AD) y del socialcristiano Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) (los cuales se habían repartido el poder en Venezuela desde los años 60-“Punto Fijismo”).

El bloque electoral que llevó a Hugo Chávez por primera vez a la presidencia de la república era un bloque policlasista compuesto por: el Movimiento V República (MVR), Movimiento al Socialismo (MAS), Partido Comunista Venezolano (PCV) y el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP)[8].

Por primera vez en 40 años, en 1998, se concretaba la elección de un presidente ajeno a las élites partidistas de AD y COPEI. Fue electo al conseguir tres millones 673.685 votos, cifra equivalente al 56,2 % de los sufragios válidos (el segundo mayor porcentaje obtenido por un candidato presidencial durante las cuatro décadas anteriores en Venezuela). Lo cual le permitió al líder bolivariano suceder al mandatario precedente, el socialcristiano Rafael Caldera.[9]

A tan sólo un mes de gobierno, en febrero de 1999, asume la primera magistratura y promete realizar una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución que estuviere acorde a los nuevos tiempos venezolanos (todo esto bajo un régimen de paz y Democracia). De hecho, lo hace, y el 9 de agosto de ese mismo año La Asamblea Nacional Constituyente le vuelve a tomar juramento como primer Mandatario de la República de Venezuela.

Cuestiones adicionales pero pertinentes acerca de los alcances del primer mandatario entonces y el contexto político-institucional de la  época: el 12 de agosto de 1999, la Constituyente declara por decreto el Estado de Emergencia, y se otorga el poder para intervenir e incluso disolver otros órganos del Estado. Una semana después, la Asamblea disuelve el sistema judicial y poco después, el Parlamento. Lo cual, será visto desde el exterior como un "escandaloso golpe de estado".

El 15 de diciembre de 1999, mediante el voto popular, aunque con una abstención del 55%, Chávez logra sustituir la Constitución de 1961. Su promulgación significó para muchos el logro político más importante de Chávez: otorgaba más poder para el Presidente, y por primera vez, daba a los militares el derecho a participar en las elecciones, y concedía a las poblaciones indígenas nuevos y específicos derechos lingüístico, étnicos, culturales y territoriales.[10]

Ahora bien, la innovación que significó la Constitución incorporada por el gobierno de Hugo Chávez puede ser analizada más incisivamente desde una óptica más global. Y en este sentido: este tipo de reforma obedece a una corriente que comienza a presentarse aproximadamente al mismo tiempo en varios países de Latinoamérica: se trata del Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, el cual manifestaba un nuevo papel para el Estado y nuevas relaciones entre éste y la Ciudadanía. Y de este modo, entre otras cosas, se incorporan y reconocen al cuerpo constitucional, de grupos que eran marginados de larga data.

Junto con los rasgos propios, las nuevas constituciones latinoamericanas cuentan con un amplio abanico de características materiales comunes: sus cimientos, por un lado, en la activación directa del poder constituyente para el avance de las sociedades,  y por otro, en la necesidad de romper con sistemas anteriores propios del constitucionalismo débil. En este sentido, la gran apuesta del nuevo constitucionalismo reside en la búsqueda de instrumentos que repongan la perdida  (o nunca lograda) relación entre soberanía y gobierno.[11]

No podemos dejar de destacar que la democracia participativa fue el emblema de la nueva Constitución, rebautizada como Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (en adelante CRBV), y que, representó un avance en términos de garantías de derechos civiles, sociales y políticos, aunque enfatizó el presidencialismo, el centralismo y un fuero especial para los militares.[12]

En paralelo se establecen otras normas en sentido de recentralización: restricción de la autonomía de los estados y municipios al ser regulada por ley nacional; la eliminación del Senado y la creación de un parlamento nacional unicameral; interferencias a la autonomía municipal; eliminación de competencias exclusivas de las entidades federales; vulneración del situado constitucional, principal fuente de ingresos territoriales (C. Mascareño, 2007).

Este nuevo cuerpo constitucional, avanza significativamente en el establecimiento de mecanismos de participación popular, sin por ello abandonar los mecanismos de la democracia representativa. En efecto, la Constitución establece en sus principios fundamentales: “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, pluralista y de mandatos revocables” (CRBV, art. 6). (Lovera A., 2008).

El texto constitucional señala un conjunto de modalidades de la dimensión participativa de la democracia: “son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico: las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y solidaridad” (CRBV, art.70)[13].

Se reinstaura con ello una sociedad democrática, participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural; enmarcada en un Estado descentralizado y de justicia federal que asegura el derecho a la vida, al trabajo, la cultura, la educación, la justicia social y la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna.[14]

Se da comienzo, de este modo, a un nuevo ciclo histórico en Venezuela. ¿Su propulsor? El General Hugo Chávez Frías. En virtud del cual, las viejas estructuras de poder se agrietaron, cedieron y terminaron por colapsar; surgiendo entonces, por todos los poros de la sociedad, fuerzas y corrientes alternativas de cambio impregnadas de esperanzadoras demandas e inéditos desafíos.

Comienza una nueva era en muchos sentidos: no es sencillamente una nueva presidencia, es un giro histórico concreto: no sólo se destierra completamente el Punto Fijismo, sino que, mediante, en parte, convocatorias populares surge un “nuevo estado”, izando banderas muy distintas a las de años anteriores, buscando atender distintas problemáticas y apuntando la incorporación del importante rol de las masas, y los distintos grupos inmersos en ella.

En este momento, luego de haber tenido en cuenta el cuerpo constitucional, y de haber hecha una presentación de la constitucional bolivariana de 1999 dentro de un período propio de resurgimiento de varias constituciones en varios países de Latinoamérica, vamos a detenernos un momento en una cuestión central que nos proveerá de herramientas para atender a los objetivos del presente trabajo: la incorporación de las estructuras sindicales al cuerpo constitucional, y lo que no es menor: el modo en que se lo incorpora.

Se harán mención en delante de una serie de “contradicciones constitucionales” que se presenta en el cuerpo constitucional de 1999 acerca de las libertades sindicales y sus modos de organización y a su vez, el modo en que es concebida esta situación por un organismo internacional como la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

 

2.2 Cuerpo Constitucional, la incorporación sindical y el referéndum sindical.

La Constitución de 1999 y la Ley Orgánica del Trabajo reconocen y alientan el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos. Y no sólo ello, se encuentran presentes en el texto de la constitución bolivariana cuestiones como: su carácter democrático, pluralista, descentralizado, entre otras cuestiones relevantes e innovadoras.

Sin embargo, los artículos 23 y 95 de la Carta Magna que prevén la libertad de asociación, entran en franca contradicción con el artículo 293 que otorga al Poder Electoral la función de organizar las elecciones internas de los sindicatos.[15]

En este punto podemos encontrar no sólo la presencia y regulación desde el estado, sino, principalmente una fuerte intervención en los comicios propios de las organizaciones sindicales. Algo que en un principio logró parecer un avance por parte de este gobierno, y eco de esto sería el hecho de que el primer mandatario llegara al poder producto del juego democrático (luego del capítulo “puntofijista”), como un punto de partida del ciclo chavista, por otro lado, implicó la existencia de elementos significativos  como lo es el avance del gobierno dentro de las estructuras sindicales, y precisamente en las elecciones de estas organizaciones.

Esto no es un dato menor si queremos averiguar qué llega al gobierno chavista a intervenir los sindicatos y como logramos percibir, no sólo desde el referéndum sindical de 2000.

A continuación otros ejemplos de artículos que en consonancias con otros presentan ciertas contradicciones/conflictos.

Art. 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las establecidas por esta Constitución y la ley de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público.

Art. 95. Los trabajadores y las trabajadoras, sin distinción alguna y sin necesidad de autorización previa, tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen convenientes para la mejor defensa de sus derechos e intereses, así como el de afiliarse o no a ellas, de conformidad con la ley. Estas organizaciones no están sujetas a intervención, suspensión o disolución administrativa. Los trabajadores y trabajadoras están protegidos contra todo acto de discriminación o de injerencia contrario al ejercicio de este derecho. Los promotores, promotoras e integrantes de las directivas de las organizaciones sindicales gozarán de inamovilidad laboral durante el tiempo y en las condiciones que se requieran para el ejercicio de sus funciones.

Art.93. Organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos en los términos que señale la ley. Así mismo, podrán organizar procesos electorales de otras organizaciones de la sociedad civil a solicitud de éstas, o por orden de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. Las corporaciones, entidades y organizaciones aquí referidas cubrirán los costos de sus procesos eleccionarios.

 

Convenio 87 de la OIT

El Convenio número 87 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) se refiere a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación. Fue adoptado el 9 de julio de 1948 y entró en vigencia en 1950. La OIT ha denunciado en varias ocasiones al gobierno de Chávez por haber incurrido en prácticas violatorias a los acuerdos suscritos con la organización.

Por estos incumplimientos, la Comisión de Aplicación de Normas condenó moralmente a Venezuela en el marco de la 89° Conferencia Anual de la Organización, celebrada en Ginebra entre el 4 y 21 de este mes. La medida es conocida en predios del sindicalismo como "pena de muerte", porque supone el paso previo al envío de una comisión de investigación de la OIT al país.

Algunos de los artículos más importantes que han sido violados son los siguientes:

 

Libertad Sindical

Artículo 2. Los trabajadores y los empleadores, sin ninguna distinción y sin autorización previa, tienen el derecho de constituir las organizaciones que estimen convenientes, así como el de afiliarse a estas organizaciones, con la sola condición de observar los estatutos de las mismas.

Artículo 3. 1. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, el de elegir libremente sus representantes, el de organizar su administración y sus actividades y el de formular su programa de acción.

Artículo 3. 2. Las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal.

Artículo 4. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores no están sujetas a disolución o suspensión por vía administrativa.

Artículo 5.  Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de constituir federaciones y confederaciones, así como el de afiliarse a las mismas, y toda organización, federación o confederación tiene el derecho de afiliarse a organizaciones internacionales de trabajadores y de empleadores.

Artículo 8. 2. La legislación nacional no menoscabará ni será aplicada de suerte que menoscabe las garantías previstas por el presente Convenio.

 

Parte II. Protección del Derecho de Sindicación

Artículo 11. Todo Miembro de la Organización Internacional del Trabajo para el cual esté en vigor el presente Convenio se obliga a adoptar todas las medidas necesarias y apropiadas para garantizar a los trabajadores y a los empleadores el libre ejercicio del derecho de sindicación.

La Constituyente fue escenario de varios intentos, algunos de ellos abortados por la intervención directa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las quejas internacionales de la ORIT, de emitir lo que se denominaban “Decretos de Emergencia Sindical”, en los cuales se planteaba la incautación de los bienes de las organizaciones sindicales y la prohibición de salida del país de sus dirigentes. A pesar de las advertencias y protestas, más internacionales que nacionales, la Asamblea Nacional Constituyente terminó aprobando, durante los últimos días de su gestión, tres actos constituyentes marcados por una fuerte impronta antisindical, que fueron publicados en la Gaceta Oficial del 2 de marzo de 2000. (Gregorio Salazar).

 

El Referéndum Sindical

El punto de partida de este trabajo es el hecho concreto que significó la constitución de un referéndum sindical a fin de destituir a la cúpula de los dirigentes sindicales. Esta “Consulta sobre la Renovación de la dirigencia sindical” se realizó en Venezuela el 3 de Diciembre de 2000 y si bien contó con una notable abstención de 76,50%, fue aprobado por más del 62% de los votos.

En el seno del parlamento se imponiendo un acuerdo acerca del Referéndum Sindical donde, finalmente, se disuelven los comités ejecutivos de todas las centrales sindicales y sus federaciones: CTV, CUTV, CGT y CODESA. [16]

La suspensión de los directivos de las organizaciones sindicales violentó todo el orden constitucional vigente. En efecto, no sólo se trató de un movimiento antisindical, sino, que violó el fuero sindical consagrado en la Constitución y en la Ley, y por sobre todas las cosas: lesiona el derecho al debido proceso, la presunción de inocencia, el derecho a ser oído, y a defenderse contra los cargos que se imputan. (CRBV, art. 49)[17]

Podríamos afirmar en este punto que el Referéndum fue inconstitucional. Principalmente, pues como lo afirma Humberto Villasmil Prieto: “(…) pues el artículo 74 de la CRBV prohíbe el sometimiento a referéndum abrogatorio a leyes que protejan, garanticen o desarrollen derechos humanos y las que aprueben tratados internaciones”.

 

3.      Un espíritu democratizante, nacionalista y popular en clave de la Revolución Bolivariana: la “Salvadora unión ejército-pueblo”[18]

El proyecto del líder Hugo Chávez Frías constaba en un plan cívico-militar que tenía como objetivo contemplar las distintas problemáticas del país en lo teniente a temáticas como: salud, educación e infraestructura, movilizando para esto a las Fuerzas Armadas Venezolanas y la sociedad civil en general.[19]

El mandatario nacional, marcó fuertemente una postura “antiimperialista” y “antineoliberalista” combinada con la constante preocupación por marcar el fin de la corrupción, contemplar a los grupos pobres y más desprotegidos de Venezuela, minimizar el desempleo, entre otras cuestiones.[20]

Hay una suma de cuestiones interesantes a la hora de analizar el gobierno chavista desde sus primos tiempos y que quizás llamen un poco la atención a la hora de pensar el gobierno desde una perspectiva populista/neopopulista: no sólo los actores sino, las instituciones hacia las cuales se dirigió, a las cuales apuntó y a las cuáles, en la medida que quiso, disolvió.

Desde su primer gobierno motivó un giro inesperado: barrió con la totalidad de las instituciones del sistema político anterior: Congreso, Corte Suprema, Poder Judicial y órganos de control externo. (Luis Gómez Calcaño y Nelly Arena, 2002).

Y esto no es un detalle menor a la hora de pesar a este líder populista y/o neopopulista, sus relaciones con distintos actores y los por qué acerca de aquellos “enemigos” del pueblo y no otros a la hora de levantarse en salvaguardia del pueblo.

Es primordial en este punto, luego de destacar una serie de características propias del mandatario, hacer una lectura de su gobierno dentro de los términos del populismo y/o populismo latinoamericano.

En la figura carismática de Chávez encontramos rasgos de contante  invocación y dirección de sus discursos políticos al pueblo y una relación muy cercana a las masas. Encontramos la constante apelaciones a cuestiones binarias como: “amigo”-“enemigo”; “patriotas”-“antipatriotas”; los cuales alimentan constantemente el antagonismo, que plantea un enfrentamiento al “traidor”; “el corrupto”.

Se trata de un conductor histórico del nuevo estado de cosas basado en una gran fortaleza carismática de su personalidad y en un discurso de apelación constante al pueblo.

Desde el comienzo de su gobierno no sólo marco un período de difíciles relaciones con el movimiento sindical en su búsqueda por “sacarlo de raíz” apuntando a la cúpula del movimiento, sino, que también tuvo fuertes confrontaciones con la Iglesia, empresarios, la oligarquía, los medios de comunicación y, por supuesto con los ya debilitados partidos tradicionales. Siempre en y por, protección del pueblo.[21] Donde “Líder” y “Pueblo” pasaron a constituir una unidad, en la que el primero se convirtió en la encarnación incontrovertible del segundo (Nelly Arenas, 2006).

En cuanto a su discurso, podríamos destacar que resalta una orientación de izquierda y populista entre otras cosas por su constante mención y apelación en sus discursos políticos al “pueblo”. Del mismo modo que constantemente lo convoca a impulsar los cambios en Venezuela y salir del abismo en el cual se encuentra inmerso (todo a través de su Revolución Pacífica)[22].

Una de las caras del anti-imperialismo en Chávez es su nacionalismo. Un Nacionalismo que no solo asimila la nación con el pueblo sino que, asocia a su vez, a su propia persona con el colectivo nacional. En nombre de este colectivo es que el presidente se erige como el defensor de los intereses nacionales frente a la supuesta voracidad del imperio.

Gracias a su carisma y liderazgo logró movilizar a grandes masas de gente que demandaban cambios en lo teniente a lo económico, social, principalmente, en la concientización de grandes masas de gentes acerca de la pobreza, olvido, marginación, en las que estaban inmersos. Siempre desde el lugar a la invocación a un “Ideal bolivariano”: la integración definitiva de los pueblos de toda América Latina. Y principalmente, en un país y en un momento de susceptibilidad que pedían a gritos la capitalización de las demandas y disgustos de una sociedad que pedía un cambio.

“Estos líderes, casi siempre provenientes de los márgenes de sus respectivos sistemas políticos, con un discurso que insurge contra éstos –de allí su carácter antipolítico– logran una gran sintonía emocional con el pueblo al que interpelan con la oferta de su redención”[23].

Según Nelly Arenas (2006), el fenómeno de Hugo Chávez tiene mucho, tanto de los viejos como de los nuevos populismos. Podría decirse que el señor Hugo Chávez Frías es un fenómeno tanto populista como neopopulista. ¿A qué se debe esto? Posee y conviven en él características de ambos fenómenos y no por ello se opone a uno y otro. En este sentido, es neopopulista en primer lugar porque pertenece a este tiempo.

Una de las cuestiones que nos hace pensar en el caso de H. Chávez como un “populismo” consta en que, como en los viejos populismos, es producto de una fuerte fractura del sistema sociopolítico que dominó en Venezuela desde la reinauguración de la democracia en 1958, fundado hasta entonces en un conjunto de pactos constitutivos.

Por otro lado, uno de los rasgos en los que coinciden los que han acuñado el término neopopulismo es el carácter de outsider de los líderes que a la luz de los desgastes de las instituciones políticas, surgidas en el marco de los estados desarrollistas, irrumpieron a finales de los ochenta desde los márgenes de sus respectivos sistemas políticos con la promesa de la salvación de los excluidos.

Según Coniff (2003), los gobiernos neopopulistas abandonaron el intervencionismo de Estado en materia económica; se mostraron dispuestos a desprenderse de sectores que fueron cruciales en el pasado como los sindicatos e industriales organizados, conquistando sus apoyos preferiblemente fuera de ellos, e hicieron menos énfasis en la cultura popular. Algunos de estos elementos pueden adjudicársele a Chávez cómodamente, otros no, lo que dificulta su identificación automática con los fenómenos calificados de neopopulistas, pero no la imposibilita.

Pero a diferencia de los viejos, el de Chávez es un populismo militarista, lo que puede estar inaugurando un tipo de neopopulismo afincado en los líderes que provienen de las filas castrenses, que puede afectar más aun, suponemos, la relación ambigua que tanto en el pasado como en el presente, los populismos mantuvieron con la democracia.

El objetivo principal que guiará este estilo de gobierno no será otro que el de incorporar a los postergados al reino de la felicidad negada por el sistema anterior, controlado por la “oligarquía” que en el lenguaje chavista no queda claro si se trata de la elite económica o de la política, o de ambas a la vez. En todo caso, se trata de un enemigo responsable de la debacle nacional, al que debe hacerse desaparecer, so pena de que la promesa del “reino feliz de los tiempos finales” (García Pelayo, 1981) no se cumpla.

Entonces, estos rasgos presentes de tanto populismo como neopopulismo en H. Chávez nos llevan a preguntarnos: ¿qué sucedía en el caso de los sindicatos? ¿Era otro de los casos de “enemigos” del pueblo y ergo, del líder?

Lo cierto es que el gobierno del teniente general no sólo buscó dinamitar al movimiento sindical, sino que, buscó hacerlo en un contexto de derrumbe de estas instituciones. Y esto es lo desconcertante. En medio del descontento popular, la crisis económica, la imposibilidad de sostenerse las instituciones democráticas tradicionales, la incorporación desde las propias negociaciones sindicales de medidas neoliberales que poco tenían en cuenta las reivindicaciones de los trabajadores, del alejamiento de los propios trabajadores de sus estructuras representativas, el sr. H. Chávez no sólo convocó a un referéndum para destituir a la cúpula sindical, sino que, llegó a intentar crear una organización de base “al mejor estilo” CTV, sujeta al proyecto del líder.

 

4. El Chavismo en tiempos del Sindicalismo

En este momento será necesario focalizarnos claramente en las relaciones entre el primer mandatario de Venezuela y los movimientos sindicales. Siempre relaciones de encuentros y enfrentamientos. Se destaca un documento publicado en la fecha del 26 de febrero de 1999 que posibilita ciertos datos acerca del modo en que concebían en ese momento histórico estas mismas relaciones desde dentro de las fábricas mismas. Y las promesas dirigidas a las fábricas desde el primer mandatario.

Realizado en Caracas, el día 26 de Febrero de 1999 nos permite ver el modo en que la crisis histórica de los sindicatos estaba siendo cada vez mayor debido a las reformas presidenciales en vías a democratizar, moralizar y eliminar el partidismo en el movimiento sindical. Es en este contexto en el que la mayor central sindical venezolana, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), afronta su mayor crisis histórica.

"Estoy dispuesto a ir a las fábricas" a dialogar directamente con los trabajadores, dijo Chávez, quien declaró ilegítima a la dirigencia de la CTV, que quedó fuera del tradicional diálogo tripartito con empresarios y Gobierno.

La CTV ha sido históricamente acusada de estar dominada por los partidos en el poder, con predominio del socialdemócrata Acción Democrática (AD), y de corrupción (quebró dos veces un banco obrero a un costo del equivalente a unos 4.000 millones de dólares en los años 80, y uno de sus presidentes estuvo preso acusado de beneficiarse ilícitamente con la construcción de unos apartamentos). (AFP. Diario HOY) (P. 10-A).

Apenas consolidado el cambio de Gobierno, el Frente Constituyente de Trabajadores (FCT), creado a instancias de Chávez, inició una ofensiva con asambleas en todo el país que culminarán en un referéndum laboral en abril y una asamblea nacional el día 10 de ese mes, para decidir "el futuro del movimiento sindical", dijo su líder, Nicolás Maduro.

Por aquel entonces, comenzó a circular lo siguiente: el secretario general de la CTV, Carlos Navarro, replicó que el presidente y los partidos en el poder "tienen una estrategia muy evidente: las instituciones que les quitan espacio, hacen oposición o no forman parte de su proyecto, van a ser sustituidas, desprestigiadas o eliminadas".[24]

En este punto, podemos percibir el modo en que desde las organizaciones sindicales percibían no sólo las difíciles relaciones con el gobierno, sino, las acciones dirigidas a “dar batalla” a todo aquellos que no formaba parte del proyecto chavista y la revolución bolivariana.

Todo eso nos lleva a un punto esencial de este trabajo: desde que Chávez asumió el poder en febrero de 1999, los sindicatos se han convertido en un hueso duro de roer para el gobierno. El Chavismo ha enfrentado el mayor número de huelgas y manifestaciones que cualquier otro Presidente en sus dos primeros años de gestión, en reclamo de reivindicaciones económicas e incumplimiento de acuerdos.[25]

El triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998 sumió en una profunda depresión a los máximos representantes del sindicalismo y de esta cuestión ya no quedan dudas.

El primer indicio de intervención estatal en la vida de los sindicatos quedó registrado en el artículo 293 de la Constitución Bolivariana en su aparte 6, el cual otorga al Poder Electoral la función de "organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos". Esto sería el comienzo de una larga batalla por el control de los sindicatos.

En la CTV ha habido corrupción como en cualquier otra institución del "puntofijismo", pero parte de esa mala imagen comenzó a cambiar cuando Federico Ramírez León, presidente de la central obrera hasta diciembre pasado, inició una reestructuración interna. Este hecho ha servido de fortaleza para resistir las embestidas del Presidente.

 

v  Conclusiones

Acerca del sr. Hugo Chávez Frías, indiscutible es que contaba con un gran apoyo de las masas, y ello principalmente por todo lo que representaba su liderazgo. Despertó y radicalizó a las masas que finalmente entraron en el proceso de auto asumirse como sujetos del proceso bolivariano. Lo cual no es un dato menor a la hora de comparar esta inclusión a la par de los períodos presidenciales anteriores.

En un contexto en que las viejas estructuras de poder se agrietaron y colapsaron, fue el turno del presidente H. Chávez de liderar al pueblo venezolano en un nuevo ciclo histórico en el cual surgía por todos los poros de la sociedad las demandas e inéditos desafíos. Y en este sentido: el modelo político que se había constituido sobre las base del Pacto de Punto Fijo, había llegado a su fin.

Lo que se presenta en un momento del trabajo a fin de intentar desentrañar es si el ataque al movimiento sindical se trata de una estrategia propia de una campaña electoral para asumir el poder ó si los sindicatos son sencillamente un “enemigo interno” del líder populista/neopopulista.

En este sentido, lo real es que en ese momento, de total descreimiento a la instituciones democráticas tradicionales, presentarse en consonancia con éstas no una opción esperanzadora, sino, todo lo contrario. Por cual, sería entendible que se presente como la “alternativa” distinguida y creadora de una nueva era frente a la estructura del sistema político democrático en decadencia. Aun así, esta institución ya estaba en decaimiento, por lo que, es difícil comprender por qué se dirige con tanto énfasis  a darlo por tierra cuando ya no sólo no tenía  la capacidad de generar huelgas como las que solía poder concretar, sino, que el apoyo de la gente, y desde los trabajadores mismos ya no era el mismo. Pareciera ser que la estrategia de presentarse como una opción “distinta” de estas instituciones le garantizaría un éxito electoral que, quizás, a los fines de mantenerse en el  gobierno le sería de significativa ayuda. Y quizás por esto esta  constancia en seguir “oponiéndose” a las viejas estructuras políticas-representativas.

Lo cierto también es que, en términos de presentarse como la opción alternativa frente a las viejas instituciones de representación como las propias de la tradición democrática, los sectores frente a lo que esto fue dirigido no fueron sólo fueron los sindicatos u otros actores, no olvidemos que la misma Asamblea Constituyente se encargó de disolver tanto el Sistema Judicial como el Parlamento.

Por otro lado, desde la óptica del populismo y neopopulismo, podríamos decir que en realidad, Chávez  tuvo malas y encontradas relaciones con varios de los actores propios de la sociedad, no sólo con los sindicatos. Podríamos asumir que los sindicatos fueron uno de los “enemigos internos” del líder, pero del mismo modo en que lo fueron varios actores propios del período.

Es difícil asumir  si la razón por la cual busca desintegrar por completo a los sindicatos es por una cuestión o por otra, o por ambas. No existe ninguna bibliografía que nos permita desechar alguna de las dos hipótesis o ambas. Lo que sucede es que ambas cuestiones pueden haber sido motivos suficientes para llegar al poder tanto como para que el líder se mantuviese en el mandato.

Al mismo tiempo, quizás sería un intento por demostrar que sus intenciones y discurso eran verídicos y que estaba dispuesto a llevarlos al acto. Y que principalmente, venía dispuesto a instaurar el comienzo de un nuevo ciclo histórico del país. Pues, se necesitaba en ese momento alguien que encarne las necesidades populares desatendidas y destierre los vestigios de los últimos gobiernos que se habían mantenido en el poder por años por medios de acuerdos entre los partidos, y que habían sumado a estos hechos de corrupción, la aplicación de un paquete de medidas neoliberales inspiradas en las recetas del FMI que no hicieron más que apuntalar a las masas.

 

v  Bibliografía

 

Libros

·         Steve Ellner y Daniel Hellinger, Coordinadores 2003: “La política venezolana en la época de Chávez. Clases, polarización y conflicto”. Editorial Nueva Sociedad. Caracas.

 

Publicaciones web

·         Alberto Lovera. “Los consejos comunales en Venezuela: ¿Democracia participativa o delegativa?”.

·         Barrios, Nieves Froilán. “El movimiento sindical y el régimen chavista: la década perdida”.

·         Conniff, Michael. 2003. Neopopulismo en América Latina. La década de los 90 y después. Revista de Ciencia Política. Vol XXIII, Nº 1 p. 20-31.

·         Constitución Bolivariana de 1999.

·         Currículum del Ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Señor Hugo Chávez Frías. En Contrainformación en red orientado a los movimientos sociales. http://www.nodo50.org/alerta/currich.htm

·         EcuRed. Enciclopedia en red de información cubana.

·         Ellner, Steve. “El sindicalismo frente al desafío del chavismo”.

·         Ellner, Steve. “Política y movimientos sociales en Venezuela: El movimiento dirigido por Hugo Chávez y los mitos del Populismo radical” (Conferencia).

·         Gatti, Mariela L.: “¿La nueva revolución bolivariana? Análisis del proyecto político de Hugo Chávez para llegar a la presidencia de Venezuela”. En revcienciapolítica.com.ar

·         Humberto Villasmil Prieto. “Fundamentos del derecho sindical venezolano”.

·         “Hugo Chávez vs los Sindicatos”. Diario Hoy. Caracas Venezuela. 26 de Febrero de 1999.Luis Gómez Calcaño y Nelly Arenas en: “Venezuela: rupturas y continuidades del sistema político: 1999-2001”. Marisa Ramos.

·         Mayorga, René (s/f). “Antipolítica y neopopulismo en América Latina”.

·         Mascareño, Carlos. (2007). El Federalismo venezolano recentralizado”. Provincia, n° 17, Cieprol, Mérida-Venezuela.

·         Nelly Arenas  (2006) “El proyecto chavista: entre el viejo y el nuevo populismo.

·         Ramírez Roa, Rosaly. 2003. La política extraviada en la Venezuela de los años 90: entre rigidez institucional y neopopulismo. Revista de Ciencia Política. Vol. XXIII, Nº 1, p. 137-158.

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·         Ruiz Acosta, Miguel Arnulfo. “Crisis orgánica y nuevo orden estatal en la Venezuela contemporánea”, 2010.

·         Salazar, Gregorio: “Libertades sindicales en Venezuela en los comienzos de la V República”.

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·         VenEconomía. Principal casa editora de publicaciones especializadas en el ámbito de los negocios en Venezuela. (http://www.veneconomia.com).

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·         Vilas, Carlos (2003): “¿Populismos reciclados o Neoliberalismo a secas?” en Autores Varios: “La región Andina: entre los nuevos populismos y la movilización social”.

·         Zermeño, Sergio. 1989. El regreso del Líder: crisis, neoliberalismo y desorden. Revista Mexicana de Sociología. Vol. 51, Nº 4, p. 115-150.

 



[1] Carrera de Ciencia Política (UBA)

[2] “El movimiento sindical y el régimen chavista: la década perdida”. Froilán A. Barrios.

[3] Collier/Collier, p. 251-270; Ellner 1993, p. 102.

[4] Currículum del Ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Señor Hugo Chávez Frías.

[5] Acervos Digitales Universidad de las Américas Puebla, México.

[6] EcuRed. Enciclopedia en red de información cubana.

[7] Alberto Lovera. “Los consejos comunales en Venezuela: ¿Democracia participativa o delegativa?”.

[8] Inicio de la Presidencia de Hugo Chávez Frías. http://www.nodo50.org/alerta/igobier.htm

[9]  EcuRed. Enciclopedia en red de información cubana.

[10] Monografía del sr. Hugo Chávez Frías.

[11] Viciano Pastor, Roberto y  Dalmau, Rubén Martínez.  “¿Se puede hablar de un Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano como corriente sistematizada?”

[12] Alberto Lovera. “Los consejos comunales en Venezuela: ¿Democracia participativa o delegativa?”. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.14 n.1 Caracas abril 2008.

[13] Ídem referencia anterior (11)-

[14]  EcuRed. Enciclopedia Cubana en red.  

[15] “El Sindicalismo en tiempos de Chávez”. Revista on-line de Economía Venezolana.

[16] “El movimiento sindical y el régimen chavista: la década perdida”. Froilán A. Barrios Nieves, 2008.

[17] Humberto Villasmil Prieto. Fundamentos del derecho sindical venezolano”.

[18] Nelly Arenas, Op. Cit.,  P 195-196.

[19] Inicio de la Presidencia de Hugo Chávez Frías. (www.nodo50.org/alerta/igobier.html)

[20]Acervos Digitales Universidad de las Américas Puebla, México.

[21] Luis Gómez Calcaño y Nelly Arenas en: “Venezuela: rupturas y continuidades del sistema político: 1999-2001”, Marisa Ramos.

[22] Ídem.

[23] Nelly Arenas, 2006.

[24] Entrevista a AFP. Diario HOY (P. 10-A)

[25] “El Sindicalismo en tiempos de Chávez”. De “VenEcoomía”. principal casa editora de publicaciones especializadas en el ámbito de los negocios en Venezuela. http://www.veneconomia.com/site/files/articulos/artEsp591_336.pdf